Jazmín se levantó con el olor a tostadas de la cocina. Extendió sus brazos, buscando el cuerpito diminuto de Inés entre las sábanas, pero la cama estaba vacía. Se incorporó rápido y siguió el aroma a desayuno que se propagaba por el corredor. Cuando llegó a la cocina las vió a las dos, Flor detrás de la barra untando una tostada mientras leía el diario e Inés, sentada al otro lado en su sillita, batallando con la mermelada. Flor estaba absorta en la lectura del diario, mientras Inés se enchastraba la boca con la mermelada de frutilla.
-Bebé, hiciste un lío bárbaro- le dijo Flor a la nena, cuando una gota de mermelada caía casualmente sobre la página del diario que estaba leyendo.
Flor tomó un repasador y le limpió la boca, pero Inés se alejaba juguetona, con las manos llenas de jalea roja y la cara toda manchada. La nena se relamía y se reía, mientras Flor quería limpiarle la carita desde el otro lado de la barra.
-No, mami, es rico-le decía a Flor, y se movía traviesa.
Flor también estaba divertida. Jazmín se preguntó si así de lindas eran todas las mañanas cuando ella no estaba.
-Vas a llegar tarde al jardín, chinita-le dijo Flor-. Y te vas a manchar el uniforme. Y sabés que odio plancharte la chomba esa aburrida que tenés que usar.
Inés extendió las manos de golpe y le llenó la cara de mermelada a su mamá. Jazmín soltó una risotada desde el umbral de la cocina. Flor alzó la vista.
-¡Qué viva, Jazmín del Río!- le espetó desde el otro lado de la sala-. Vení que no puedo agarrarla ahora toda manchada.
Jaz se acercó riendo y agarró a Inés de la cintura. La alzó por los aires, y la sentó en la barra de la cocina para limpiarle las manos y la cara con una toalla limpia.
-Sos tremenda, Inés- le dijo su otra mamá, mientras mojaba un poco la toalla con sus labios y le limpiaba el cachete.
-¡Uacala, mami!- dijo Inés, cerrando los ojos.
-Soy tu mama, chinita- le decía Jazmín, y seguía limpiandole las manos-. Tu mamá llega a ver que te manchaste el cuello de la remera y te mata. Encima mirá esos rodetitos hermosos que te hizo en el pelo. Esas hebillas son nuevas, ¿no?
Inés tenía florcitas de colores en sus dos rodetes perfectamente acomodados a ambos lados de su cabeza.
-Sos como una princesa-le dijo Jazmín-. Como la princesa Leia, la de las películas.
-¿Leia? ¿Qué es eso?
Flor se rió ante la ocurrencia de Jazmín de nombrar esa película vieja.
-Una princesa que usaba pistolas y luchaba contra los malos, cuando ninguna lo hacía-le dijo Flor.
Inés reflexionó pensativa, mientras Jazmín la bajaba de la barra.
-Ah, entonces yo quiero ser como ella- dijo Inés, convencida.
En eso sonó el timbre.
-Te vinieron a buscar, Inés- anunció Flor, mientras se secaba las manos-. ¿Vas vos. Jaz?
Jazmin agarró la mochila que estaba colgada en una de las sillas y la campera de Inés, mientras llevaba a la nena de la mano a la puerta.
-¡Jazmín, que sorpresa!- dijo la mujer parada del otro lado de la puerta.
-Hola, Valeria, tanto tiempo- la saludó Jazmín, sonriéndole con la boca pero no con los ojos.
-¿Volviste?
-Si, hace dos días, de Barcelona.
Valeria agarró a Inés para subirla al auto.
-Bueno, mandale saludos a Flor y decile que hace mucho que no la veo- dijo la otra, saludando mientras se alejaba.
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Nada nos va a separar.
Fanfic"Si para recobrar lo recobrado, tuve que perder primero lo perdido. Si para conseguir lo conseguido, tuve que soportar lo soportado. Si para estar ahora enamorada, fue menester haber estado herida. Tengo por bien sufrido lo sufrido. Tengo por bien l...