XXIII

183 8 0
                                    

Unos pescadores llevaron al náufrago a la villa del capitán, allí tras contar las terribles noticias que arrastraban su cuerpo moribundo, el muchacho falleció, víctima del cansancio y varias heridas de espada y cañones que regaban su cuerpo.

Esa tarde todos se reunieron en el despacho de Jack: Alan y sus amigos, Gibbs, madame Bouchard y dos de sus chicas y los capitanes de los otros tres navíos de la flota del Gorrión. Todos ellos tenían miradas frías y preocupadas mientras Jack, el mono, saltaba de la mesa a los hombros de los presentes hasta que de un último salto se posó sobre el hombre izquierdo de su dueño.

-¿Estaría...delirando?- Preguntó Hugo, que estaba agazapado en una esquina.

-No- Terció Mary- El tono de ese náufrago despedía demasiado miedo como para que fuese un fantasma de su mente. Lo que decía era la verdad.

Gibbs suspiró.

-La flota de Hornigold....arrasada, era uno de los mayores piratas del Caribe ¿Cómo pudo ocurrir?

Madame Athénaïs estaba en una esquina, fumando de una pipa y cuyo humo iba a parar a la cara de Marty, cosa que hacía enverdecer el rostro del enano. Alan estaba junto a Mary y Anne, preocupado al igual que todos pero a la vez nervioso pues tenía la sensación de que algo más peligroso se fraguaba, algo mayor que la destrucción de unos barcos piratas. Mientras el silencio se imponía en aquella sala Alan jugó con los dedos de su mano de plata, como claro signo de su nerviosismo.

-Mientras deliraba...mencionó algo sobre un halcón gris- Puntualizó una chica de madame.

-Y una torre negra- Completó Anne y luego miró a Jack- Solo hay un blasón así en todo el mar: De La Torre está vivo.

Jack golpeó la mesa.

-¡¡No pudo escapar de esas toneladas de agua!!- Gritó exasperado el capitán.

Mary alzó la vista.

-Tal vez sí, mi capitán.

Todos miraron estupefactos a la timonel de la Perla Negra, todos callaban mientras miraban como en los fríos ojos de Mary se cernía una sombra de temor absoluto.

-¿Y si cuando cayó al fondo de aquella sala inundada...recogió el tesoro?

Todos callaron al instante.

-Eso es imposible- Dijo Hugo- Con la corriente un objeto tan pequeño debió haberse perdido al instante ¡Y De La Torre debió morir bajo tanta presión!

Alan empezó a palidecer. El tesoro, el tesoro guardado en el interior de una cajita que estaba...Anne debió caer en lo mismo pues la pirata pelirroja le miró con los ojos abiertos de par en par. Al contrario de cualquier cosa que el español pudiese haber pensado, Anne le dedicó una sonrisa tranquilizadora y apoyó su mano sobre la de Alan.

-Capitán- Dijo Alan, tratando de sacar valor de cualquier cavidad en su interior- Yo guardé el tesoro en mi casaca y cuando De La Torre me cortó la mano...se agarró de mi casaca y tras recibir el tiro de Mary, él cayó con mi casaca en la mano.

Todos le miraron expectantes y al instante comenzaron a gritar. Gibbs parecía querer ahogar con ron a Alan y las chicas de madame Athénaïs sacaron de los bolsillos de sus vestidos pequeños cuchillos mientras gritaban como iban a matar a Alan y la propia madame disparó con su pierna pero como sucedió anteriormente, el tiro se desvió. Todo habría acabado mal pero el grito de la contramaestre se alzó sobre todos los demás.

-¡¡No seáis idiotas!!- Gritó- ¡¡Estamos al borde del abismo, De La Torre da caza a todo pirata mientras nosotros discutimos entre nosotros!! ¡¡La culpa no es de Alan, él ya a sufrido bastante, la pregunta ahora es ¿Cómo responderemos ante el ataque del español?!!

Piratas del Caribe: El último pirata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora