IV

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Paris – 15 de Junio de 2014

Gian, se levantó con un mal presentimiento así que lo primero que hizo fue llamar al departamento, para ver si Luna estaba bien. Eran las siete de la mañana en Paris, así que en Argentina serian como las doce del mediodía.

- ¡Lunitaa! ¿Cómo estás?

- ¡Gian! Qué bueno escucharte. Te extraño mucho ¿Sabes?

- Yo más. ¿Cómo va todo por allá? Me levante con un mal presentimiento.

- Todo está genial. Está llegando el frio, pero estoy bien. El departamento es de lo mejor, no me dan ganas de salir de acá.

- Me imagino. ¿Estas yendo a los ensayos, no?

- Sí, sí. Quédate tranquilo. Confía en mí. Día a día voy mejorando.

- De eso estoy seguro. Te siento un poco insegura, como nerviosa. ¿Está todo bien? – Luna no le podía explicar que, Cristina la había amenazado con que si no desaparecía, la haría desaparecer ella, de esto hacia como una semana, y cada vez tenía más temor de lo que pudiera hacer. Esa mujer estaba perdiendo la cordura.

- Tranquilo, solo es un poco de cansancio, me he quedado leyendo unas cosas y me dormí tarde. Solo es eso. – odiaba mentirle, pero no quería preocuparlo. - ¿Cómo estas vos? ¿Cómo te está yendo en el viaje?

- Bueno después de todo esto es un viaje de negocios, pero me he pasado por la torre Eiffel y por algunos otros lugares turísticos de aquí. Todo es hermoso. La próxima vendrás conmigo, después de todo los inversionistas ya te quieren conocer.

- ¡Aaaaaiiiii! No sabes los nervios que me da todo. Solo de pensarlo se me pone la piel de gallina.

- Serás muy feliz, Luna, te lo mereces, de verdad.

- No me va a alcanzar la vida entera para pagarte todo lo que estás haciendo por mí. ¡De verdad! Gracias, de enserio, gracias Gian. No puedo creer donde estoy, juro que cuando salí del orfanato pensé que no iba a tener una de las mejores vidas, pero tu cambiaste todo.

- Tú empezaste esto salvándome la vida, aquel día. Yo te debo la vida, pequeña Luna.

- Si seguimos así me voy a largar a llorar, y ahora tengo ensayo. – Ambos rieron

- Está bien, está bien. Te dejo para que te prepares. Te quiero. Cuídate, ando con un mal presentimiento y sabe que lamentablemente le pego cuando tengo esta maldita sensación.

- Tranquilo, solo tengo ensayo hoy. Nada más que hacer, luego me doy una vuelta por el parque y me regreso. Gian... de verdad, gracias por todo lo que estás haciendo por mí. No sabes cuánto aprecio que una persona me ayude a cumplir mis sueños. Eres la única persona que me tiene cariño de verdad, y yo te lo tengo a ti. Gracias, Gian. Eres mi salvador.

- No tienes nada que agradecer. Vos sos mi salvadora desde el día que me hiciste entrar en razón y me salvaste la vida. Te quiero mucho Luna. Aunque lo niegues te noto bastante nerviosa. Te llamo dentro de dos días, para saber cómo sigues. Besos. Hasta pronto.

- Hasta pronto.

Gian, no se quedó nada tranquilo. La notaba tensa y nerviosa. Algo le estaba ocultando. Después del tiempo que habían estado juntos, Gian hacia llegado a conocer mucho a Luna, ella era una persona muy especial, era transparente y decía las palabras justas en cada momento. Te hacía sentir un héroe cuando no eras más que huesos rotos. Te hacia reír en las peores situaciones. Era tan diferente a todas las demás personas. Podía quedarse días pensando y describiendo a Luna. Pero tenía la reunión con los inversionistas.

Mala MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora