Bip, bip, bip...¿Que es ese sonido? Bip, bip, bip...¿Estoy muerta? Huele a alcohol de heridas, solo escucho el Bip y me esta desquiciando, no veo nada y me asusta y aburre al mismo tiempo, ni siquiera se donde estoy ni que hago allí, aunque por el olor diría que parece un hospital pero, ¿Que hago yo en uno? Odio no entender las cosas para mi, es como quitarle un caramelo a un niño, rabia. Oigo un susurro entre la neblina que no consigo que tome forma en mi mente y la oscuridad me vuelve a engullir.
*
Hace un día precioso, la gente suele decir eso de un dia soleado de lo mas normal, mas bien de todos, pero se que este es especial, sin ver el tiempo en el televisor se que va ser uno de los dias mas calurosos del invierno, lo noto en la forma en que los rayos del sol acarician mi piel y la calientan. Antes de entrar a la cocina de mi casa observo a mi madre apoyada en el marco de la puerta de madera oscura, está sentada en la mesa plateada que se haya cerca de un rincón de la misma, leyendo el periódico del dia mientras le pega sorbitos a su café bien cargado, yo no soy fan de ese brebaje pero hay gente muy enganchada como mi madre. Contrasta mucho contra la cocina que es totalmente blanca excepto por los mangos de las puertas que son plateados, porque va con un vestido morado holgado, unas medias negras a juego con unos botines del mismo color. Parece presentirme porque levanta la cabeza y me sonríe cariñosamente antes de que yo entre directa a poner la tetera al fuego, ella siempre insiste en comprarme un calentador de agua pero lo rechazo, me gusta hacerme el te de esa forma, es como una costumbre, y estoy echa por y para ellas. Pocas cosas suelen llamarme la atención en esta vida y la forma en la que sale humo de la tetera y se eleva en el aire indicándome que el agua esta caliente me absorbe, me envuelve, hay gente que pensaría que es raro, personas que no son como yo, que no me entienden y tampoco hacen por hacerlo, mi familia si, hacen que me sienta cómoda en cualquier sitio en el que estoy con ellos, hasta cuando una vez en el dentista empece a explicarles a mis padres los riesgos de una muela picada con solo 5 años y los demas padres me miraban mal mientras los niños iban del rosado al pálido en sus caras, cuando pasaban esas cosas mi madre siempre me acariciaba la mejilla, sonreía y me llamaba "Mi cerebrito" y eso hacia que dejara de sentirme rara por esas miradas pero cuando vas creciendo, esas caricias en público son cada vez son mas escasas y las personas mas malvadas. Una vez me he servido el té, me dispongo a elegir que galletita lo acompañara hoy, antes de abrir la caja metálica donde se hallan me entretengo acariciando el relieve de montañas verdes que tiene, es solo un segundo pero lo suficiente para mi, al abrir la caja me quedo perpleja hay una notita dentro que no esperaba, al desdoblarla reconozco la caligrafía de mi madre en la simple frase "Felices 20 mi cerebrito", entonces mi madre se levanta y poniéndose detrás de mi asoma la cabeza por mi hombro mientras me abraza cariñosamente.
-Se que te da igual, pero a mi no -dijo en un tono al igual de dulzón que la miel-. Es el dia en el que me paso lo mejor de mi vida, tenerte a ti.
En esos momentos de calidez maternal se me olvidan detalles como que le saco una cabeza, las pecas que tiene alrededor de la nariz, sus hoyuelos al sonreir, su melena castaña corta a ras de los hombros bien lisa y esos ojos azules tan suyos, porque en ese momento tan corto y lleno de amor ella es lo mas grande que hay en el mundo para mi aunque racionalmente sepa que eso no es asi, se que ella es y me hace sentir grande.
-Gracias madre -digo mientras dejo que me de un beso suave en la mejilla izquierda.
Sabe que no diré más, por lo que deja de abrazarme y se encamina hacia la puerta de la cocina, sin preguntarle, ni necesidad de observarla se a donde va y lo que hará antes de ello, se pondrá frente al espejo de la entrada y observará su aspecto, su maquillaje, se pintara los labios y pondra el abrigo de lana de color gris ceniza que tiene y despues se envolverá con su bufanda favorita la cual le hice yo con 10 años en un taller de costura, es una bufanda que atrapa levemente los colores del universo, mi universo, morados, azules, negros y brillos medio apagados se abren paso entre cada punto de ella, antes de salir se dara un último vistazo disimulado al espejo respirara hondo y abrirá la puerta, no sin antes desearme un buen día.
-Que tengas un maravilloso dia Pam.
Como ya dije, es grande.
Cojo mi té y una galletita en forma de Margarita y me dirijo al comedor que queda justo enfrente de la puerta de la cocina. Blanco, con muebles negros, es tan agradable y pulcro a la vista, tan ordenado y sencillo que me gratifica. Voy hacia la ventana amplia del comedor que esta echa al estilo way window, es como un mirador desde el que observo a la gente andar por la calle, algunos tranquilamente, otros no tanto, parece que corren una maratón solidario, también estan los niños despistados con lo que les rodea mientras sus madres los llevan de los bracitos tan pendientes a ello y no lo logran procesar totalmente, solo una parte muy pequeñita, yo a su edad miraba los arboles, acariciaba sus cortezas y hablaba con mi padre de los marrones y verdes, de sus matices, padre, en dias tan señalados como el de hoy lo echo en falta, el solía aparecer por la puerta de mi habitación sigilosamente para dejarme un libro a los pies de la cama, yo siempre solia hacerme la dormida y esperaba a que saliera de ella para ir corriendo a los pies de mi cama para desenvolverlo e inspirar profundamente ese olor a nuevo, tinta y cariño.
Hace tiempo que ya no esta presente, solo en los pequeños detalles de la vida cotidiana como ver películas en familia o los dias de campo que ya no hacemos madre y yo, se que ella tambien lo echa de menos, seguro que mas que yo, se conocían desde pequeños, habian crecido juntos, tenian una vida maravillosa por delante, hasta aquel fatídico inciendo que nos lo arrebato, el unico consuelo que nos quedo en aquella época fue que murio salvando a una niña del bloque de pisos que se quemo hace 13 años, murio haciendo el bien en su trabajo, nunca entendí que veia en ser bombero, yo solo veia todos los riesgos que conllevaba, temores que se hicieron realidad esa noche en la que no volvio a casa y nunca mas lo haria, no habria mas libros suyos a los pies de la cama, solo fotos en álbumes, su colonia, sus zapatos y su ropa ya en cajas de las cuales yo rescataba alguna sudadera como la que llevo hoy puesta, gris, suave al tacto y con un calor que solo a mi me puede brindar.
Cuando acabo el té lo dejo en el fregadero de la cocina, me dirijo al baño y mientras me miro al espejo de marco dorado que hay en el, me hago una coleta alta, mi madre tiene razón hace mucho que no me lo corto, incluso con la coleta ese pelo ondulado de un castaño claro llega a media espalda, me lavo la cara y cuando me la estoy secando se que me ha salido una peca nueva en la nariz tenia quince y ahora dieciséis, me miro a los ojos y recuerdo como siempre, porque a mi madre le recuerdo tanto a mi padre, tengo el ojo izquierdo azul con matices verde oliva y el derecho es un verde oliva bordeado de un marrón tan claro que cuando lo miras detenidamente parece caramelo derretido, heterocromia, mi padre padecía lo mismo y mi madre lo ve en mis ojos todos los días. Abro la puertecita del armario y saco mis gafas de su funda, son negras y grandes, mi amiga Laura me dice que me compre lentillas que tengo unos ojos muy bonitos para esconderlos tras unas gafas y que me maquille otro poco, pero son dos batallas que raramente gana, solo cuando se alía con mi madre y es totalmente necesario, Laura es la única que consigue comprenderme, no mirarme de forma rara e incluso hacerme reir, la conocí en aquel taller de costura cuando sin querer se tropezó y me fue a clavar una aguja con un hilo rojo en el meñique derecho, ella no paraba de disculparse torpemente y cuando me dijo "dime que no te he dejado muda para toda tu vida tia" no pude sino reírme a carcajadas y hacia algunos años que habia olvidado como se hacia y lo bien que sentaba.
Hoy es sábado, un bonito sábado de principios de diciembre, hoy siento dentro una energía que me indica que algo especial va a pasar, hay personas que lo confundirían con la emoción de que es su cumpleaños pero se distinguir sensaciones a la perfección, esta sensación ya la tuve en varias ocasiones, en una de ellas gane un telescopio en la rifa de mi instituto, al menos algo bueno que me llevare de el, no ha sido especialmente fácil para alguien como yo, especial según mi madre, bicho raro para mis compañeros y diferente para los profesores, en el fondo pienso que a algún profesor no le caí del todo bien, que una alumna te corrija delante del resto de los alumnos no suele causar muy buena impresión y tus compañeros empiezan a mirarte como si fueras una rata de laboratorio, pero así era yo, las cosas imperfectas estaban echas para hacerlas como era debido.
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Y por última vez, te quiero
Teen Fiction¿Que harías si te despertaras sabiendo cosas que nadie mas sabría? Pamela es una chica mas inteligente que el resto de los de su edad, tiene un coeficiente intelectual muy elevado, lo que hace que la gente la mire raro en ocasiones, a la que pocas...