Al día siguiente, Luna se despertó temprano, estaba tan feliz que no quería ni dormir. Eras las ocho cuando bajo a desayunar. Cuando llegó a la cocina vió que Barbie estaba sentada tomando un café.
- ¡Luna! ¿Ya estás despierta? Pensé que te ibas a levantar tarde hoy, anoche se acostaron tarde.
- Sí, es que quiero ir a la fundación. Anoche Alex me contó de que se trataba y estoy súper emocionada.
- Me alegro. ¿Por qué no desayunas mientras yo busco unos papeles en el despacho?
- Perfecto.
- En veinte minutos salimos.
Luna desayunó en quince minutos, subió a buscar una campera tejida, que agregó a lo que había elegido. Un jean azul celeste gastado, con una remera negra con un dibujo en blanco. Bajó y esperó a Bárbara en la sala. A los cinco minutos Barbie apareció en la sala.
- ¿Vamos?
- Por Favor.
Benigno, las llevo hasta la Fundación Cross que quedaba a media hora de viaje. El lugar era enorme, el edificio en sí era una gran construcción de diez pisos y ochocientos metros cuadrados. El terreno tenía en total mil quinientos metros cuadrados, había jardines enormes. Tenían plazas con juegos para los chicos, había canchas de básquet, futbol, y había piletas que ahora estaban cubiertas y convertidas en climatizadas. Cuando entramos al edificio por las grandes puertas de vidrio, una enfermera se acercó a nosotras inmediatamente.
- Hola señora Cross. – dijo la enfermera.
- Hola Rebeca ¿Cómo está todo aquí?
- Todo normal señora.
- Rebeca, ella es Luna, va a ayudarnos con la fundación.
- Hola Rebeca, mucho gusto – dijo Luna dándole un beso en la
- mejilla, ese gesto hizo que la enfermera se sorprendiera.
- Mucho gusto señorita.
- Dime Luna. – dijo ella distraída mirando a su alrededor. Era todo muy lindo, moderno. Todo estaba perfectamente limpio.
Se había imaginado algo más humilde, como un galpón con camas o algo así, pero ese parecía un hotel de cinco estrellas. Luna siguió a Bárbara hasta el ascensor, subieron hasta el último piso. En él, se encontraban dos oficinas, y muchos consultorios. Según Bárbara en la fundación trabajaban diez médicos y más de doscientas enfermeras. Aunque por turno eran ochenta y cinco, cada enfermera trabajaba ocho horas y algunas cuatro porque estudiaban y estaban empezando a trabajar.
- Te voy a presentar a Pablo Ibarra, uno de los mejores médicos de la fundación y el que más tiempo pasa en estas paredes. No hay alguien que ame más este lugar que él.
- Encantada de conocer a Pablo. – aseguró Luna con una sonrisa de oreja a oreja.
- Ven, debe estar con los niños. Es su parte preferida.
Bárbara llevó a Luna hasta un comedor, estaba lleno de niños, había varias enfermeras dando vueltas y un médico de no más de veintiocho años con tres niños sentados arriba. Se reían y cuando Luna vio esa escena no pudo más que sonreír. Era de lo más tierno.
El médico, al verlas se acercó a ellas.
- ¡Hola Barbie! Qué bueno verte por aquí.
- ¡Pablo! Sé que los tengo abandonados, pero de ahora en adelante voy a venir más seguido, y mira traigo a alguien más que quiere ayudar aquí dentro. – dijo Bárbara señalando a Luna.

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Mala Memoria
Romance¿Que harías con tu vida si te despiertas sin saber quién eres? ¿Qué harías si en el transcurso de volver a conocerte quedas entre dos hombres? Uno del pasado, otro del presente. Enemigos. ¿Como perdí la memoria? Fue un accidente o... algo previam...