Capítulo 1

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Lucía se sentía especialmente deprimida aquel día de agosto. Acababa de ver un vlive de Jimin y la había atacado de nuevo el pensamiento de que jamás llegaría a conocerlo. A ese pensamiento le solía seguir otro igualmente devastador: incluso si lo conociese, ¿qué tenía ella de especial?

Jimin no sólo era guapo, tierno y talentoso; además había luchado por lograr su sueño desde muy joven. Y ahí estaba ella, perdiendo horas de su vida viendo vídeos y leyendo fanfics, sin siquiera tener clara cuál era su pasión.

Su amiga Alicia solía reconocer muy bien estos estados de ánimo, al fin y al cabo se conocían desde niñas. Ella no compartía ese fervor por el kpop pero entendía y respetaba los gustos de Lucía. Incluso alguna vez se dejaba arrastrar a ver videoclips durante horas.

Como sabía muy bien que tenía que sacarla de su cuarto, ideó el plan perfecto. Esa noche irían a ver la lluvia de estrellas que habían anunciado en las noticias. Preparó algo para picar, convenció a su hermano mayor, que iría junto a su novia, para que las acompañase y pasó a por su amiga a la 11 en punto.

◾ ◾ ◾

Encontraron un sitio genial para ver las estrellas: en medio del campo, alejados de las luces de la ciudad y sin más ruido que el de las hojas de los árboles meciéndose con la brisa.

El hermano de Alicia abrazaba a su novia apoyado en el capó del coche.

- No os alejeis mucho chicas - les pidió.

Menos mal que se refería a físicamente, porque la mente de Lucía estaba a miles de km de allí. La luna nueva bañaba la tierra de oscuridad, permitiendo ver con claridad los destellos brillantes de los astros. Ella nunca había visto una estrella fugaz y se sentía tan distraída que creía que se las perdería todas.

- Mira, ¡Ahí hay una! - gritó Alicia.

Esa situación se repitió varias veces pero Lucía siempre llegaba tarde.

- Si no prestas atención no podrás pedir un deseo - le advirtió su amiga.

Los ojos de la chica cobraron vida con esa frase. ¡Claro, un deseo! ¿Y si se cumplía?

Puso todo su empeño en observar al cielo atendiendo a cada detalle y por fin, ahí estaba: si primera estrella fugaz.

*Deseo (pensó) llegar a besar al chico del que estoy enamorada, al menos una vez.*

La noche siguió y les trajo muchas más oportunidades para pedir deseos, y aprovechó cada una de ellas para repetir el mismo. Se sentía mejor. Tenía un cosquilleo en el estómago. Sentía esperanza.

◾ ◾ ◾

El despertador sonó sin compasión en su oído. Al parecer se había quedado durmiendo con el móvil pegado a la cara. Se estiró y bostezó antes de abrir los ojos. Parecía como si no hubiese dormido nada. Fue a atrasar la alarma 5 minutos y entonces fue cuando se dio cuenta de que nada estaba en su sitio.

Para empezar, ¿cómo demonios paraba ese sonido estridente? Tocó todos los botones posibles del teléfono, que no recordaba negro, hasta que dio con la correcta.

- ¡Apágala ya! - le gritó una voz desde algún lugar de la habitación. El idioma era extraño pero sorprendentemente lo entendió.

Comenzó a asustarse al mirar alrededor y ver que aquél no era su cuarto. Los muebles eran oscuros y estaban llenos de aparatos electrónicos, no estaban sus fotos, ni sus peluches, hasta las sábanas eran negras.

¿Dónde diablos estaba?

El dueño de la voz que la había asustado antes hizo acto de presencia:

- La próxima vez que tardes tanto en apagar el despertador me veré obligado a tirarlo contra el suelo.

Y Jin salió del dormitorio.

A Lucía el corazón se le salía del pecho. ¿Estaba alucinando, soñando? ¿De verdad acababa de ver a Jin en calzoncillos a tan solo unos metros de distancia?

Saltó de la cama torpemente para mirarse en el espejo de una de las paredes. Unos ojos asiáticos le devolvieron la mirada. Con el pelo revuelto y un pijama de rayas, el mismísimo Min Yoongi la contemplaba con cara de asombro.

◾ ◾ ◾

Min Yoongi había tenido días raros pero ninguno como ese. Completamente desubicado, miraba en todas direcciones desde la ventanilla de un coche mientras una señora que decía ser su madre lo llevaba al instituto.

No entendía muy bien nada de lo que había sucedido desde que abrió los ojos por la mañana. Para empezar... Era una chica. Y ya está. No hacía falta explicar mucho más para entender su estado de shock.

Le habían metido prisa desde el momento en que sonó la alarma de un móvil con funda de unicornios. Le hablaban en español. ¡Y lo entendía! Aunque se las había arreglado para no abrir la boca aún, ni siquiera sabía qué decir o preguntar.

- ¡Venga! ¿A que esperas?- le dijo la señora después de esperar un minuto aparcada en la puerta de un edificio.

Yoongi salió sin decir más que "adiós", y se sorprendió por su voz femenina. La mujer tocó la bocina desde el coche y él se giró.

- ¿Pero donde te crees que vas sin la mochila?

-Ah...- contestó. Cogió una mochila sin tener ni idea de qué había dentro y se dirigió al edificio.

Antes de que se decidiera sobre entrar o salir corriendo, una chica rubia lo agarró del brazo.

- ¡Lucía! ¿Es que no has visto mis mensajes de esta mañana?

- Eh...

- No he hecho los ejercicios de inglés. Ya verás, no voy a aprobar la recuperación de septiembre. ¡Estoy súper agobiada! ¿Los tienes?

- No.

Alicia notó poco habladora a su amiga pero entendía que seguía un poco triste. La cogió de la mano y la arrastró hacia las clases.

¡Devuélveme mi cuerpo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora