Capitulo X: De vuelta al Digimundo

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Con sus gafas puestas y Takato con los gogles entraron por el portal y, como la primera vez, se sintieron flotar. Luego, cayeron a gran velocidad.

Cuando terminaron de levantarse y quitarse el polvo, notaron que habían caído exactamente en el mismo lugar montañoso y arenoso de la primera vez. Pero esta vez se veía diferente: Las rocas estaban pálidas y grises, como si pronto fueran a ser transparentes. Faltaban muchas formaciones rocosas y ya no volaban las partículas de información suelta que antes rodaban por el suelo. El cielo no podía apreciarse, ya que estaba plagado de cumulonimbos y parecía que en cualquier momento se descolgaría una terrible tormenta.

Esta imagen desoló a Takato y mediante una mirada seria, instó a los demás a encontrar rápido a Shogakumon para que el digimundo volviese a ser lo que era.

En Hypnos, los chicos eran monitoreados a través de la computadora de Tao Wong. Ellos no podían ver lo que hacían, solo recopilaban la información, pero gracias a la inestabilidad del digimundo, podían comunicarse con ellos a través de radios transmisores.

- Chicos, ¿Cómo se encuentran?

El que respondió fue Henry.

- Estamos bien, papá.. Pero no puedo decir lo mismo de este lugar, el digimundo está desolado..

- Hemos localizado a Shogakumon, no está lejos de ustedes. Deben tomar una especie de túnel que los llevará hacia un lugar que parece estar lleno de árboles y unas criaturas extrañas, llenas de información, pero que no son digimon.

Rika reaccionó al instante.

- Yo estuve en ese lugar con Renamon.. Es cerca de donde encontraron a Orochimon, lo sé..

- Y yo creo que sé dónde está ese túnel – Dijo Ryo, quién también conocía el lugar y ya dándose la vuelta para dirigirse al túnel.

Henry se despidió de nuevo de su padre, cortó la comunicación y luego siguió a Ryo, junto con ellos.

Los chicos caminaron un largo trecho, en un profundo silencio. El panorama no estaba como pata charlar animadamente. Aunque parecían bastante seguros, todos tenían algo de miedo, porque sabían que si Shogakumon los tocaba con su ataque, su información sería dispersada y formarían parte del digimundo. A más de uno le dio un pequeño escalofrío al pensar que si fallaban, ya nunca regresarían a sus casas..

Al fin, divisaron a lo lejos una cueva lo suficientemente grande como para que Cyberdramon caminara derecho. Ryo les hizo un gesto para que siguieran y todos marcharon a través del agujero en la roca, a paso lento y cauteloso.

No tuvieron problemas al cruzarlo y a Takato, Rika y Henry les extrañó bastante cuando, al salir del relativamente corto túnel, se encontraron de espaldas a un enorme roble de varios metros de ancho.

- ¿El túnel en la montaña tiene salida en el tronco de un árbol? – Preguntó Takato, algo curioso, a lo que Ryo sólo se limitó a responder.

- El digimundo no tiene mucha lógica.. Y menos para nosotros los humanos..

Rika reconoció de inmediato el terreno, los árboles, esos hongos que tenían mal sabor y los digignomos. Ese lugar estaba aún más destruido que la región de las montañas. Los árboles apenas y se materializaban ya, parpadeando de vez en cuanto por la falta de información. Los digignomos se veían débiles y pequeños, como si el digimon estuviera absorbiendo también su información.

Siguieron andando por el camino, vadeando árboles translúcidos y plantas descoloridas. Llegaron por fin a un claro que parecía estar a un nivel más bajo que en el que ellos se encontraban. Allí en medio, estaba Shogakumon. Parecía un lagarto deforme e inmenso, de color negro grisáceo. Había cambiado mucho desde la última vez que lo habían visto y también había crecido. En ese momento, estaba luchando con todas sus fuerzas por zafarse del agarre de la jaula en la que Tao lo había encerrado, pero para terror de los chicos, lo estaba logrando. Los cuatro se miraron y luego miraron a sus respectivos compañeros. La hora de enfrentarse había llegado y todos se encontraban listos. Mientras Henry le comunicaba lo que estaba ocurriendo a su padre, Takato, Ryo, Rika y los digimons debatían acerca de lo que debían hacer. Rika y Ryo evitaban mirarse a los ojos: No era que estuvieran molestos o incómodos con la presencia del otro, sino porque no querían perder el tiempo con eso. Ya lo hablarían cuando regresaran y decidirían si seguir juntos o tomar rumbos separados. Cuando Henry regresó, Takato estaba discutiendo con Rika y Ryo. El chico decía que primero debían observar al digimon, para conocer sus modos y ataques, pero los otros dos sostenían que debían atacar enseguida, antes de que Shogakumon los atacara a ellos. Henry se inclinó por la visión de Takato, por lo cual no hubo acuerdo.. Pero algo hizo que los cuatro tamers y sus digimons se quedaran en silencio en un segundo: Shogakumon acaba de romper la red y ahora estaba libre..

Digimon Tamers: Una nueva amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora