VII

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Había llegado de la clínica, más tarde de lo normal, porque se había quedado en su oficina, pensando cómo iba a enfrentar a Luna, tenía que aclararle las cosas. Estaba seguro de que ella lo odiaba, pero nada se iba a interponer para que estén juntos. Un beso, solo un beso, había conseguido que se diera cuenta, o mejor dicho que enfrentara lo que ya sabía. Ya no amaba a Juana. Había dos razones por las que no se había separado de ella, primero porque lo había amenazado con matarse, y segundo porque para estar con ella tuvo que pelearse hasta con su hermano y no quería resignarse a que todo haya sido en vano.

Desde anoche, Juana, no había dejado de criticar a Luna, y lo arto. Así que no la llamo en toda la tarde.

Al llegar a la casa, pregunto por Luna:

- Mamá llegué.

- ¡Hijo! ¿Cómo estuvo tu día? – le pregunto Bárbara.

- Cansador, pero... con buenas soluciones – respondió Alex, pensando en Luna.

- Me alegro entonces. En veinte minutos esta la cena. ¿Quieres darte una ducha? Yo voy a avisarle a Luna que ya casi esta la cena.

- ¿Dónde está ella? – pregunto Alex interesado.

- Esta afuera, en la hamaca. – dijo Bárbara con una sonrisa, pensando quien era más obvio si Luna o su hijo.

- Yo voy.

- Como quieras. – dijo Bárbara, dando la vuelta y volviendo a la cocina.

Alex fue hasta la puerta corrediza de vidrio, la abrió lentamente y sin hacer ruido para que ella no lo escuchara.

Luna estaba recostada en la hamaca, dándole la espalda en ese momento, mirando al cielo, pero con los ojos cerrados. Se acercó a ella, pensando que estaba dormida, pero antes de que pudiera acercarse más abrió los ojos.

- Pensé que dormías – dijo Alex

- No, solo pensaba - dijo Luna

- ¿En qué? – preguntó Alex

- En el desastre de mi vida, y en cómo arreglarlo.

- Dime algo... ¿piensas que tengo lugar en esa nueva vida?

- Como amigo, si lo tienes. – Luna noto un cambio en su cara y agrego – Alex, quiero pedirte perdón, por lo del... por lo del beso. No quiero meterme en donde no me corresponde y sé que este no es el mío. No es mi lugar.

- Eso lo tendría que decidir yo, no vos. No tenés que pedirme perdón, porque yo quise que ese beso existiera, no me resisto a vos Luna, al contrario quiero que estés en mi vida, y no solo como mi paciente.

- Pero eso no se puede. – aseguro Luna, bastante consternada por lo que Alex le decía.

- ¿Por qué? ¿No te gusto, no podrías llegar a quererme? – pregunto Alex

¡Me gustas! ¡Te Amo! Eso era lo único que Luna quería gritar, y decirle. Pero sabía que no podía, Alex estaba con Juana. Y en ese momento su vida era un remolino de problemas, en el que ella no recordaba absolutamente nada.

- Alex, vos estas con Juana. Aparte mi vida es un desastre en este momento. No puedo ofrecer algo que no tengo.

- No me has contestado lo que te pregunte Luna. ¿Te gusto? – Insistió Alex

- No voy a responder eso. Vos tenés novia, y yo perdí la memoria, pero se lo que está bien y lo que está mal. Por lo que hasta un niño de cinco años sabe que no puedes amar a alguien que no es tuyo.

Mala MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora