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Luna y Bárbara llegaron a la casa, para la hora de la cena. Habían estado todo el día en la fundación.

Luna estaba feliz, Pablo la había convencido para trabajar en la fundación, primero ella no quería porque decía que había aceptado ir solo como ayudante. Pero la terminaron convenciendo, poniendo como excusa lo importante que había sido la historia de Salvador.

- Luna, ¿Por qué no aprovechas a darte un baño, mientras arreglo todo para la cena? – Preguntó Bárbara.

- Perfecto, me baño y bajo. – respondió Luna

Subió la escalera de dos en dos. Cuando entró a la habitación, se acostó un segundo en la cama. Estaba feliz, la melancolía que la había perseguido toda la tarde, gracias a dios, no estaba. Por primera vez desde que había recuperado la consciencia pensó que las cosas le estaban saliendo bien. Tenía techo y comida, personas que la querían, Alex que estaba en sus pensamientos cada segundo, y un trabajo que amaba. Cuando pensó en buscar trabajo no se imaginaba que encontraría algo que le gustara tanto como estar entre niños y personas que necesitaban ayuda.

Se bañó, y se cambió. Se puso un jean celeste gastado, una remera mangas largas negra con un dibujo y una campera de algodón, que tenía muchos bolsillos y un número en la espalda. Estaba por hacerse una cola de caballo con su largo pelo rubio, cuando escucho un grito que parecía ser de Bárbara.

Tiró el cepillo en la cama, y corrió hacia abajo. Cuando bajo las escaleras, escucho voces que venían desde el living, fue hacia allá y al llegar vio que en el largo sillón estaban sentados Alex, Bárbara,

Mauro y alguien más que le parecía conocido. Lo había visto en algún lado, pero no se daba cuenta quien era.

- Hija, ven acércate. – le dijo Mauro. Luna tímidamente se acercó al sillón.

- Vos debes ser Luna. ¿Cierto? – dijo el desconocido, ella asintió- Ya quería conocerte, mi madre me hablo muchísimo de vos. –en ese momento Luna se dio cuenta quien era el desconocido.

Por lo que mostro sus blancos dientes y preguntó:

- ¿Luca? ¿Vos sos Luca?

- El mismo. Parece que también te hablaron de mí.

- Por supuesto. Todos te extrañaban aquí.

- Y yo a ellos. Me dijeron que eras una persona especial. – Luna se sonrojó al escuchar eso – tus ojos lo afirman. Y además eres muy bonita.

- Gracias. – dijo Luna con una sonrisa de oreja a oreja.

Alex, que permanecía sentado en el sillón, se levantó un poco enojado, conocía a su hermano mejor que nadie, por lo que sabía que estaba observando a Luna más de lo que debía. « Con ella no hermanito» pensó Alex.

- Hola Luna.

- Hola Alex. – Imposible controlar la tormenta que se desarrollaba dentro de él, cada vez que escuchaba su nombre con esa hermosa y tranquilizante voz. Pero en ese momento recordó a Juana, y al hijo que esperaba entonces un odio creció dentro de él.

- Bueno, vamos a comer. Todos estamos muy cansados. ¿Y Lucia? – Bárbara estaba feliz, muy feliz.

- Yo la busco, debe estar en su habitación. – dijo Luca.

- Ve a buscarla, y bajen a comer.

La cena pasó de maravilla, todos estaban tranquilos, felices y emocionados. Todos felicitaron a Luna, después de que Bárbara les contara lo sucedido con Salvador, el niño de hoy a la tarde. También se emocionaron porque Luna este trabajando en un lugar como la fundación, el trabajo le haría bien. Lucía estaba muy feliz con el regreso de su hermano y no se privó en demostrarlo. El mayor de los Cross contó algunas de sus experiencias en el extranjero, y comento que estaba muy feliz por haber terminado su carrera de Arte. Alex estuvo muy callado durante la cena, se sentía una porquería porque sabía que les tenía que contar a todos sobre su futuro hijo, pero no quería arruinar la cena, todos estaban felices y principalmente Luna, quién no paraba de sonreír. Mauro contó sobre su día y sobre algunos pacientes que estaban salvados de una neumonía muy fuerte. Luca y Luna se pusieron de acuerdo para ir juntos a la fundación, el día siguiente. Algo que Alex, no dejó pasar.

Mala MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora