Capítulo 16

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Alicia y Yoongi saludaron a Namjoon y Lucía, que esperaban en el piso superior de la cafetería. Los chicos frecuentaban mucho ese lugar porque encontraban la intimidad de la que no podían disfrutar en otros sitios. Con las cortinas cerradas estaban a salvo de las miradas indiscretas de  la calle y, por supuesto, en ese espacio estaba prohibida la entrada al resto de clientes.

Namjoon estaba entre despreocupado y torpe. Intentaba parecer seguro y simpático pero tropezó un par de veces al indicarles sus asientos, lo que rompió irremediablemente el encanto. Lucía, por su parte, se mostraba más tranquila pero no quitaba ojo a las acciones de RM. Sabía que cada gesto estaba dirigido a ella y la actitud con la que Suga recibiese esas atenciones, la preocupaba.

Como comenzaba a ser habitual, los mismos nervios de siempre podían leerse en Alicia, presa de su timidez. Parecía levitar hasta llegar a su silla por hacer el menor ruido posible. Cuando se sentó, lanzó una mirada fugaz a Lucía para bajar de nuevo los ojos a la mesa inmediatamente, pero su amiga ni siquiera lo percibió. Quien llamaba más su atención en ese momento era Suga, que tenía una expresión como si estuviese pasando el peor día de su vida.

A pesar de que era el que menos conocía a las chicas, Namjoon se encargó de romper el hielo.

—Bueno, ¿habíais estado antes en Corea?—Acompañó la pregunta en inglés con una sonrisa, mirándolas a las dos.

Yoongi contestó que no, secamente, y Alicia hizo el esfuerzo de elaborar algo más su respuesta usando el escaso inglés que manejaba.

—Es la primera vez, pero nos gusta mucho: es muy bonito.

Lucía observaba a Suga con una expresión muy tensa, preguntándose qué demonios le pasaba para estar siendo tan antipático.

—Nosotros no os podemos acompañar, pero hay muchísimos sitios que tenéis que visitar y que os van a encantar. Como Gangn...

—Estuvimos ayer.—Le cortó Yoongi.

Alicia asentía sonriendo tímidamente. Veía que su amiga estaba poco habladora pero ella no dominaba tanto la lengua como para añadir mucho más. Era muy difícil comunicarse en grupo con 3 idiomas sobre la mesa que no todos hablaban. 

—Namjoon, —Intervino Lucía para arreglar un poco aquello.—¿Querías aprender algo de español, no?

—¡Sí, claro!—Contestó él, ansioso porque fluyera la conversación.

El problema fue que la conversación sólo fluía porque Lucía ponía todo su empeño en rellenar los silencios incómodos de Yoongi, ayudada por Alicia, que luchaba por vencer su timidez. Así comenzaron a enseñarle a Namjoon palabras y expresiones graciosas en español. Y él, a su vez, explicaba la pronunciación correcta de esas mismas frases en coreano. Eso hizo que Alicia se sintiese mucho más cómoda, tratando de imitar el acento correcto, sin éxito la mayoría de las veces. Yoongi participaba exclusivamente para corregir a su amiga y reirle las bromas, aunque con menos entusiasmo del acostumbrado.

Lucía no paraba de hacerle gestos a Suga y lanzarle miradas reprobatorias, cuando los demás no miraban. Finalmente él captó una de aquellas señales asesinas y se disculparon un momento con la excusa de ir a pedir algo al mostrador de la cafetería. Mientras bajaban las escaleras, Lucía aprovechó su estatura (algo mayor que la de él) para intimidarlo a la vez que lo paraba con una mano.

—¿Se puede saber qué estás haciendo?¿No puedes estar algo más simpático? ¡Es tu amigo!—Le recriminó.

—Mira, siento como si me hubiese atropellado un camión y me hubiese dejado a morir en el asfalto. Discúlpame si no sonrío más.—Contestó Yoongi.

¡Devuélveme mi cuerpo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora