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Como la típica rutina de cada jueves, Changkyun entró a la biblioteca, abriendo la puerta y haciendo que la campanita suene.

Las miradas de algunas personas se enfocaron en él, especialmente algunas adolescentes que estaban sentadas en una esquina; estas lo veían atontadas, ante cada movimiento que él daba.

Pero el menor se estaba concentrando en Kihyun, aquél que se había dado vuelta al escuchar el ruido y luego le había sonreído levemente al darse cuenta de quién era.

El castaño se acercó a donde estaba él, y sin saludar señaló un libro que estaba a unos pocos metros hacia la derecha.

A Kihyun no le molestó que no lo salude, pues siempre se sonreían sin decir nada y eso bastaba, así que se acercó a donde apuntaba el contrario.

Su ceño se frunció un poco al darse cuenta de cuál libro era, pero luego lo sacó sin necesidad de subirse a una escalera y lo llevó al frente de Changkyun.

— ¿Acaso de la nada tienes ganas de repasar Matemática o qué? —le preguntó burlón; Changkyun ya debía estar en universidad, así que no entendía para que necesitaba un libro de cosas básicas.

— Es sólo para una compañera que conozco... —fue lo único que salió de la boca del que había llamado la atención de las chicas, quienes estaban susurrando cosas sin apartar su vista de él.

Kihyun chasqueó la lengua con desaprobación, de alguna forma eso no le había gustado, así que estaba. negando de forma suave mientras agarraba el libro que Changkyun le tendía.

Era el de la semana pasada, y la nota no estaba, así que una pequeña sonrisa apareció en el rostro del pelinegro al abrir el libro y no ver ningún papel suelto. El menor se la había quedado, quería pensar.

— Es algo raro, de la nada me están llegando cartas —Murmuró Changkyun al acordarse, aunque ya desde hace semanas le llegaban.

Kihyun fingió no entender, así que mientras bajaba el libro de Matemática y volvía a guardar una nota en este, preguntó en voz baja y con curiosidad falsa pero bien actuada.

— ¿Qué cosas dicen?

Changkyun se sonrojó un poco; era vergonzoso para él decir que estaba escrito en las notas, pero aún así al ver la sonrisa del mayor suspiró.

— Son piropos.

Kihyun volvió a fingir, pero esta vez fue asombro. Apoyó el libro sobre la mesa en la que trabajaba, con cuidado de que la nota no se caiga.

— ¿Cómo cuáles?

— No te los diré, son vergonzosos.

Changkyun sujetó el libro, y Kihyun suspiró al ver que la nota al menos no se había caído por el rápido movimiento ajeno.

— ¿Pero te gustan? —volvió a preguntar el pelinegro, con un deje de diversión en su voz.

Mientras el menor volvía a la salida, suspiró y asintió. El bibliotecario vio el leve movimiento de cabeza del castaño, así que volvió a sonreír.

﹏﹏

Cuando Changkyun llegó a su casa, abrió el libro, sonriendo de forma casi imperceptible al ver otra nota.

La sujetó con cuidado, abriéndola de a poco, y comenzando a leerla.

«Quisiera ser silla, para que te sientes sobre mí.»

— Wow... —fue lo único que pudo decir, volviendo a sonrojarse por la simple frase.

❝Books.❞ - ChangKi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora