Capítulo XXV

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Como lo habíamos acordado, al atardecer Daimmen me dejó sola y tuve oportunidad de escapar otra tarde más, había caminado apenas unos metros en el bosque cuando alguien me tomó por sorpresa.

-¿A dónde va con tanta prisa señorita?.-

Voltee asustada pero recobré la calma al instante al ver que era Caden quien me hablaba.

-Caden, me asustaste, pensé que era alguien más.-

-¿Quién más podría ser?.-Dijo divertido.

-No lo se tal vez un ladrón.-

Caden comenzó a reír ante mi comentario pero su sonrisa se desvaneció al instante en que fijó su mirada en mi mejilla.

-¿Qué le pasó a tu mejilla?-Dijo con preocupación.

-No es nada.-Dije al tiempo que llevaba mi mano a mi mejilla.

-Elise, ese golpe no puede no ser nada.-

-Fue mi padre.-Dije finalmente mientras miraba al suelo.

-¿Qué le ocurre? ¿Por qué lo hizo?- La molestia era evidente en su tono.

-Ha sido culpa de Daimmen, le dijo a mi padre que yo era muy descortés con él, mi padre me reprendió, yo estaba molesta y le conteste cosas que le molestaron y eso me he ganado.-

-Ahora tengo una razón más para odiar al Rey, vamos debo curar ese golpe.-

Caminamos entre el bosque y por momentos Caden se detenía a cortar algunas plantas, llegamos a la cabaña y lo primero que hizo fue poner a calentar agua.

-¿Qué haces?-Pregunté.

-Un remedio para que tu mejilla sane.-

-Caden, no es necesario, sanará sola.-

-Debo hacerlo, no puedo concebir que alguien dañe a la persona que menos se lo merece en este mundo.-

-Caden, así es mi padre, nadie puede contradecirlo o sus impulsos lo controlan.-

-Que el sea así no significa que sea correcto lo que hace.-

-Lo se pero debo soportarlo, solo así no me molestará cuando quiera venir.-

-Elise, no mereces eso, no mereces ese comportamiento por parte de nadie, me molesta tanto no poder defenderte.-Dijo frustrado.

-Pero todo se compensa cuando vengo y te preocupas tanto por mí.- Tome sus manos y le sonreí para reconfortarlo.

-Diariamente me pregunto qué estarás haciendo cuando no estas conmigo y me molesta tanto saber que cuando no estás aquí, sufres.-

-No deberías mortificarte por eso, ni siquiera deberías pensarlo, lo único que importa es cuando estamos tu y yo juntos.-

-Si tan solo pudiera hacer algo.-

-Ya lo haces, cuidas de mí cuando vengo, te preocupas por mí y me haces feliz. Ven hagamos algo, recuéstate conmigo y toma mi mano.- Quería que olvidara todo y tuviera un momento de paz.

Caminamos juntos hasta su cama y nos recostamos, el sostenía mi mano con fuerza.

-Cierra los ojos e imagina que somos sólo nosotros, no existe un rey, ni un reino ni una princesa, solo somos Caden y Elise.- Estuve en silencio un instante para después continuar.-Ahora dime ¿cómo son nuestras vidas?-

-Estamos tranquilos, caminando por la aldea, sin preocupaciones de ningún tipo.-

-Muy bien, ahora dime ¿cómo sería nuestra vida?-También yo cerraba los ojos imaginando lo que Caden decía.

Perdida en mi destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora