Pedido de auxilio

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Con la palma de sus manos sus lágrimas secó, mirando para arriba con la boca semiabierta se quedó esperando a que el chico abriera la puerta, pues este tenían las llaves igual. El chillido que produce la puerta al entreabrirse hizo que se levantara para coger de la mesa pequeña que estaba allí sus lentes, solía usarlo para leer o para fingir que sus ojos estaban rojos por eso.
-¡Qué tal familia! -Dijo alegre, bajando también la bolsa de plástico que traía.
-Buenos días.
-Traje postre y mi presencia. -entró a la cocina como si fuera la suya a saludar a la señora que se encontraba preparando todo para comer.
Dominik sólo fue tras él girando los ojos. Se quedó recostado sobre el marco de la puerta mirando como estos hablaban de la telenovela emocionados mientras se ayudaban mutuamente a cocinar, se llevaban tan bien y él no interrumpiría eso.
 
La tarde iba acabando y la noche iba cayendo, ellos estaban arriba en la habitación de Dom jugando con la consola, Marianno había hecho trampa y estaban discutiendo, obvio en broma.
-Bueno lo acepto, perdí. -fingiendo secarse las lagrimas mientras ponía su otra mano en su pecho.
-Oye... ¿por qué no me lo dijiste? Soltó algo nervioso, tenía miedo de la respuesta pero necesitaba saberlo.
-¿Qué cosa? Oh ¿lo de ayer?
-Sí, se supone que nos decimos todo. -su voz sonaba desanimada dejando el control a un lado, Mariann seguía jugando.
-No veo porqué decirlo, no es nada grave, es solo sexo, joder no sabía que eras homofóbico.
-No soy homofóbico. -con rabia y sin pensarlo dos veces cerrando su puño lo estrelló por la pared, sin siquiera pensarlo dos veces o en el dolor.
El chico lo miró con los ojos abiertos preocupado. El ambiente era incomodo, ellos se miraban a los ojos, Dom con una mirada suplicante y Mariann confundido, pero fue interrumpido por el sonido del teléfono del chico, era su madre, no eran buenas noticias, su hermana había intentado suicidarse, otra vez.

Los chicos estaban sentados en el asiento trasero de la camioneta del señor Monssé, él iba lo más rápido que podía mientras Dom tranquilizaba a su amigo que estaba triste, desesperado y preocupado, su hermana era su todo, él se había mudado con ella por sus crisis, ella tenía depresión desde los 12 años, cuando el tiempo pasaba ella empeoraba y también le diagnosticaron esquizofrenia.
Golpeando desesperado la recepción, necesitaba que esa secretaria que sin ninguna intención de darle información reaccionara, Dom lo agarró los hombros apartandolo de la mujer.
-Por favor señorita, es su hermana, entró aquí hace un rato, intentó suicidarse. -su tono era amable y más pacifico que del otro chico.
-Habitación 148, ya la atendieron y su madre está con ella.

En el tiempo que ellos llegaban intentaba calmar a su amigo para que cuando entre a ver a su hermana ella lo viese bien. Abrió la puerta lentamente y se encontró a su madre sentada en un living que se encontraba allí, la habitación estaba un poco oscura ya que su hermana estaba dormida por los medicamentos, al verlo su madre se levantó y le dio un abrazo mientras lloraba desconsolada.

Recuerdos De Una Prisionera. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora