I

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"Tendría que despertar"

"Hace días que esta inconsciente"

"¿Qué tiene? ¿Qué le paso?"

"No sabemos, ni siquiera sabemos cómo se llama"

"Seguramente hay una familia desesperada buscándola"

"Ya deberían habernos avisado, que alguien la está buscando, dimos aviso a todos los hospitales que encontramos a una mujer, dejamos las características de ella por todos lados"

"Mira, está despertando"

Escuchaba voces, no entendía nada, no sabía dónde estaba ni quiénes eran esas personas. ¿Estaban hablando de mí? ¿Qué me paso? Me cuesta muchísimo abrir los ojos, los parpados me pesan más de lo normal, me cuesta mucho moverme, me duele todo el cuerpo. Cuando finalmente abro los ojos entiendo que estoy en un hospital y que un médico y una mujer, que no conozco, hablan muy despacio cerca de mí. Se dan cuenta que me estoy despertando y se acercan.

- Hola muchacha ¿Cómo te llamas? – Me dice el médico.

- ¿Dónde estoy? – digo en un susurro. Me duele hasta hablar.

- Estas en una clínica, te encontramos desmayada y golpeada. ¿Cómo te llamas?

- No me acuerdo – dije muy avergonzada, sin poder evitarlo; empecé a llorar.

- No, no llores – dijo la mujer rápidamente, abrazándome suavemente - no tengas miedo averiguaremos quien eres.

- Me duele mucho la cabeza, y el cuerpo.

- Tranquila, no te muevas. – me dijo el médico.

- No entiendo nada de lo que me pasó. No me acuerdo de nada. Estoy muy confundida. – dije despacio y lento, no lograba tranquilizarme.

- Entiendo, pero necesito que no pienses mucho, ¿sí? Tuviste un fuerte golpe en la cabeza y no es bueno que la estreses. Acabas de despertarte. Relájate, nadie te está obligando a que recuerdes nada, tranquilízate. – dijo el médico, con alma paternal.

- Estoy de acuerdo, descansa un poco más. Lo que ahora hiciste es recuperar la conciencia, todavía no te habías despertado desde que te encontramos, estábamos muy asustados. Pero es bueno que ya te hayas despertado. Eso es una muy buena señal. – Me dijo la Mujer alentándome.

Asentí con la cabeza, y cerré los ojos, mi cabeza iba a mil por horas, aunque me habían dicho que intentara relajarme, no lo lograba. Es difícil relajarte cuando no te acuerdas ni de tu nombre, es demasiado desesperante. Imposible explicar lo que se siente, no saber si alguien te está buscando o si simplemente estas sola en el mundo. No podía dejar de hacerme preguntas ¿Tengo mamá? ¿Tengo papá? ¿Hermanos? ¿Abuelos? ¿O alguien que se preocupe por mí?

Abro los ojos, y no veo a nadie. Estoy mareada, me doy cuenta donde estoy: en una clínica, me encontraron golpeada no sé en qué lugar, y no se hace cuanto había dos personas al lado mío. Quiero avisarles que estoy despierta pero cuando intento moverme me duele demasiado el cuello, el hombro y la panza.

Intento recordar al menos mi nombre, quiero darles esa información a las personas que estaban conmigo, me trataron muy bien. Quiero ayudarlos a que alguien me encuentre, si es que tengo a alguien.

En ese momento alguien abre la puerta, sólo muevo los ojos, el cuello me duele demasiado como para moverlo, es una chica. Entra y dice:

- ¡Ay! Perdón, pensé que mi papá estaba acá.

Mala MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora