El cajón

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Con sutileza empecé a avanzar lentamente entre la maleza para escabullirme de la visión de mi presa. Tenía que ser precisa y dar un golpe certero si esta noche no quería quedarme sin cena. Aquí cada uno se cuidaba por su cuenta a menos que hayas sufrido de un golpe mortal; A menos que estuvieras muriéndote, nadie hubiera notado ni le hubiera importado que hubieras pasado días sin comer. No era muy diferente de estar vagando sin rumbo fijo por entre los bosques de donde procedía, pero al menos tenía un refugio y no me podía quejar de sus vistas (sí, hablo de los tíos cachas semi-desnudos que rondaban por este pueblo).

Pero volviendo al tema central, tan solo me bastaron un par de puñados de pasos más y el susurro de un hechizo de caza rápido para sorprender a la pequeña y escurridiza ardillita que se encontraba entre las hojas secas masticando de a montones su fruto seco favorito: la bellota.

-Al fin! A la tercera va la vencida-Exhalé con un suspiro de triunfo aliviador con la presa entre mis manos y con mi estómago crujiendo-. Era el tercer intento en este día que había intentado atrapar a mi comida, nada mal para ser una primeriza. Podría llegar a acostumbrarme y cogerle la práctica, quién sabe. Pero de aquí a que ese día llegue...creo que faltaría bastante. Tampoco me hacía gracia la idea de quedarme rodeada de minchinians por el resto de mi vida. Aunque si tuviera que elegir lo preferiría a tener que admitir que formo parte de la profecía que no dejaba de darme vueltas por toda la cabeza una y otra vez.

Tan solo volver a pensar en el nombre de "Peter" me producía escalofríos...Aunque en cierto modo me confundía el hecho de admitir que en realidad no se trataban de escalofríos de perturbación, sino más bien de otro tipo de sentimiento que se apoderaba de mí cada vez que lo recordaba y que hacia que provocara esa extraña confusión en mí. Bueno, después de todo, según la profecía Peter y yo terminábamos enrrollad...¡Mierda! ¿Porqué siempre terminaba llegando a la misma conclusión? Seguro que era cosa del hambre, me hacía cambiar de tema con facilidad.

(...)

Luego de apagar mis pensamientos y mis voces internas entre el humo negro que se había formado al encender una pequeña fogata cuyas llaman bailaban sobre el oscuro cielo de la noche (como si éstos pudieran aclarar mi mente), decidí que después de saciar mi hambre regresaría lo antes posible al pueblo para poder descansar. Al menos ya no tenía guardias que estuvieran vigilándome o pisándome los talones a donde quisiera que fuera ni tampoco tenía en la entrada de mi carpa desde hace un par de días atrás, lo que era un progreso y además significaba buena señal. Todo era cuestión de tiempo. Tiempo y...Ligoteo. 

-Me alegra saber que mis clases funcionan de algo-me sonrió Elías quien se encontraba vigilando la entrada principal del pueblo como la primera vez que nos presentaron-.

-Muy efectivas-una vez más, intenté disimular mi agradecimiento con una forzada sonrisa-. 

No con todos los minchinians de aquel pueblo era agradable lidiar, de por sí ya se trataban de seres malignos por cuyas venas corría la magia prohibida (que ahora también se encontraba en la mía si es que no quería que me descubrieran), así que intenté dirigirme hasta mi carpa lo antes posible. Podría jurar que incluso alguna de las miradas que se distinguían a lo lejos procedentes de otros individuos del pueblo, podían llegar a penetrar en la tuya como si intentaran desvelarte un secreto sobre ti que ya supieran. Ese tipo de escalofríos que me recorrían al toparme con esas miradas si que eran perturbadoras. 

(...)

Al llegar a mi carpa, lo primero que hice  fue tirarme de un sopetón al lecho donde podría llegar a acostumbrarme a dormir siempre que quisiera. Después de todo, usar magia te agotaba tanto externa como internamente, aunque no siempre y dependiendo del hechizo que lanzaras. En todo caso, decidí no darle mucha más importancia al resto si es que quería descansar aquella noche. Si es que quería dormir como antes solía hacerlo sin tener sueños que terminaran teletransportandote a otro lugar o visión del futuro/pasado que hiciera que terminaras despertando más exhausto de lo que ya estabas cuando te habías ido a acostar para ir a dormir. Si es que quería alejar todo pensamiento de mi mente y vaporizarlo en la misma "nada" por esta vez. 

Si es que quería...no perturbar el único pensamiento de mi cabeza que se metió casi de forma involuntaria dentro de mí como si alguien o algo quisiera introducírmelo a propósito. Pensamiento el cuál había intentado evitar desde que lo descubrí. Pensamiento el cual aquella noche, finalmente no me dejó dormir;

El cajón cerrado bajo llave de la cajonera que reposaba junto a mi cama y junto a mí. 

 

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Un viaje Inesperado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora