Un nuevo comienzo

33 3 0
                                    

Esta es la parte que más difícil me resulta describir.

Fue como si después de haberme consumido entre mis propias cenizas, luego de haber desaparecido, luego de haber "muerto", de alguna forma hubiera vuelto a renacer. Como si hubiera vuelto a empezar toda mi vida desde cero, solo que a diferencia de la anterior, esta vez en un mundo totalmente diferente al que a veces apenas podía recordar a través de extraños deja vús o flashbacks.

Como si siguiera siendo yo misma, pero al mismo tiempo ya no era el "yo" que era antes. Como si la "Katherine" que alguna vez fui en la Tierra, ya no existiera más y se hubiera materializado de alguna forma en otra realidad paralela para convertirse en una "Katherine" totalmente nueva.

¿Me entendéis? Era yo pero no era yo.

Bueno, mejor me dejo de rollos y vamos al grano. Os contaré como fue mi nueva vida a partir de aquí. Todo lo que me sucedió y me ocurrió antes de que llegara el momento que todos ya conocéis;

Antes de que mi camino y el de Peter, se cruzaran.

(...)

(...)

-Trae la torta papi!-.

Hoy era mi fiesta de cumpleaños número 5. Moría de ganas por probar el delicioso y saciable pastel que mi papa me preparaba siempre para mi cumpleaños. Eran los mejores.

-Recuerda que antes tienes que apagar las velas, kathy-.

-¡si losé!-gritaba de la emoción mientras esperaba a que la apoyara en la mesa delante de mí como tradición que era-.

Cuando al fin estaba a mi alcance, acerqué tanto mi rostro a las velas que casi podía escuchar como éstas me pedían que las soplara para que extinguiera su llama con tantas ganas como yo tenía de apagarlas.

Miré con inoscencia a mi padre antes de hacerlo, y él me devolvió la mirada con ilusión y con esa sonrisa suya que tanta emoción y escalofríos me provocaba al mismo tiempo.

Siempre me pregunté porqué él era diferente a mi. Porqué él tenía orejas puntiagudas o podía hacer cosas que yo no podía. Pero siempre que se lo preguntaba se quedaba callado o cambiaba de tema. Y con el paso del tiempo lo fui olvidando y acostumbrándome a quererle así como era.

A todos los que me rodeaban o él me había presentado siempre eran diferentes a mi. Siempre me preguntaban porqué era físicamente diferente a ellos o de donde venía y yo les devolvía la misma pregunta. Siempre me sentía un poco excluida cuando el resto volvía a sus hogares con sus iguales y yo todavía no hubiera sido capaz de encontrar a nadie igual a mi.

Por eso quería tanto a mi padre, él me quería como a su igual fuéramos o no diferentes en cualquier sentido.

Y todos aquellos pensamientos tristes y negativos se esfumaban y desaparecían cuando aquella torta tan rica y especial que solo él sabía preparar se fundía entre mis papilas gustativas. Siempre que le preguntaba "Como haces para que quede tan rica?" me respondía "el secreto está en las manos que preparan la receta" y guiñaba su ojo como solo él sabía y solía hacerlo.

Después de decidirme al fin a apagar las 5 velas y quedarnos a oscuras, empecé a sentir como mis 5 sentidos también se estuvieran apagando y desconectando del mundo dejándome caer inconscientemente para terminar en un desmayo. Como si aquellas 5 velas hubieran estado vinculadas de alguna forma a mis 5 sentidos también, y apagarlas haya significado apagar mi consciencia también, solo que no lo sabía.

(...)

Cuando desperté, mi mente empezó a procesar de la forma mas rápida posible qué era lo que me estaba sucediendo mientras intentaba acomodarme al mismo tiempo al nuevo paisaje que me rodeaba.

Giré mi cabeza de un lado a otro. No era nada nuevo que no hubiera visto ya. Árboles, árboles y más árboles. Oh, y pasto. Y troncos. Y un lago. Al parecer  me había quedado "dormida" en un bosque lleno de pasto y bichos. Sacudí mis manos para quitarme los yerbajos de encima. 

Entonces, me asusté. 

Al ver lo tanto que habían crecido mis manos desde la última vez que tenía recuerdos de mi misma, me asusté. ¿Como era posible que hubiera crecido tanto? ¿Por cuanto tiempo había estado durmiendo? No sabía qué hacer o qué decir o a quién recurrir... ¿Y mi padre? ¿Qué había pasado con él? ¿Me habría abandonado durante todo este tiempo? Empecé a sentir como la desesperación corría por mis venas.

Entonces decidí caminar lentamente en dirección hacia el lago para poder comprobar si podía verme reflejada en él y poder contemplar mi nuevo aspecto crecido y desarrollado.

Con horror, pude comprobar que tenía razón cuando mi mirada se asomó lentamente hacia mi nuevo reflejo. Un reflejo que no pude observar por más de 5 minutos pero si lo suficiente como para darme cuenta de que ya no era quien recordaba que era, sino una chica más adulta a la que le habían arrebatado lo que le quedaba de su infancia y parte de su vida.

Una chica cuya mirada y la vaga inocencia de una niña pequeña de 5 años era lo único que conservaba de su infancia y del ser más profundo que en ella habitaba ahora en un cuerpo de una chica mayor de 17 años.

Un viaje Inesperado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora