Confesiones.

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Pasó bastante tiempo, como 2 horas y él solo se encontraba sentando allí esperando. Por fin luego de un rato escuchó a los chicos venir, traían a Damián casi cargandolo, se veía realmente mal, estaba bastante borracho, decidió bajarse para ayudar, girandose lo más rápido que podía para abrir la puerta de co-pitolo, lo sentaron y la momento de cerrar la puerta subió la mirada y se encontró con los ojos de Mariann, desvió la mirada y prosiguió a subirse de nuevo.
Así siguió el largo camino, en silencio, a excepción del chico borracho que balbuceaba cosas incoherentes. El chico que estaba sentado a su izquierda rompió el silencio.
-¿Te gustó la noche? Preguntó amable, ya no sonaba arrogante y pesado como parecía antes.
-Bastante.

Sonó la alarma, era domingo, Mariann vendría a comer, como todos los domingos.
El sonido molesto que resonaba lo hizo despertar asustado, miró la hora en su celular, se dio cuenta que era bastante tarde. Ya había hecho sus labores domésticos como era de costumbre, recoger, limpiar y ordenar, en su casa en la casa de su tío, él siempre salía temprano para ir a misa junto a su madre, al volver traían la comida esperando que la casa ya esté limpia.
Sentado en ese sofá de tela gamuzada color beige se encontraba leyendo un libro, escuchó el sonido de la perilla al girarse, era su mamá al fin. Necesitaba un consejo, necesitaba un abrazo, necesitaba a su madre.
-Buenos días señorito fiestero. -decía con cariño mientras dejaba la comida en la mesa pequeña de vidrio que estaba allí.
-Buenos días madre, necesito su ayuda. -lo ultimo lo dijo casi susurrando para si mismo, aunque tenía buena comunicación con su madre no le gustaba molestarla con sus cosas.
Ella solo se sentó a su derecha, mirándolo a los ojos llenos de amor, sonrío apenas esperando que este siguiera.
-Ayer, ayer yo vi a Marianno teniendo sexo con una chica... y un chico. -jugaba con sus manos nervioso, su madre conocía ese tic, sabía lo que le pasaba con solo mirarlo. Ella dudó antes de hablar.
-¿el problema fue ese, u otro? Yo no le veo el problema, cariño.
-Es que, él debió decirme, s-se supone que somos mejores amigos, y que nos contamos todo. El juego con su mano seguía.
-Pequeño, las personas no tiene el por qué de decir su preferencia sexual, es como que tu me digas "Hey mamá, soy heterosexual" no es algo que a nos deba interesar, no quiero sonar mal, lo que quiero decir es que; nuestros gustos y nuestra intimidad es algo nuestro, algo que no debe sorprender a los demas si no les afecta ¿o te está afectando? -abrazó al chico y sintió como este se desplomaba en sus brazos tapándose la cara con las manos.
-Siento celos, mamá. Siento enojo porque cuando en mi mente a él le gustaban las chicas yo ya estaba convencido que no tendría oportunidad pero ¿por qué no se fijó en mí? Joder, no sé que pasa, esto me tiene confundido. -le había confesado a su mamá todo, sin miedo, al decirlo no le importó pero luego de pensarlo el miedo y sus nervios seguían.
-Niño, si no se fijó en ti no podemos culparlo, ¿por qué no hablas con él? Todo va estar bien si lo hagan. -dándole palmaditas en la espalda se paró pero no sin antes depositar un beso en su frente.

El timbre sonó, el chico ya había llegado a comer.

Recuerdos De Una Prisionera. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora