Un Dulce Primer Encuentro.

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Como todos los días exactamente a las ocho y media de la mañana, el hombre pasaba con su traje (Este día de un increíble traje color rojo oscuro con una camisa negra y sin ninguna corbata) caminando a paso relajado observando el paisaje. No era la primera vez que lo observaba casi era como un pequeño ritual personal el ver a ese hombre caminar por allí.

Kyungsoo veía sonriendo al hombre que se había detenido a arreglar su cabello rápidamente ya que una ráfaga de viento lo había movido de manera violenta. Su cabello era castaño y caía delicadamente en su frente, su piel era morena y muy hermosa a los grandes ojos de Kyungsoo, este suspiro rápidamente y se acerco al hombre con ojos esperanzados y sonrisa tímida. Sostenía en sus pálidas y temblorosas manos una pequeña trufa de chocolate. Siempre había querido entablar una conversación con ese hombre, era alto y fuerte. Pero en sus ojos se veía gentil y amable, era algo que un repostero sabía reconocer con solo mirar a una persona.

-Disculpe.- Interrumpió Kyungsoo al hombre arreglando su cabello que al levantar su rostro rápidamente miro al pequeño hombre sonreírle tiernamente mientras estiraba sus manos hacia el.-Buenas. Yo... Soy de la Chocolatería de allá.- Señale rápidamente mi pequeña pero hogareña tienda la cual el hombre vio rápidamente.

-¿Trabajas allí?- Pregunto el moreno con extraño interés, él sabía que no podía permanecer allí mucho tiempo.

-Soy el dueño y... Quería entregarle esto como obsequio. Es como una promoción a la tienda.- El hombre sonrió pero mirando la trufa negó rápidamente.

-Agradezco su amabilidad. Pero no puedo aceptarlo.- Se retiro rápidamente el chocolate de su cercanía y con una breve reverencia miro al pequeño chico frente a él que lucía bastante incómodo al no ser aceptado.-Espero que tu negocio tenga suerte. Me retiraré ahora.- Rápidamente rodeo al hombre pálido y camino rápidamente mordiendo su labio. No había sido la primera vez ni la ultima que no dejaría jamás comer un dulce en su vida.







Kyungsoo lucia decepcionando, y terriblemente herido mientras se encontraba en el mostrador de su tienda viendo hacia la ventana hasta ningún punto específico. Pero por más que quisiera olvidar al hombre desconocido le seguía pareciendo algo intrigante. Nadie se había negado nunca a un chocolate hecho por él, el siempre hacia los dulces con su corazón tratando de que se traspasara su amor hacia lo que hacía. Y así era el chocolate para él, era una forma de transmitir sus sentimientos a las personas que lo necesita. Pero ese hombre lucia radiante con esa sonrisa al verlo, y su voz gruesa pero amable lo hacía pensar en un hermoso cuento infantil que lo hacía lucir como un niño, pequeño y cariñoso, queriendo que alguien transmitiera sus sentimientos por el atreves de un chocolate. Pero él no podía pensar en nada como eso, ya que el solo quería ver su tienda prosperar.

Kyungsoo comió la trufa resignado. Pensando una nueva táctica para acercarse a el hombre el día siguiente. Baekhyun lo consideraría un gran lunático por tratar de entablar una amistad con aquel hombre. Kyungsoo sabía leer a las personas y él se veía como alguien solo, lleno de una interna tristeza pero que sus ojos no perdían el brillo de la alegría, eso emociono brevemente a Kyungsoo y tirando lo que quedaba de trufa subió sus mangas y corrió a la cocina. Lograría encontrar el sabor perfecto para aquel hombre, y pondría todo su corazón en eso.







Todos. Había hecho cada postre que sabia y ya habían pasado exactamente 4 meses, y ya empezaba a creer que para aquel hombre era una nueva costumbre rechazar todos mis postres a primera hora de la mañana, no puedo negar que estoy devastado. Pienso y pienso, trato de encontrar alguna manera para que el hombre por fin acepte, incluso obligue a ir a Baekhyun a ver si era por mi por lo cual no aceptaba esos postres, pero jamás los toco, a veces ni los veía, solo sonreía y caminaba mucho más rápido.

Este día había querido renuncia. Tendría que reinventar mi menú para así lograr encontrar el postre exacto, aquel que diera en los ojos del moreno y este aceptara gustosamente. Un día como lo era el miércoles, la clientela era muy poca, casi nula, así que aproveche este tiempo para hacer muchos más postres y ya no solamente chocolate. Había tomado esto como algo personal y no dejaría de intentar hasta lograrlo. Pie de Limón, bombones, Pastel de frutillas y muchas otras cosas que según él habían quedado con mucho gusto. Cuando percibí la hora me quite rápidamente el delantal azulado y corrí a cerrar la puerta de adelante, exactamente a las siete y media era hora de cerrar, desde siempre ese había sido un horario fijo.

Pero ahora podía cambiar.

Escuche la campana que anunciaba la llegada de un nuevo cliente pero brevemente al levantar la mirada no pudo evitar sentirse agitado.

El hombre moreno miraba a todos lados con su respiración agitada, supuse había corrido rápidamente la gran pregunta era ¿Por qué?

-No... No sabía que ya estaba cerrando. Perdón debí llegar más temprano.- El hombre se veía estresado y muy nervioso mirando a todos lados como si de la pared fuera a salir un espíritu.

-Aun tengo tiempo para un último cliente.- Jongin asintió y No pude estar más feliz.

Chocolate Shop.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora