Capítulo 12

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Lucía se despertó aquella mañana de mal humor y si por ella hubiese sido, hubiese vuelto a la cama después del desayuno. Pero tenía que ir a una prueba de vestuario de una famosa marca que patrocinaría la próxima gira de BTS. Lo primero que escuchó fueron los ruidos que hacían los petauros de Jin mientras su dueño les daba yogur cariñosamente, como si de una madre se tratara. Adoraba ver cada día a esos animales, pero hasta ellos le molestaban esa mañana. Jimin seguiría queriendo a la tal Somin, seguramente. Sólo habían pasado unas horas desde que se lo había confesado a Lucía, rompiéndole el corazón en mil pedazos. 

Su Jimin no era tan intocable como había pensado absurdamente, mucho tiempo atrás. No vivía en una burbuja donde era inaccesible para el resto de los humanos. Se relacionaba con mucha gente a lo largo del día, personas que pasaban puntualmente sin más y otras que duraban mucho tiempo. Tenía sentido que entablase relaciones más estrechas con ellas, pero resultaba muy doloroso haberlo tenido que aprender de golpe y de aquella manera. No había tenido la oportunidad de enamorarlo y aún así, él ya estaba ilusionado por otra. Lo sabía por el brillo de sus ojos al contarlo, que seguramente era similar al que tenía ella al mirarlo.

—¡Despierta de una vez, Romeo! Y date prisa, los demás ya están desayunando.—Le dijo Jin al escucharla bostezar desde la cama. Le extrañó el sobrenombre de "Romeo" pero entonces recordó que todos habían asumido, erróneamente, que tenía una novia española que había venido a visitarlo unos días.

Se puso en pie con lentitud, más cansada de ánimo que de cuerpo, y se acercó a Jin para saludar a sus mascotas. El mayor se sentaba en el suelo con una mantita sobre sus piernas para arropar a los animales. La escena le restaba al chico al menos 10 años, pero su voz grave se los devolvió mientras volvía a meterle prisa a Lucía.

—¡Yoongi, llegaremos tarde!

La mañana pasó volando. Después del desayuno los recogieron para llevarlos a los talleres de la marca de ropa que había creado sus trajes. El ambiente entre todos los miembros era realmente bueno. Después del primer concierto, todos estaban muy contentos y llenos de energía. No tendrían otro hasta más adelante pero les había servido para cargar las pilas y dejarlos con ganas de más. 

—¿Van a venir tus amigas hoy al ensayo?—Preguntó en algún momento Tae, mientras le colocaban una americana de lentejuelas a medida.

En el poco tiempo que lo había conocido personalmente había demostrado tener bien merecida la fama de sociable. Allá donde iba conocía a todo el mundo y todos le adoraban. Era divertido de una manera especial, y cuando menos te lo esperabas tenía comentarios y respuestas realmente ingeniosos. Pero lo más importante era que tenía un gran corazón. Era muy fácil llevarse bien con él.

—Aún no he hablado con ellas. Sigo pensando que quizás no es una buena idea...—Contestó Lucía.

—Venga, ¡será divertido!—Insistió él.

Jungkook daba vueltas alrededor de ellos escuchando la conversación, aún con su ropa de calle.

—¿A que sí, Jungkook?—Buscó apoyo Tae.

—¡A mí no me metas!—Contestó el maknae, apartándose un poco de ellos.

Lucía había observado que, a pesar de ser prácticamente el centro del grupo, era realmente tímido cuando se trataba de desconocidos. Nunca dudaba en hacer bromas y estupideces con sus compañeros y los miembros del staff, pero se convertía en otra persona cuando no tenía confianza. Estaba convencida de que si supiese que no era Yoongi quien habitaba su cuerpo, aún no le habría dirigido más de dos frases seguidas. Pero eso no impedía que tuviese curiosidad por las nuevas chicas; que, evidentemente, la tenía.

¡Devuélveme mi cuerpo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora