Epílogo

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Argentina – 31 de diciembre.

Luna, sentada en la mesa de su casa, lugar que habían comprado con Alex hace apenas un mes. Después de casarse. Habían celebrado una boda privada, con pocas personas. Familiares y amigos cercanos. Ella observaba la larga mesa llena de personas, llena de su gente, de sus seres queridos.

Habían vivido un año muy movido, «las vueltas que dan la vida» pensó. El accidente, la pérdida de memoria, el reencuentro con Gian, su sorpresiva carrera como cantante, su boda.

Gian, su tan querido amigo, que se le había declarado una semana después de volver de Europa. Sin embargo, él había entendido que el hombre que Luna elegía para vivir el resto de su vida era Alex. Igualmente, él ahora estaba feliz, sentado al lado de su tan amada novia, Lucía. Pablo, también estaba en la mesa, un gran amigo que siempre los había apoyado. Junto a su hermosa familia e hijos. Mauro y Bárbara, como siempre juntos; felices, observando a su adorada familia. Luca, permanecía solo, se había convertido socio de una ex compañera de la facultad, que también había regresado de Europa, y juntos comenzaron un hermoso proyecto para construir un museo.

Un lugar moderno donde expondrían los diferentes tipos de artes que existen hoy, descubriendo talentos, habían asegurado ellos.

Juana, también estaba en la larga mesa, junto a su nuevo acompañante, su psicólogo, que la había curado, logrando que pidiera perdón a todos, principalmente a Luna y Alex. Ahora ellos eran felices. Y todos esperaban la llegada del niño, hijo de Alex y

Juana, que a pesar de no volver a estar juntos se llevaban muy bien, y disfrutaban de la etapa de embarazo.

Cristina, había recibido su castigo, estaría cinco años encarcelada, por amenazas, y daño físico.

Finalmente, Alex y Luna, también estaban en la dulce espera. Luna sólo estaba de un mes y medio. Pero permanecía feliz y tranquila. El brillo de sus ojos había vuelto, y nunca más se había ido.

- ¿En qué pensás? – la sorprendió Alex.

- En la locura que fue este año.

- Totalmente. Pero soy muy feliz.

- Yo también mi amor.

- Gracias, gracias por hacerme tan feliz.

- Vos sos el que me hace feliz a mí.

Todos gritaron ¡FELIZ AÑO NUEVO!, y ellos dos se besaron.

Recibieron el nuevo año con un beso, cargado de emociones y de objetivos. De adrenalina y energía por descubrir todo lo que el futuro les deparaba. Porque de algo estaban seguros, nunca, jamás se separarían. Porque en la vida, no hay nada más fuerte que el amor.

- Te Amo – dijo ella.

- Te Amo – dijo él.

En la vida pasamos momentos difíciles, momentos que a veces no comprendemos, porque sentimos que el mundo entero, que cada persona que pisa la tierra está en contra nuestra. Pero no es así, siempre en el mundo hay una persona, que aunque no la veamos o no nos demos cuenta, está ahí, cerca... amándonos y apoyándonos en cada cosa que emprendemos.

Hay algo cierto en la vida, creas o no en Dios, creas o no en el destino, siempre hay alguien que nos ama, y siempre va a haber alguien que vamos amar. Vivamos cada sensación que existe, porque si existe es para vivirla, hoy los dividimos en dos grupos, los sentimientos lindos; como el amor, la felicidad, la emoción, el poder disfrutar... o sentimientos feos; el odio, la tristeza, la soledad, la envidia. Pero a decir verdad; ¿Quién nos dijo que eran malas o que eran buenas? Mi opinión personal, es que cada uno los separe porque los ha sufrido, porque los ha vivido. No porque nos dijeron, o porque están en un diccionario. Si querés saber que se siente, o que significa... vivílo. Es la única forma.

Soy Luna Garrot, y hoy empiezo a vivir una nueva vida, después de haber sentido y vivido y sufrido millones de cosas. 

¿Mi objetivo?
Seguir viviendo. 

                                                                                                 F I N

¡Gracias!

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