Un día.
Si, ese era el tiempo que me quedaba para tener que enfrentarme a todo lo que me esperaba... ¡y todavía no tenía la copia del mandato! Miro a Caleb mientras este inspecciona no sé que documento sobre la sopa. Solo espero que no se le manche, aunque sería gracioso.
-Por cierto...-Interrumpe mis pensamientos, dejando el papel sobre la mesa y mirándome.- ¿Qué te parece si mañana hacemos una excursión?
Aquello hace que todos mis miedos me invadan y esté a punto de escupir la comida. Por suerte, puedo contenerme a tiempo.
-¿Excursión?-Pregunto de vuelta, fingiendo estar ilusionada.- ¿A dónde?
-Sorpresa.-Ríe con voz cantarina, pero sus ojos han perdido cierto brillo al decir aquello.-Pero tranquila, estoy seguro de que te gustará.
-Más te vale, o sino no volveré a hablarte.-Trato de amenazarle con voz dura, pero solo lo consigo a medias y la risa nos gana a ambos.-No vale, intentaba parecer seria.
-Ya, seguro...
El resto de la velada la pasamos riendo. Pero algo dentro de mi siente pena, y esa tristeza se acrecienta una vez llego a mi solitaria habitación. ¿Por qué todo tiene que ser así? Sé que podríamos habernos llevado genial fuera de aquí, en otra realidad en la que su familia no le hubiera mentido y todo estuviera bien. Con estos pensamientos en mi mente, me tiro sobre la cama... cayendo sobre lo que parece una caja. Masajeando la zona dolorida, procedo a abrirla y a sacar (al fin) la copia del mandato.
Restándole importancia al cómo es que había llegado allí, y con la intención de evitar una batalla, me dirijo hacia donde he supuesto que está la habitación de Caleb. Mis nervios se disparan aun más cuando llego a ese pasillo y me encuentro medio centenar de puertas, todas ellas cerradas. Si, lo se, la suerte me adora.
-¿Caleb?-Pregunto a la entrada del pasillo, lo suficientemente alto como para que me escuche.
Antes de que conteste, si es que lo hace, activo la pulsera y ruego al Ángel que Valadía lo escuche (por si termino llendo a algún lugar a la fuerza y eso). No sé si para mi suerte o mi desgracia, una puerta a la mitad del pasillo se abre y por ella aparece el hombre que me mantiene aquí cautiva. Tomando aire, comienzo a acercarme a él.
-Sophie.-Saluda sorprendido. Al parecer, ya se ha acostumbrado tanto a que lo llame por su nombre que ni nota que ese no es el que me dijo.-¿Ocurre algo?
-Tengo que enseñarte algo.-Digo, sintiendo mi cuerpo como un flan.-Y, por favor, te pido que lo leas hasta el final.
Y le entrego la copia del manuscrito. Él, sin alterar la expresión, la toma suavemente entre sus manos y comienza a leer. Durante largos segundos, el silencio se cierne sobre nosotros de forma amenazante, y me veo obligada a entrelazar las manos tras la espalda apretando fuerte para que no tiemblen. El miedo a saber cómo se lo tomará se clava en mi estómago de forma incómoda. Y lo peor es que no tardo mucho en saberlo.
Poco a poco, su aspecto va deformándose hasta adquirir el que tenía la primera vez que lo vi. Sus manos, llegando al final de la lectura, arrugan más y más la hoja y, por si fuera poco, empieza a emitir un tenue sonido que me recuerda al de un gruñido. Está enfadado.
-¿Me puedes decir de dónde ha salido esta ba... de dónde has sacado esto?-Pregunta, y noto claramente que se está conteniendo para no gritarme.
Tengo que encontrar una forma de responder que no empeore las cosas, pero no tengo ni idea de cual puede ser. Suerte que no me sonríe, ¿dónde estás?
-Ehm...Pues...-Titubeo.-Me lo dio una amiga hace un tiempo por si encontraba su destinatario y e...
Su rugido y el golpe a la pared que hace que esta se rompe provocan que me encoja en el sitio. La furia se puede ver con claridad en su rostro, y su intento por contenerla también.
