Estoy demasiado cansada, y aunque me encantaría seguir besándome con Nash, tengo sueño, y me acurruco en él y empiezo a soñar.
A la mañana siguiente, me despierto con el mayor dolor de cabeza de mi vida, pero esa no es la razón por lo que lo hago, sino porque siento cosquillas.
Aún con los ojos cerrados, pero ya consciente, noto como Nash dibuja círculos con su dedo en mi nuca, o en mi espalda, y me acaricia el brazo, mientras estamos abrazados.
No quiero levantarme, quiero que este momento dure para siempre.
Espera.
¿Qué?
¿Qué pasó?
¿Que pasó ayer?
Nos besamos.
Pobre Nash, ahora se estará arrepintiendo. Estábamos demasiado borrachos, No fue del todo real.
Abro los ojos, pero cómo estoy de espaldas a Nash, él no ve que estoy despierta. Me giro hacia él. Y nos quedamos mirándonos.
Me sigue acariciando el brazo mientras me mira, con esa sonrisa suya, con la boca cerrada pero con los hoyuelos super marcados. Es amor.
Pero no. Estábamos borrachos y lo que pasó nunca tenía que haber ocurrido.
-Nash...-Empiezo a decir con mi voz ronca mañanera- siento mucho lo que pasó anoche.
Nash pone cara de extrañeza. A lo mejor ni se acuerda.
Sigo:
-Estábamos demasiado borrachos, no debería de haber ocurrido nunca. Lo siento mucho.- Digo mientras me levanto, pero cuando voy a echar a andar, Nash se levanta y me coge de la muñeca para impedir que me vaya.
Entonces me dice:
-Las cosas pasan por algúna razón.
-No éramos conscientes-digo. Y salgo de su habitación para entrar en la mía.
Nash me sigue por el pasillo.
Me duele, porque en realidad me hubiera gustado que lo que pasó hubiera pasado por nuestra voluntad, no por la del tequila.
Justo cuando paso por el umbral de mi puerta, la cierro impidiendo que Nash entre. Entonces apoyo la espalda en ella y me dejo caer al suelo. Nash da un pequeño puñetazo a la puerta.
-¿Quieres olvidarlo? -Me pregunta, como si él no quisiera hacerlo.
-Sí-Digo con voz quebradiza.
Suspira.
-Si es lo que quieres...-Dice con resignación mientras oigo como anda de vuelta a su habitación.