La Flor Amarilla

24 3 0
                                    

Aquella noche tuve una pesadilla. O tal vez una revelación. No sabría definir con exactitud cuál de las dos definiría mejor lo que mi sueño representó en mi mente. 

Al principio, las imágenes eran difusas. Y los sonidos apenas se distinguían. Pero a medida que se iba aclarando, pude darme cuenta de que me encontraba ante el nacimiento de mi propia existencia. O tal vez la muerte, tampoco sabría definir lo con exactitud. Presenciar aquello me había dejado más difusa de lo que de por sí ya lo estaba. 

Era yo. Me estaba presenciando a mi misma. Por alguna razón, no tenía recuerdos de aquel momento a pesar de estar viendo que ya lo había vivido; Estaba frente a un cuadro. Al parecer, me había separado del grupo de humanos como yo del que había venido, solo para contemplar aquella obra de arte que poco tenía de llamativo a primera vista. Entonces, decidí acercarme más para poder descubrir el motivo por el cuál mi "yo del pasado" decidió sumirse bajo el hechizo hipnotizador de dicho cuadro. 

-¿En serio? ¿Un árbol otoñal? ¿Eso es todo?-me pregunté a mi misma aunque sabía que no me escucharía-Qué aburrida era-. Luego de este último comentario, caminé en dirección contraria decepcionada por la ilusión de poder haberme encontrado con algo mejor o de que algo más hubiera sucedido, pero no fue así. 

Entonces, en el momento más inesperado, empecé a oír un ruido. Voltee mi cabeza lentamente con esperanza de encontrar el origen de dicho sonido. 

En cuanto me giré por completo, me quedé con la boca abierta. 

Me quedé de piedra:

Mi padre (el elfo) acababa de sacar mitad de su cuerpo por aquel cuadro, con intenciones de salir por completo de él, aunque estaba más viejo de lo que lo recordaba. Sostenía una flor amarilla resplandeciente en una de las manos que había conseguido sacar en dirección a mi "yo del pasado" como si quisiera ofrecérsela o entregársela. 

Mi "yo del pasado" empezó a caminar lentamente hacia él, de forma insegura, como si no supiera muy bien las consecuencia que pudiera traerle. Y no se equivocó, pues en cuanto la tocó, todo su cuerpo empezó a desintegrarse rápidamente para convertirse en nada más que polvo. Delante de mí. 

Creo que ahora podréis entender la razón de porqué mencioné al principio de todo que se había tratado de una pesadilla. 

Acababa de contemplar mi propia muerte. No sabía como sentirme. Las lágrimas simplemente empezaron a caer por mis mejillas. Me sentía asustada, pálida, triste. ¿Es aquello lo que me depararía? ¿O es lo que ya me había deparado solo que no había sido consciente de ello hasta el momento? 

Entonces, en cuanto mi "yo del pasado" se desintegró por completo, el elfo desvió su mirada hacia mí. Me tomó de imprevisto y por sorpresa, creyendo nadie más tendría la capacidad de verme en aquel momento perdido del cual no tenía recuerdo. 

-Ahora lo sabes, Katherine-pronunció aquellas palabras como si fueran lo último que fuera a salir de su boca-.

No pude evitar responder con sonidos de llanto mientras más lágrimas afloraban por mi rostro. El elfo, con media sonrisa melancólica, decidió empezar a retroceder para volver a meterse en el cuadro del cuál había procedido. Pero antes de que pudiera hacerlo del todo, lo detuve.

-¡Espera!-mi padre me miró y se detuvo en cuanto escuchó mi grito de alerta-¿Eres...eres Bran, verdad?-me atreví a preguntar recordando la profecía que Elías me había relatado la noche anterior-.

El elfo se limitó a sonreír, con esa sonrisa suya que solo mi padre sabía y solía hacer.  

Antes de darme una respuesta sólida, volvió a retroceder para meterse casi por completo en el cuadro dándome a creer que me dejaría con la duda; Pero en cuanto quedó solo su cabeza, antes de que la pintura lo digiriera del todo, al fin habló;

-Así es, Kathy. Yo soy tu creador-. 

Luego de eso, desapareció por completo. Y yo también. 




(...)




Desperté con un grito ahogado. Los guardias que vigilaban mi celda desde afuera se giraron de forma repentina hacia mí para ver qué era lo que sucedía. Cruzaron sus tridentes en forma de advertencia amenazadora con el propósito de que no intentara nada raro. Yo simplemente me limité a controlar mi respiración acelerada mientras aún seguía tumbada en el duro y mugriento colchón de aquella asquerosa prisión. 

-¿Va todo bien?-preguntó uno de los minchinians que se acercó a los guardias con expresión enfurecida-.

Pero antes de que alguno pudiera responder, pude divisar a Elías a lo lejos entre mis barrotes y cómo se aproximaba hasta mi celda. Llevaba un juego de llaves que le tintineaba colgado en su apretado pantalón. 

-Dejadme paso-Ordenó a los guardias para que se apartaran mientras introducía una de las llaves en el orificio de la cerradura-.

-Sebastian quiere hablar contigo-Sentenció en cuanto abrió la puerta con expresión seria-. 

-Esta bien...-apenas pude entonar con fuerza mis palabras-.

-Levántate, te acompañaré-.

Minutos más tarde, llegamos al hospital del pueblo. No era muy grande, pero parecía como si tuvieran todo bajo control. Sebastian yacía en una de sus camillas. Entonces, al ver aquella imagen de su figura desfallecida, empecé a recordar sin saber cómo, un recuerdo de mi "yo del pasado" en el cuál me había visto a mi misma en esa misma situación, tumbada en una camilla de hospital. 

-Katherine-aquella voz consiguió sacarme del breve e inesperado trance-.

-¡Sebastian!-corrí hacia él tomándole de la mano como si fuera lo último que fuera a tomar-¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras?-.

Lo primero que mostró como respuesta fue una sonrisa, pero aquello no hizo más que empezara a toser de forma descontrolada.

-Traed un vaso de agua-ordenó Elías a los enfermeros que se encontraban rodeándonos-.

-En seguida-. Y uno de ellos le ofreció un vaso de agua que Sebastian bebió con tanta rapidez como había empezado a toser. Luego de beberla, dejó de hacerlo. 

-No creo que me quede mucho tiempo-admitió, sin dejarse llevar por su nefasta situación-Pero hay algo que quería preguntarte-.

-¡Cl-claro! Lo que sea, es lo mínimo que puedo...-.

-¿Cómo conseguiste conjurar un hechizo de magia negra tan avanzada si casi te desmayas por solo transferirte un poco de la mía?-me cortó de forma repentina-.

Tan repentina, que incluso a mi me tomó por sorpresa. 



Un viaje Inesperado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora