✤; Capítulo 11.

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―Tú puedes, bebé.

―Ánimos, hijo.

―Vas a lograrlo, brother.

―Vuela alto, Suga.



Habían pasado ya 5 años desde la horrible pelea que se creó entre los esposos de la familia Kim. Y literal, fue el peor e inolvidable aniversario que ambos tuvieron. Hubo corazones rotos y groserías soltadas en plena calle, pero todo se supo arreglar... gracias a las oraciones que YoonGi le pidió a belcebú. O eso les hacía creer ese desgraciado; cosa que, obviamente, no era cierta.

Kim SeokJin tenía 39 años y se encontraba feliz junto a su familia. Se sentía orgulloso de ver crecer a sus hijos de manera apresurada pero correcta. NamJoon, de 40 años, andaba en las mismas condiciones de su amado esposo.



― ¿Y si todo se va al carajo? ―preguntó YoonGi, rascándose la nuca.

―Calla. Todo irá bien ―animó JungKook.

―Tú puedes, baby. ―le guiñó Jin. NamJoon solo le alzó su dedo pulgar en señal de aprobación.



Kim YoonGi, de 19 años, se encontraba parado a mitad del Parque Nacional de Bukhansan junto a su pequeña familia. Ese día iba a confesarle sus sentimientos al chico que le gustaba. Hace cinco años no lo hizo porque... bueno, se acobardó. Al final él terminó comiéndose los chocolates mientras trataba de llorar decentemente encerrado en su habitación.

Se adentró más en el parque, junto a su mochila de viaje y una carta entre sus manos. Iba a quedarse en una cabaña alquilada de por ahí; le había pedido permiso a la universidad para estar libre esos días. Su familia lo despidió de manera tranquila, deseándole buenas vibras por supuesto.



―Bien, YoonGi. No la cagues, no la cagues... ―se animaba a sí mismo―. Fighting!



Comenzó a caminar para liberar sus nervios. Nunca antes se había enamorado con tanta fuerza, sentía que su corazón se saldría de su pecho e iría a abrazar a la persona que le volvía loco cada vez que le sonreía. Realmente se había enamorado. Y tenía como testigos a sus padres y sus hermanos. JooHyun, la mucama, y su tío MinSeok, esposo de JongDae, le animaron a venir hasta aquí para confesar sus sentimientos. Obviamente, llegó después adrede... quería ponerle algo de drama a la situación.


Llevó caminando a lo largo de 10 minutos y recién a lo lejos vio una silueta muy reconocida. Era él. El futuro... progenitor, de sus hijos. Porque sí, quería casarse con él. Inclusive sus compañeros de clase le dieron su apoyo y varias ideas para la decoración de su boda.

Solo esperaba que no le rechace. No soportaría un maldito rechazo por parte de la persona que amaba, o enloquecería.



―Buenos días, JiMin.

―Igualmente, Kim ―le sonrió.

― ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

―Bueno ―lo pensó un poco antes de responder―, vine hace una hora...

NamJin ― Did you miss me?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora