Bultaoreune 불타오르네

Capitulo 5 trato

Cerré la puerta detrás de mi. Yoongi no perdió el tiempo. A penas volví a mirarlo pude notar que despues de haberse quitado la camisa y colgado sobre un improvisado perchero en la pared, se tiraba en la cama quedando boca abajo, como si de repente aumentara la gravedad de la tierra.
Por mi parte permanecí inmóvil. Impeccionando la completamente vasia habitación.
Al igual que los otros rincones de la casa permanecía pintada de color ocre, no tenía nada de especial. No había mas que una cama de dos plazas, una pequeña mesita y un velador de pie, un gran armario y una pila de cajas de carton.
Un gigantesco ventanal daba a la calle e imposible pasar por alto los carteles rojizos de led que iluminan la habitacion.
Permanecí de pie, esperando que suga hiciera algo, pero eso no paso.

- ¡hey suga! - le di unos pequeños golpecitos en el brazo pero no reacciono. Parecía literalmente muerto sobre la cama. - suga despierta - continue moviendolo, y no pareció nada feliz en cuanto abrió los ojos.

De un envión logro girar sobre su cama mirando el techo, dejando el lado derecho libre. Lo mire de mala manera, pero él que no tenia ganas de escucharme, volvió a tirar de mi muñeca haciéndome caer sobre la cama, dejándome boca a bajo.
Me levante un poco, lo mire enojada y justo en el momento en que abrí la boca para insultarlo. Agilmente giro hacia el otro lado dándome la espalda. Dejándome con decenas de insultos atropellados entre mis labios. Mirándolo detras y pensando que era la primera vez que dormía con alguien que no fuera Jin. Y se sentía muy extraño, y frío.

Patñra mi sorpresa, yo la loca que daba mil vueltas en la cama por las noches y dormís por las tardes muerta del cansancio,había podido dormir plácidamente y eso a pesar de que pensé no hacerlo. Recorde en cuanto mire el techo que aun seguia mareada, y me dolía el estomago de tal manera que pensé que devolvería hasta el desayuno. Gire hacia la derecha y nuestras espaldas se rozaron. Intente tranquilizarme o el rubio iba a matarme en cuanto ensuciará su alfombra.
desperté rodeada, muy cálida y sobretodo comoda. En una posicion que conocia de sobremanera y extrañaba como una loca.
Respire profundo, hundiéndome en un aroma que no me era familiar. No fue muy difícil recordar lo sucedido. Decidí que era mejor no abrir los ojos porque pensé que si no lo veia no existía tal cituacion.
Me quede completamente inmóvil tratando de controlar mi respiración.
Yoongi gruño desde el fondo de su garganta de una forma muy tierna, y me aferro con mas fuerza, tanto que creí que me lograría afixiar. Y aunque naturamente quisiera salir de su agarre, me sentia muy cómoda.
Oí a Suga suspirar profundamente e imagine que había despertado.
Se movió un poco separándose de mi cuerpo y vostezo casi inaudiblemente. Pensé que era una broma, ya que volvió a abrazarme fuertemente, aferrandome mas con su brazo sobre mi abdomen. Y pegando su cabeza en el hueco que se formaba entre el cuello y mi hombro. Otorgando su cálido aliento.
Ni siquiera pude pensar en sacarlo, que el mismo se separo definitivamente.
Entreabri solamente el ojo izquierdo para verlo. Estuvo sentado un buen rato en el borde de la cama con la cabeza entre sus manos. Pensando en vaya a saber uno que.
Al cabo de unos segundos se levanto perezosamente, y camino hasta el armario.
Puedo jurar aunque nadie me creeria, que no quise espiarlo. Simplemente lo vi. Fui testigo de como se quitaba la remera que llevaba, dejándola en el suelo. Tampoco es como si tuviera algo bueno que mostrar, aunque debo admitir que me llamaba la atención que Yoongi fuera demasiado blanco. Pude verlo girar y cerré los ojos instintivamente con fuerza. Luego me di cuenta y relaje los ojos intentando ser mas natural. Finalmente oí rechinar la puerta para abrirse, y una vez mas para cerrarse.

Espere un tiempo prudente para levantarme y salir de la habitación. Y fue justo en el momento en que sentí el delicioso olor a tostadas y café.
Como si fuese un zombie, camine por su habitación, por el pasillo y finalmente llegue a la cocina.
Yoongi estaba sentado en la mesa que daba hacia el ventanal. Sus dedos danzaban sobre la pantalla de su celular a una velocidad nunca antes vista, sumamente consentrado.