XII

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-¡Que bien! Vamos al burdel, nos lo pasaremos bien y recopilaremos mucha información ¡¿Míranos ahora?!

Alan gritaba alto. Estaba maniatado en una silla a espaldas de Anne que estaba en la misma situación. Ocho mujeres armadas hasta los dientes les vigilaban pero eso no amedrentaba a Anne, ella se mantenía firme y relajada.

-No es mi culpa ¿Cómo podría saber que este burdel estaba regentado por prostitutas piratas armadas, psicópatas y con unos escotes...

-¡Por Dios, para!- Pidió rogando Alan.

-¡¿Qué?! Nunca has estado con una mujer.

-No...¿Tú si?

Anne sonrió, o eso le pareció a Alan puesto que obviamente era incapaz de verla.

-Puede que si, puede que no.

Alan suspiró ¿Cómo podía la pirata ser tan liberal con sus palabras y actos? ¿Recibió entrenamiento o lo hacía de forma espontanea? ¿Un poco de ambas opciones? Al cuerno, lo único que se le daba bien era tocar las narices.

-Solo espero que el viejo siga vivo- Le susurró Anne.

-Oye ¿Cómo una chica de alta cuna como tú acabó enrolada en una tripulación pirata?

Anne trató de mirarlo.

-¿Quién te ha dicho que soy de noble cuna?

-Oh, créeme. Eso se nota.

Anne miró a sus captoras quienes las apuntaban con sus armas mientras jugaban a las cartas o practicaban distraídas otras actividades.

-Si salimos con vida de aquí, te contaré mi historia.

Alan miró a la puerta del fondo de la habitación.

-Veremos si el capitán consigue sobrevivir.


-¡¡No fue mi culpa!!- Se excusó el Gorrión.

-¡¿Qué no fue tu culpa?! Gracias a ti perdí la pierna.

Ella estaba sentada en una silla frente a su escritorio de caoba. Sparrow daba vueltas distraídas por el despacho. Nadie vigilaba, la madame había ordenado a sus chicas que se retirasen, por lo que estaban solos.

Jack miró a la mujer.

-Eso es una mentira...flagrante.

Athénaïs abrió los ojos. Con un rápido movimiento levantó su pierna derecha y la colocó sobre la mesa. La extremidad hizo un ruido sordo al chocar contra la madera.Athénaïs levantó su falda, dejando la extremidad inferior al descubierto.

Jack gimió.

-Oh...marfil.

-Sí, esta belleza me costó más que una flota entera.

Jack soltó una risotada.

-Al menos es más bella que la anterior.

-¡¡¿Decías algo Sparrow?!!- Gritó la madame.

-Es tan bella como su portadora- Sonrió el pirata.

 Athénaïs le dirigió una mirada fría y llena de reproche. Jack tembló ¿Todas las pelirrojas eran así? La joven Anne, ésta, debía venir con los genes, sin duda.

-¿Qué haces en Santo Domingo Jack?

-Pues...busco los ojos de Talluah.

La mujer rió.

-Los ojos del indio maldito, el tesoro de la isla dorada ¿En serio sigues con eso?

Jack tomó una silla y se sentó frente a Athénaïs.

Piratas del Caribe: El último pirata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora