Capítulo 23

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Capítulo 23

Marcos

El constante golpeteo llama mi atención haciéndome desviar mi camino así que empujo la puerta de la oficina de Leo solo un poco para encontrarme a Atena inclinada sobre el escritorio con Rax empujándose en ella desde atrás. Y no me sorprende para nada.

Siento unas pequeñas manos que conozco muy bien serpentear en mi pecho y detenerse en el centro.

-No sabía que te gustaba mirar, pervertido. -la dulce voz de Johanna me distrae de la escena y cierro la puerta de nuevo girándome dándole un ligero beso en los labios.

-Solo estoy sorprendido de no estar sorprendido. Se la han pasado yendo y viniendo y nunca han podido quitarse las manos de encima.

-No los culpo. Yo tampoco puedo quitarte las manos de encima. -enfatiza su punto apretándome el trasero poniéndose de puntillas tratando de alcanzar mis labios, hasta que me compadezco de ella y la beso.

Hace un pequeño ruido de satisfacción dándome un beso esquimal.

-Oh, hace como veinte minutos Leo llamo a misa.

Maldigo y salgo corriendo escuchándola reírse de mí. Es mala. Entro con un gran estruendo sentándose en mi lugar sin una palabra. Leo se limita a asentir y a negar con la cabeza mirando en espacio vacío de Rax.

-Como decía antes de la interrupción, los prospectos encontraron donde se reúnen a qué hora y que días de la semana lo cual es completamente impredecible. No hay un horario fijo, pero para nuestra suerte está ahí ahora así que vamos a tomar nuestras mierdas a nuestros chicos y vamos a ir a patear sus traseros.

-Creo que sigue siendo una reacción exagerada. -argumenta Travis rascándose la parte trasera del cuello mientras frunce el ceño.

Entonces Leo se pone de pie abruptamente. Su silla cayendo de espaldas haciendo un fuerte ruido. Con ambas manos golpea la mesa y su rostro se pone rojo brillante mientras mira a Travis.

- ¡Ese hijo de puta vino a MI club y quiso jodidamente DECIRME QUE HACER! Así que no pedazo de coño. No estoy exagerando.

-Lo siento, pres. -se disculpa Travis bajando la mirada.

-Ahora todos putas mediocres, pónganse sus tangas y vámonos.

Se pone de pie liderando el camino y se pierde para despedirse de Yuan. Voy hasta la sala para cargar a Johanna desde su espalda ganándome su fuerte y magnifica risa mientras patalea un poco. Me rio con ella lanzándola al aire para cargarla de nuevo frente a mí dejando caer mis labios sobre los de ella.

-Tengo que irme con los chicos. Te veré en tu departamento cuando haya terminado.

Hace el más lindo puchero de la vida y soba mis pectorales de ida y vuelta.

-Tengo el turno nocturno esta noche.

           

-Entonces te veré por la mañana. -me da un último beso y todos somos distraídos por Rax que sale de la oficina de Leo abrochándose su cinturón y detrás de él Atena se ajusta su vestido.

-Nos vamos pedazo de estúpido.  -le dice Leo mientras pasa a su lado sin mirarlo.

Él se apresura a besar a Atena y a seguirnos a todos hasta las motos para la misión.

(...)

Oficialmente todo se fue a la mierda. Actualmente nos encontramos corriendo hacia nuestras motos.

-Saquen las demás armas. -ordena Leo gritando mientras derrapo junto a mi moto sacando mis armas y me aseguro detrás de mi moto a responder el fuego.

Mis hermanos estás siguiendo mi ejemplo respondiendo el fuego enemigo. Nos esperábamos con el mismo número de combatientes enemigos cuando llegamos a las abandonadas y mugrientas bodegas esperábamos un número inferior de hombre al nuestro. Fuimos sorprendidos con un número bastante similar al nuestro.

-Traigan acá a los prospectos. -demanda Travis cargando su arma mientras hace señas a los prospectos que están detrás de un camión.

Ellos no dudan ni un instante en unirse a nosotros cuando el fuego de parte contraria repentinamente para. Nosotros nos detenemos también mirando expectantes a las bodegas a la espera de lo que sea, pero solo podemos escuchar una letanía de maldiciones.

Leo nos hace caminar en silencio detrás de él mientras entramos en completo silencio a la bodega.

- ¡Mierda! -grita Rax corriendo a la ventana mientras en últimos de los miembros del club sin nombre. Y Rax no duda a comenzar a disparar. Ellos corren hasta desaparecer en la carretera. 

Leo suspira guardándose su arme y girando sobre sí mismo para examinar el lugar.

-Tomen absolutamente todo lo que hay aquí incluyendo las motos que dejaron afuera. Llamen al taller para que traigan una grúa aquí.

Todos obedecemos poniéndonos manos a la obra. Cuando la mayoría de los chicos está cargando las motos en la grúa un ruido nos hace voltear para encontrar a Owen parado junto a la ventana por donde todos los maricones de su club se han fugado.

Solamente Rax, Leo y yo nos encontramos en el cuarto y nos quedamos fijos mirándolo. Él se limita a encogerse de hombros levantando sus armas y apuntando directo a Leo.

-Cuando se acabaron el resto de las municiones de los chicos reserve solo una bala.

Rax se lanza a su espalda, pero él ya ha disparado. Me inclino con rapidez sobre Leo que ahora está en el piso presionando su estómago en donde tiene una fuga de sangre. Rápidamente me quito mi playera presionándola en mi herida. Giro el rostro para encontrar a Rax sobre sus rodillas mirándonos conmocionado. 

Owen no está más y Travis se precipita al interior quedándose paralizado al ver la escena, pero rápidamente saca su teléfono llamando a emergencias.

Cuando la ambulancia llega soy empujado del cuerpo convulsionante de Leo. Los chicos se aseguraron de llevarse todo lo ilegal y solo nos quedamos Travis, Rax y yo.

Aun cuando Leo es llevado nosotros nos quedamos en la bodega vacía solamente mirando al vacío respirando pesadamente. ¿Cuánto tiempo tomo todo esto? Minutos y ahora se siente que la vida se está terminando. Me pongo de pie lentamente. Sacando las manos de mi moto.

-Debemos irnos.

Se limitan a asentir en silencio y los tres bajamos hasta las motos para conducir directo al hospital, pero realmente no sé si ninguno de los tres quiere llegar realmente al hospital.

(...)

Realmente, realmente no quiero hablar de lo que paso en las últimos hora. Eso es... son emociones que creí que nunca más volvería a experimentar. Me seco el cabello con la toalla saliendo del baño mientras suspiro.

Un pequeño sollozo llama mi atención así que salgo de la habitación en busca del origen de los pequeños sollozos. En la cocina puedo encontrar a Johana lavándose las manos furiosamente mientras solloza. Su mochila de trabajo, donde suele cargar su uniforme de cirugía, se encuentra en el suelo, pero esta vez completamente vacía.

-Oye, -la abrazo desde atrás ayudándola a lavarse las manos.

-Yo... yo... hice todo lo que hice, pero... ahhh, su pulmón colapso muy rápido. -ahora está temblando con fuerza dejando caer todo su peso sobre mí. -Y la mirada de Yuan y Ana cuando se los dije.

La abrazo con fuerza llevando nuestras manos entrelazadas a su pecho y comienza a calmarme lentamente.

-Nada de esto es tu culpa. Hiciste todo lo que estuvo en tus manos...

-Eso ya no importa -me interrumpe. -Leo... -un feo y largo sollozo sale de su apretada garganta. -Él está muerto porque yo no pude salvarlo.

Ambos nos deslizamos con lentitud hasta estar tendidos en el suelo con los brazos y piernas enredados y me aprieta las manos con fuerza. Ella solloza hasta que ambos nos dormimos en el suelo de la cocina.

Their Girl. (Los Cuervos del Infierno MC #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora