Capítulo XII

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  Es el momento del día en el que practicamos en la arena.

 Era divertido ver los entrenamientos, pero ahora me doy cuenta de lo evidente que era percatarse de que cada sub está en busca de chicos con posibilidades de desarrollar una segunda habilidad.

 Yo nunca practicaba en la arena, mi "única" habilidad es curar a los heridos luego de las batallas de práctica, sí, así es, pertenezco a la banca. Pero eso cambió hoy.

 Hay un nuevo entrenador, es un sub recién graduado, se nota a cien metros de distancia que está obsesionado por encontrar chicos con "potencial", según lo que explica él. Su nombre es Tyler, es todo un idiota, o al menos eso grita su comportamiento. Su cabello corto y negro, de alguna forma extraña siempre lo mantiene peinado, es alto, atlético, determinado y por supuesto, muy engreído. Su habilidad es la superfuerza y cada vez me convence más de que como segunda habilidad podría desarrollar la super-idiotez. Me tiene en la mira, literalmente.

 En el entrenamiento de hoy nos hacen practicar nuestros reflejos, el objetivo es usar la habilidad que poseas para evitar de alguna forma que lo que sea que Tyler arroje te golpee, pero se está excediendo un poco, diría yo.

 Me exigió que saliera de la banca, ahora está de pie a algunos metros de mí a punto de lanzarme un balón de básquet justo a la cabeza.


¡¿Cómo se supone que voy a detener esta cosa?!


 Podría intentar meterme en su cabeza, pero corro dos riesgos; que me detecte o que se me contagie su estupidez. Aunque no serviría de mucho, él grita lo primero que se le ocurre.


-¡Voy a hacer que tengas que reconstruir todos tus dientes con esos brillitos tuyos!


Tyler cree que me intimida y para ser sincera él no lo logra, pero su superfuerza sí.


-Mierda...- Susurro.


 Tyler lanza el balón y en los segundos que tarda en llegar a mi rostro me hago la idea de cuánto tiempo tardaré en sanar una nariz rota, un ojo morado, falta crítica de dientes, o todo eso junto.

 Veo estrellas, y luego oscuridad.

 Al abrir los ojos lo primero que veo es a Bella arrodillada junto a mí diciendo algo que la verdad no entiendo, voltea hacia un lado y grita algo que tal vez llegaron a oír en China, una de sus palabras favoritas.


-¡Idiota!

-Por esa falta de respeto señorita Bella ¡tú y tu amiga tendrán doble práctica!- Tyler sonríe de manera pedante.

-Lo odio tanto.- Dice Bella entre gruñidos. Toca su cabeza dos veces en una seña que por alguna razón entiendo, quiere que hablemos telepáticamente y eso hacemos.

-¿Estás bien? Te diste un golpe muy fuerte en la cabeza.

-Creo que me desmayé.

-¿En serio? Estuviste sólo unos segundos en el suelo, ahora estás como si nada.


 Otro balón vuela por la arena, esta vez dirigido hacia Bella, cuando está demasiado cerca, ella simplemente lo incinera.


-¡Eso es actitud!- Grita Tyler con aprobación.- Puedes ir a sentarte, Bella. Es tu turno de nuevo, Emma, esta vez intenta no detener el balón con tu cara.

-Este tipo me cae peor cada vez que abre la boca.- Le digo a Bella telepáticamente.

-Intenta esquivarlo.- Me responde, mientras se sienta en las gradas de la arena.


 Me sorprende haber salido ilesa del primer golpe, pero no podría tener tanta suerte esta vez. Siento que una capa de calor cubre todo mi cuerpo y no sé si es por el agotamiento o porque alucino, posiblemente sea por ambas.

 Estiro mis brazos delante de mí para que al menos parezca que quiero atrapar el balón, el cual Tyler lanza con lo que parece el doble de fuerza.

 Oigo un golpe pero no siento dolor, todos me están viendo boquiabiertos.

 Tyler empieza a aplaudir mientras dice:


-Te veré después de clases, que es justo ahora, ¡todos afuera!


  Bella está a punto de salir cuando Tyler le dice las palabras que más detesta oír en esta clase.


-Chica fósforo, ¡a la cuerda!  


Una historia sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora