Run And Hide [Ziam]

Capítulo 11: Tears.

Las lágrimas secas y las nuevas calientes cayendo por sus mejillas le recordaban que ya nada sería lo mismo. Podía escuchar con claridad su corazón golpear contra su pecho como si estuviese asustado, pero había sido desde hace muchas horas, no podía permanecer asustado por tanto tiempo... O quizás sí. 

La cama ya no era cómoda ni cálida ni mucho menos reconfortante, porque ya no estaba Liam y en cambio había un vacío que parecía consumirlo todo con una lentitud torturante y desesperante.

Zayn quería ser consumido por ese vacío, pero al mismo tiempo quería escapar, correr lejos y encontrarse con su castaño de ojos ámbar que seguramente le susurraría al oído que todo estaría bien, aún podía recordar la última vez que lo dijo, cuando un Zayn de ojos llorosos salió de la habitación con un pequeño libro entre sus manos temblorosas y las extendió a Liam diciendo "aquí tienes mi historia favorita, puedes leerla cuando te quieras acordar de mi" y ese en definitiva podría catalogarse como uno de los momentos más tristes de su vida, ni siquiera se comparaba al día en que se despidió de su madre, porque ese día lo único que sentía era confusión, pero el momento en el que Liam cruzó la puerta y Zayn se halló solo con un hombre desconocido, sintió como todo lo que tenía lo había pedido y eso fue algo que ni siquiera sintió cuando dejó su casa atrás para aventurarse a todo lo que estaba por venir, pero ahora que se había ido Liam sintió que todo se fue con él, se había ido con la historia que le entregó y con el "todo va a estar bien" que susurró contra su oído al momento de recibir el libro. En ese momento no lloró, claramente no lo hizo porque Damian haría preguntas que él no quería responder, solo se encerró en la habitación y se quedó en la cama recordando una y otra vez los momentos vividos junto a Liam, habían tantos que la noche llegó y aunque escuchó a Damian tocar un par de veces y avisarle que había comida, solo tuvo fuerzas para ser grosero y decir cosas como "¿acaso no conoces a los gatos? ¡comemos una vez al día y ya lo hice!" eso era una absoluta mentira que si no fuese por como lo dijo ni por las circunstancias, él mismo se reiría, porque los gatos a decir verdad suelen comer mucho, o al menos en su caso, su parte humana le hacía comer tres comidas al día y su parte gato cinco, así que no comer, más que un intento de matarse de hambre, era una clara demostración de cómo su lado animal con su lado racional se habían unido por una misma causa, ambos querían a Liam de vuelta, ambos se sentían demasiado mal como para siquiera beber agua. 

Las luces del lugar había sido apagadas desde hacía dos horas más o menos, por lo que supuso que era hora de dormir ¿pero cómo dormir si falta alguien en tu cama? Era la pregunta que se hacía y no era cualquier alguien, Damian no podía llenar ese espacio, nadie podía intentar llenarlo, eso le enojaría, solo quería que ese lugar fuese llenado por Liam, quería sentir de nuevo como este le deseaba buenas noches y lo abrazaba al dormir y le preguntaba justo antes de que quedara dormido "¿qué quieres mañana de desayuno?" esa pregunta más que ser eso, era una promesa de que Liam estaría ahí para cuando Zayn despertara, pero ahora no era así, ahora se intentaba imaginar cómo sería cada hora de cada día que tuviese que pasar lejos de él y eso le estaba quemando por dentro hasta matarlo. 

Era un hecho. 

Se moriría si Liam no estaba ahí.   

Era extremista, quizás. Los más experimentados dirían que solo era dramático y eso podía ser una posibilidad, pero lo cierto de todo esto es que en sus pensamientos no había una pizca de mentira, él moriría por tener el calor de Liam de vuelta y moriría de la misma forma si lo perdía. Ya lo había pedido... ¿Qué seguía? Morir.

Aunque claramente no se iba a matar mientras supiera que en algún lugar de la tierra su castaño respiraba. Lo cierto es que tampoco podía respirar correctamente si no estaba seguro de eso, si no podía comprobarlo con sus propios ojos. No había pasado el gran tiempo pero pensó que era demasiado y "-el que me queda por pasar-" no era precisamente un pensamiento consolador o motivante.