Mis ojos comenzaron a cerrarse, pero había algo que me incomodaba. Otra vez estaba sintiendo esa sensación fea de que alguien me observaba. Los pelos de mi nuca comenzaron a erizarse. Miré hacia la ventana de la izquierda, pero no había nadie, me volteé hacia la de la derecha y tampoco había nadie. Comencé a sentir pasos que se acercaban a la habitación, me acomodé y cerré mis ojos, haciéndome la dormida.
La puerta se abrió y supe que era Gale, por su aroma y porque expulso un gran suspiro. La verdad me incomodaba que duerma en la misma cama que yo, porque desde que llegué, él dormía en el cuarto de huéspedes.
Se metió al baño y sentí cómo se prendía la ducha. Mis párpados comenzaron a pesarme y toda la adrenalina que corrí en el día estaba pasándome factura. Carajo, estoy vieja. Antes podía pasarme horas y horas corriendo, cayendo de árboles, peleando, cazando, etc. Y no me pasaba nada, pero ahora el cansancio es mucho.
Gale salió del baño y se acostó a mi lado, obviamente yo le daba la espalda. Estaba demasiado cansada, enojada, humillada, con el corazón roto y soy demasiado orgullosa como para hablar. Si él quiere decirme algo que espere hasta mañana...
-Sé que no estás dormida.- dijo él, posando una mano en mi cintura y atrayéndome a él.- Lo siento, no debí tratarte así. Lo siento mucho.- inhaló el aroma de mi cabello.- ¿Estás dormida?- preguntó después de mi silencio.
Sinceramente no tenía muchas ganas de hablar, realmente estaba cansada y lo único que quería era dormir y despertar en mi casa, lejos de este chico, lejos de todo esto, lejos del bosque, aunque eso signifique volver a soportar la violencia de Jasón, al menos él si es un estúpido humano.
Me desperté y aún seguía con la mano de Gale en mi cintura. Traté de moverme pero él hizo más fuerte su agarre. ¿Siempre serán así?, tan posesivos, tan celosos. Buenos después de todo son perros. Saqué su mano con todas mis fuerzas y me liberé de él.
Salí de la cama y me dirigí al armario, busqué algo de ropa y salí. Cuando lo hice me encontré con él, me miraba confundido y algo enojado, yo solo le dediqué mi mejor cara y una mirada asesina, me metí al baño para ducharme y cerré la puerta con seguro.
Me sumergí en la tina tratando de controlar todos mis deseos de escapar, acomodando mis ideas y todos los sucesos que había vivido desde que ese chico chocó contra mí en la fiesta de Lucy.
<<Soy Alexandra HeavensBinnsh, pero mis amigos me dicen Alex. Soy huérfana. Crecí en un orfanato en las fueras de la ciudad de Chicago. A los 16 años me enlisté en el ejército. A los 18 conocí a Jasón en una misión, donde perdí a mi mejor amigo...>>
El aire me comenzaba a faltar y saqué mi cabeza de debajo del agua.
Todos los días me repetía esas palabras para no olvidarme de dónde vengo. Sentí unos leves golpes a la puerta.
-Alex ¿estás bien?-
-Si.- contesté.
Terminé de ducharme, me vestí y salí.
-Tenemos que hablar.- dijo él acercándose a mí y tomándome del brazo.
-¿Sobre qué?- dije soltándome y sentándome en el sofá.
-Esta tarde, cuando el sol se ponga te presentare como la Luna de la manada y....-
-...Y tendrás que marcarme.- terminé de decir y él me miró un poco confuso.
-¿Quién te...? Mamá.- dijo y yo asentí.
-¿Cuándo pensabas decírmelo?- le escupí, estaba tratando de mantener mis emociones calmadas.- ¡¿Cuándo estuvieras encima de mí?! ¡Maldito idiota!- ya era tarde, ya estaba gritandole y golpeando su pecho con toda la furia que tenía.
-¡No! ¡No! ¡Alex...! ¡Ya!- me tomó de las muñecas y trató de calmarme.
Me volteó y apoyó su pecho en mi espalda. Mi respiración comenzó a calmarse y cerré mis ojos. Esta cercanía a él me hacía tan bien.
-A menos de que quisieras estar encima de mi.- susurró burlón a mi oído.
-Tienes que arruinar todo tan rápido.- dije tratando de soltarme, pero me fue inútil.
-Me gusta cuando te pones así...-
-Ya suéltame.- le dije y me escapé de sus brazos.
-Solo bromeaba. No pasara nada que no quieras que pase.-
-Oh que caballero gracias.- aún estaba furiosa.
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Destiny [TERMINADA]
LobisomemAlexandra, pero para sus amigos "Alex" es una chica huérfana que se unió al ejercito a la edad de 16 años, a los pocos meses ya estaba sumergida en sus primeras misiones. Mataba, torturaba y casi siempre estaba a punto de perder la vida, todo porque...