Habían pasado horas, Caden y yo seguíamos escondidos en los túneles, la temperatura había bajado y ambos tiritabamos de frío, tratabamos de mantenernos calientes abrazandonos pero no lográbamos mucho.
-¿Cuánto tiempo más estaremos aquí?- Preguntó Caden susurrando.
-No lo se, me da miedo salir y que esto aún no haya terminado.-
Volvimos a quedar en silencio y no pasó mucho tiempo cuando comencé a oír que alguien gritaba mi nombre.
-¡Elise! ¡Elise! ¡responde!- Decía a la lejanía una voz que no reconocía.
-¿Quién es?-Preguntó Caden.
-No logro reconocer la voz y temo que sea una trampa.-
-¡Elise! ¡Elise!- La voz se oía más fuerte cada vez entonces la reconocí, era Daimmen.
-Es Daimmen, creo que todo ha terminado, salgamos.-
Salimos de nuestro escondite y caminamos juntos hasta uno de los pasillos del castillo, lo que vi me provocó nauseas, habían guardias y hombres tirados en el suelo, unos muertos y otros heridos gravemente, gente se quejaba y había sangre por doquier. A lo lejos vi a Daimmen, me vio él también, esperaba que me dijera, como estaban mis padres o qué era lo que había pasado pero lo que hizo fue lo último que esperaba.
-¡Guardias! ¡Guardias! encierren a ese hombre, él fue quien raptó a la princesa cuando el enfrentamiento comenzó.-
-¡Eso no es verdad! yo la salvé mientras que tú huías como un cobarde.-
-Y encima te atreves a confrontarme, ¡llévenselo!-
-¡No!-Grité.-¡Suéltenlo!- Nadie me prestaba atención, solo se llevaban a rastras a Caden quien forcejeaba con los guardias para que lo soltaran.
Le solté una fuerte bofetada a Daimmen pero no se enojó sino que comenzó a reír a carcajadas.
-Te dije que me vengaría de tu insolencia.-
-¡Eres un idiota! ¿cómo te atreves? estás en mi reino, tu no tienes poder aquí, él jamás me raptó, el me salvó mientras que tu corriste como una rata para salvar tu pellejo.-
-¿Y dime por qué te preocupas tanto por ese aldeano?-
-Por que no merece que lo trates de esa manera cuando por su causa sigo viva.-
-No soy tonto, se que algo tienes con él, no lo estarías defendiendo tanto de ser lo contrario.-
-No, no eres tonto, eres estúpido, sólo a ti se te ocurre que hay algo entre una persona que acabo de conocer esta noche y yo, ¿quién me crees? ¿Arabelle?-
-¡Basta! Elise, escúchame, no puedo verte con nadie más, no lo soporto, sea un aldeano o un rey, me importa poco, lo lamento, debí darme cuenta hace tanto tiempo de lo valiosa que eres, he pagado muy caros mis errores pues ahora que me doy cuenta de que te amo tu no puedes más que odiarme, Elise, me he enamorado de ti.-Dijo casi suplicante, estaba impactada pero no conmovida.
-Demasiado tarde, jamás te amaré.-Dije con seriedad.
Dicho esto di la vuelta y caminé lejos de él, afortunadamente no me siguió, no quería que lo hiciera, ¿cómo se atreve? como puede decir que me ama si sabe perfectamente que desde que lo conocí mi vida no ha hecho más que empeorar pero eso se ganaba, ahora los papeles se han invertido, cuando yo estaba feliz a su lado él me traicionó y ahora que yo amo a alguien más él sufrirá por mi desprecio, la única diferencia es que al final lo ame o no, lo desprecie o no, tendré que pasar mi vida con él.
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Perdida en mi destino.
Ficción histórica¿Qué es lo que puedes hacer cuando toda tu vida ya está planeada? ¿y cuando no tienes elección? Creí que todo estaba arruinado...hasta que lo conocí.