-¿Sabes? Quería esperar hasta mañana.-Dice,tratando de modular su voz para que sea suave.-Pero, ¿por qué esperar? Nos vamos de viaje, ven conmigo.
Su orden me pilla absolutamente por sorpresa, al menos en lo que se refiere a la parte de adelantar el día.
-Espera.-Trato de detenerlo, más para aclarar mis ideas y ganar tiempo que por otra cosa.-¿De viaje? ¿A dónde? ¿Y por qué tan repentino?
Él se vuelve para mirarme, sus ojos gris heráldico sin mostrar emoción alguna.
-¿Recuerdas que rapté a tus padres? Pues lo hice porque quiero destruir el reino de las hadas y a esos nefilim incompetentes.-Explica, y su voz, lejos de ser suave como siempre, parece cortar como una daga.- Tuve que conseguir la sangre de tu madre y una muestra de sangre de cada especie de subterráneo, y he intentado por todos los medios que quisieras colaborar en esto de forma voluntaria pero... ¿sabes? Ya no importar. Lo único que necesitaba era hacerte mía, y ahora eres mi rehén así que ya no tengo por qué esperar más para vengarme de esa maldita arpía.
Y dicho eso, agarra de mi muñeca y tira de mí por el pasillo. Sus garras arañan mi piel, pero no me duele más que sus palabras. ¿Por qué si ya lo sabía me hiere el que lo diga en voz alta? Como un último acto de resistencia (y espero que no también de estupidez) me zafo de su agarre y retrocedo unos cuantos pasos.
-No pienso ir contigo.-Afirmó, tratando de mostrarme segura de mis palabras.-Cuando te encontré en Toulouse lo hice porque pensaba que merecías saber la verdad.-Aquello es en parte mentira pero, ¿qué más dada? Como se suele decir "de perdidos al río".-Todo lo que está recogido en ese manuscrito es real, es verdad. Sé que cuesta creer que tu madre te mintiera, y seguro que no lo hacía con mala intención sino solo para mantener a su lado al ser que más quería. Pero, ¡abre los ojos, maldita sea!
No puedo evitar gritarle, pero en serio necesito que lo entienda.
-Sé perfectamente cual es tu plan, lo he sabido desde el principio. Pero he sido tan imbécil de confiar en que tienes una pizca de corazón en algún lugar, que realmente quieres a tu familia, y que podría hacerte ver que estás equivocado.-Confieso.-¿En serio me he equivocado tanto?
Durante no sé cuanto tiempo nos quedamos mirándonos el uno al otro, sus ojos grises en los míos bicolores, esperando a que alguno haga algo. Finalmente, es él quien suspira y se acerca a mí.
-No, no te has equivocado tanto.-Contesta, volviendo a tomar mi muñeca y volviendo poco a poco a su aspecto natural.-Quiero a mi familia más que a nada ni a nadie. Y sé que ese manuscrito es verdadero, que todo lo que en él hay escrito es cierto.
Aquella palabras hacen que un simple rayo de esperanza se empiece a abrir paso en mi mente.
-Pero eso justo por eso por lo que debo seguir. Ella traicionó a mi madre, y debe pagar.
Y vuelve a tirar de mí. Esta vez, por más que lo intento, no puedo soltarme. Mi cuerpo se estremece cuando, por una aparato y con una voz extraña, dice unas palabras que yo interpreto como que su ejército vaya preparando el ataque. Y cuando llegamos a la salida y me hace cruzar un portal que no sé a dónde me llevará, rezo al Ángel y a todo lo que pueda escucharme que Valadía lo haya escuchado y que el resto pueda llegar a tiempo para detener esta locura. Porque sino, se que acabará en una masacre de la que muchos nos arrepentiremos.
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Voz metálica- (Cazadores de sombras) (LCM #2)
FanfictionUna batalla está a punto de comenzar. Ángeles y demonios luchando unidos y en distintos bandos. El destino de toda una raza en juego. Y, en medio de este caos, Sophie debe hallar la forma de vencer a su enemigo sin poner más en riesgo la vida d...