-¿Qué haces aquí?- gruñó él.
Lo miré y podría reconocer este hermoso lobo en cualquier lado. Iba acompañado de Ámbar, Hannah, Mike, Nick y otros cinco lobos.
-Te hice una pregunta.-
Las lágrimas amenazaban con salir, pero me las tragué y hablé lo más duro que pude
-Solo salí a caminar ¿bien?-
-Vé adentro. Hace frío y necesitas mejorarte del brazo.-
No hablé más y comencé a caminar hacia la casa.
Idiota, idiota, idiota. ¿Cómo se atreve a tratarme así? Primero me secuestra y ahora me ignora, bien, si a esto quiere jugar, juguemos.
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Pasaron dos semanas desde que me enteré lo que verdaderamente era. Cuando Gale se lo comunicó a su familia no podían creerlo, sus hermanas dejaron de hablarme, sus padres estaban más comprensivos que de costumbre. De hecho, muchos lobos dejaron de hablarme, entre ellos y el más importante para mí se encontraba Gale.
Casi no hablábamos, en realidad no hablábamos. Dormíamos en la misma cama pero él estaba negado en tocarme, ni siquiera me miraba. Él no lo veía, pero sus actitudes me lastimaban y mucho.
En cuanto a mi brazo, cada día estaba mejor.
Estuve practicando tiro al blanco con mis dagas, claro que con el brazo izquierdo.Me levanté y ví que Gale no se encontraba a mi lado. Me cambié rápidamente de ropa y bajé a desayunar, pero no había nadie. Miré por la ventana y solo ví a unos pocos chicos. Esto era raro, aunque no me sorprende que hayan tenido una junta de manadas y Gale se haya olvidado de decirme.
Coloqué dos dagas y mi bota derecha y dos dagas en la izquierda. Me puse un gran abrigo que me llegaba a las rodillas y dentro de sus bolsillos secretos coloque dagas pequeñas, solo por si acaso. Me calé la capucha y salí de la casa.
Caminé hasta llegar a mi cabaña y entré a la cochera, saqué la camioneta y conduje hasta el pueblo. Sé que no podía ir, pero necesitaba visitar a mis amigos, amigos que si me hablaran sin miedo a que los mate.
-Señorita HeavensBinnsh...- dijo alguien detrás de mí. Esbocé una pequeña sonrisa y me volteé.
-Señor Morgan.- dije lanzándome a sus brazos.
Nunca había estado más contenta de verlo. Estaba disfrutando del abrazo hasta que mi clavícula empezó a arder como el infierno. Me separé rápidamente de Dylan y toqué mi clavícula por encima de mi ropa.
-¿Cómo has estado, Alex? ¿Cómo salió el viaje a Nueva York?- preguntó emocionado él.
¿Viaje a Nueva York? ¿Qué mentira habrás inventado, Gale?
-Bien, eso creo. Muy revelador.- contesté.
-Encontrar a tus tíos debe ser muy bueno para ti.-
-Así es. Raro, pero bueno.-
-Te invito un café.- se ofreció él.
-Está bien.-
Estábamos en la cafetería y me encontré con la señora Patrick, me dijo que estaba buscando a una nueva empleada, ya que la que ocupó no volvió a aparecer por el pueblo. Entonces ahí me dí cuenta que maté a mi reemplazo.
-¡Alex!- sentí que gritaban. Levanté mi vista y ví a la pequeña Lucy que corría hacia mí.
-¡Lucy!- dije estrujándola en mis brazos.
-¿Cómo has estado?- preguntó ella.
-De maravilla. ¿Tú?-
-Bien, un poco enferma pero bien.-
-Hola Alex.- me saludó James un poco ¿molesto?
-Hola James.- me acerqué a él para abrazarlo pero mi clavícula me mandó una oleada de dolor por el cuerpo, lo ignoré y lo abrace a igual.- Lamento mucho no haberme despedido.- dije entre sus brazos.
-Está bien. Solo me alegra que hayas vuelto.-
Me separé de él y continuamos hablando los cuatro en el café. De vez en cuando Dylan ponía su brazo alrededor de mis hombros, provocando que mi clavícula quemara, por lo tanto lo tenía que apartar de mí.
Pasé todo el día en el pueblo hasta que me dí cuenta de la hora. Me despedí de los chicos y caminé hasta la camioneta. Conduje hasta mi casa, metí la camioneta en el garaje y continúe con mi camino a pie.
-Apestas a ese idiota.- dijo alguien detrás de mí.
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Destiny [TERMINADA]
Hombres LoboAlexandra, pero para sus amigos "Alex" es una chica huérfana que se unió al ejercito a la edad de 16 años, a los pocos meses ya estaba sumergida en sus primeras misiones. Mataba, torturaba y casi siempre estaba a punto de perder la vida, todo porque...