Seguía durmiendo, era casi medio día, alguien tocó a la puerta y eso me despertó, Charlotte quien estaba sentada cerca de la ventana se levantó y se apresuró a abrir.
-Es el Rey.- dijo
-Déjalo pasar.-
Mi padre entró, feliz como nunca en su vida , me senté en la cama y él se puso frente a ella.
-Elise, el príncipe Daimmen me ha pedido alargar nuestra estancia hasta el jueves y por supuesto no puedo negarme, por lo tanto partiremos el jueves y apresúrate el almuerzo está a punto de comenzar, no quiero que llegues tarde.-
-Por supuesto, en un momento estaré abajo.-
No podía ocultar mi felicidad, era evidente que Daimmen lo había hecho para que pudiéramos pasar más tiempo juntos antes de que partiera, ya quería volver a verlo.
-Charlotte, ayúdame, debo bajar lo antes posible.-
Me alistó en menos de diez minutos y rápidamente salí de la habitación, cuando iba a dirigirme hacia las escaleras vi que al final del pasillo estaba Daimmen esperándome.
-Elise, me pareció una eternidad lo que tuve que esperar para volverte a ver.-
-Tan solo fueron unas horas.-
-Sí, pero fueron las más largas de mi vida.-
Nos sonreímos, me dio su brazo para que juntos bajaramos al almuerzo, cuando entramos a la estancia, mis padres intercambiaron miradas y se sonrieron; un sirviente se apresuró a ayudarme con la silla pero Daimmen dijo:
-Por esta vez me encargo yo.- Apartó la silla para que pudiera sentarme, después caminó hasta su asiento y una vez ahí volteó a verme sonriéndome tiernamente.
-Rey Albert, su hija es muy encantadora y quisiera decirle, si usted me lo permite, que planeo pasar los próximos días de su estancia con ella.-
-Por supuesto, estoy seguro de que ella no tendrá inconveniente.-
-En absoluto.- Dije viendo a Daimmen
-Perfecto, ya está dicho, entonces Elise, terminando el almuerzo, ya tengo planes para ambos.-
Y así fue, cuando todos terminamos, él y yo nos dirigimos al patio principal donde ya nos esperaba un carruaje y cinco guardias.
-¿A dónde vamos Daimmen?.-
-Es una sorpresa, sólo sube.-
Subimos al carruaje y las puertas del castillo se abrieron, estaba maravillada cuando miré por la ventana, vi los prados más verdes y hermosos que jamás imaginé, campos repletos de flores y grandes árboles de majestuosa frondosidad, había visto cosas hermosas y no sabía a dónde iríamos que pudiera superar todo eso.
-Hemos llegado Elise.-
Él bajó del carruaje y me ayudó a bajar, entonces frente a mí se levantaba una edificación, estaba en ruinas pero eso no le quitaba la belleza, imaginé cómo fue en sus tiempos buenos pues incluso en ruinas era imponente.
-Este fue el castillo de mis bisabuelos, yo tampoco pude conocerlo cuando era habitable pero es muy bello y me gusta venir a este sitio cada que tengo la oportunidad.-
-Es hermoso Daimmen, nunca vi algo así.-
-Si esto te gustó, te va a encantar lo que realmente voy a enseñarte.-
-¿En verdad hay algo mejor que esto?.-
-Claro que lo hay, vamos.-
Entramos a las ruinas en lo que supuse que era el gran salón, recorrimos un amplio pasillo y a la derecha habían unas escaleras, subimos por ahí y parecían no terminar.
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Perdida en mi destino.
أدب تاريخي¿Qué es lo que puedes hacer cuando toda tu vida ya está planeada? ¿y cuando no tienes elección? Creí que todo estaba arruinado...hasta que lo conocí.