Capítulo VI: And I need some new love

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Jazmín se levantó con el olor a tostadas de la cocina. Extendió sus brazos, buscando el cuerpito diminuto de Inés entre las sábanas, pero la cama estaba vacía. Se incorporó rápido y siguió el aroma a desayuno que se propagaba por el corredor. Cuando llegó a la cocina las vió a las dos, Flor detrás de la barra untando una tostada mientras leía el diario e Inés, sentada al otro lado en su sillita, batallando con la mermelada. Flor estaba absorta en la lectura del diario, mientras Inés se enchastraba la boca con la mermelada de frutilla.

-Bebé, hiciste un lío bárbaro- le dijo Flor a la nena, cuando una gota de mermelada caía casualmente sobre la página del diario que estaba leyendo.

Flor tomó un repasador y le limpió la boca, pero Inés se alejaba juguetona, con las manos llenas de jalea roja y la cara toda manchada. La nena se relamía y se reía, mientras Flor quería limpiarle la carita desde el otro lado de la barra.

-No, mami, es rico-le decía a Flor, y se movía traviesa.

Flor también estaba divertida. Jazmín se preguntó si así de lindas eran todas las mañanas cuando ella no estaba.

-Vas a llegar tarde al jardín, chinita-le dijo Flor-. Y te vas a manchar el uniforme. Y sabés que odio plancharte la chomba esa aburrida que tenés que usar.

Inés extendió las manos de golpe y le llenó la cara de mermelada a su mamá. Jazmín soltó una risotada desde el umbral de la cocina. Flor alzó la vista.

-¡Qué viva, Jazmín del Río!- le espetó desde el otro lado de la sala-. Vení que no puedo agarrarla ahora toda manchada.

Jaz se acercó riendo y agarró a Inés de la cintura. La alzó por los aires, y la sentó en la barra de la cocina para limpiarle las manos y la cara con una toalla limpia.

-Sos tremenda, Inés- le dijo su otra mamá, mientras mojaba un poco la toalla con sus labios y le limpiaba el cachete.

-¡Uacala, mami!- dijo Inés, cerrando los ojos.

-Soy tu mama, chinita- le decía Jazmín, y seguía limpiandole las manos-. Tu mamá llega a ver que te manchaste el cuello de la remera y te mata. Encima mirá esos rodetitos hermosos que te hizo en el pelo. Esas hebillas son nuevas, ¿no?

Inés tenía florcitas de colores en sus dos rodetes perfectamente acomodados a ambos lados de su cabeza.

-Sos como una princesa-le dijo Jazmín-. Como la princesa Leia, la de las películas.

-¿Leia? ¿Qué es eso?

Flor se rió ante la ocurrencia de Jazmín de nombrar esa película vieja.

-Una princesa que usaba pistolas y luchaba contra los malos, cuando ninguna lo hacía-le dijo Flor.

Inés reflexionó pensativa, mientras Jazmín la bajaba de la barra.

-Ah, entonces yo quiero ser como ella- dijo Inés, convencida.

En eso sonó el timbre.

-Te vinieron a buscar, Inés- anunció Flor, mientras se secaba las manos-. ¿Vas vos. Jaz?

Jazmin agarró la mochila que estaba colgada en una de las sillas y la campera de Inés, mientras llevaba a la nena de la mano a la puerta.

-¡Jazmín, que sorpresa!- dijo la mujer parada del otro lado de la puerta.

-Hola, Valeria, tanto tiempo- la saludó Jazmín, sonriéndole con la boca pero no con los ojos.

-¿Volviste?

-Si, hace dos días, de Barcelona.

Valeria agarró a Inés para subirla al auto.

-Bueno, mandale saludos a Flor y decile que hace mucho que no la veo- dijo la otra, saludando mientras se alejaba.

Nada nos va a separar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora