Día 4

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He despertado de un humor excelente.

Creo que nadar el día anterior me hizo bien. Realmente bien. Hoy mi mente se siente más despejada. Y he tenido recuerdos, recuerdos buenos. No sé como sentirme.

Una vez leí algo sobre los recuerdos, y decía algo sobre que las personas recordamos mucho más las cosas negativas, que se trata de un tipo de hormona que se activa cuando experimentamos algo malo, haciendo que quede ahí grabado. Y que era una cuestión de supervivencia, tenemos que recordar lo malo para no volver a pasar por ello, para evitarlo.

No lo sé.

También he tenido cosas buenas, muy buenas. Y hoy mis recuerdos han estado ahí.

Frankie ladra un poco, regresándome a la realidad. Es como la tercera vez que lo escucho ladrar. No lo hace mucho, creo que le daba miedo o algo así. Pienso que tal vez les molestaba que ladrara y le pegaban por ello. Porque la primera vez que ladró y me acerqué a ella, se agachó tanto que estaba casi en el suelo. Y cuando intenté acariciarlo, se alejó un poco. Por eso creo que pensó que iba a pegarle. Cuando lo acaricié, movió la cola y cambió su postura. Después, ayer volvió a ladrar y hoy de nuevo. Creo que ya me tiene más confianza.

Después de cambiarle la venda como cada día, me paso al sofá y me pongo a Frankie en el regazo, lo acaricio y se empieza a acurrucar en mí. Sonrío sutilmente.

Recuerdo aquellos momentos con Camila, ella y yo, ahí en el sofá, viendo alguna película de las cursis y románticas que tanto le gustan.

Sin hablar, sólo ella y yo. Sin necesidad de hablar ni de nada más.

Recuerdo sus planes, los hijos que quería tener, la boda que quería organizar. Recuerdo su actitud tan positiva, tan diferente a la mía. Recuerdo su cuerpo debajo o encima de mí.

Recuerdo el viaje que hicimos un año atrás, dos meses fuera ella y yo, a Italia.

Recuerdo mis pláticas con Allison, ella preguntándome como era tener novio, yo diciéndole que era muy pequeña para eso. Recuerdo como me gustaba molestarla con sus fotos de bebé, la recuerdo a ella molestándome a mí con aquel suéter que me regaló la abuela en Navidad.

Recuerdo las Navidades en familia, las cenas enormes, los regalos, los abrazos.

Recuerdo a mi papá y a mi mamá llevándonos de viaje cuando eramos niños y no tan niños.

Recuerdo a mi abuelo, sus cuentos y chistes. Recuerdo a mi abuela, tan llena de vida y de amor por él.

Recuerdo a Toby, como salíamos a correr todos los días.

Recuerdo la escuela, el colegio y la clase de arte, cuando descubrí que eso podría hacer toda mi vida.

Recuerdo a Alex, su casa y sus juguetes. La recuerdo diciéndome que seríamos amigos por siempre.

Recuerdo a Regina y la primera vez que lo hicimos, la primera vez que yo estuve con una chica.

Recuerdo la Universidad, las clases de pintura y dibujo.

Recuerdo a Brooke, sus cartas de amor y su emoción al verme.

Recuerdo a Martín, a Roger y a Luigi y nuestras charlas sobre quien era la chica más buena de la Universidad.

Recuerdo la Galería, las obras de arte y las personas que iban cada noche.

Lo recuerdo todo, tan claramente como si pasara de nuevo.

Y no puedo evitar pensar que aún puedo tener una oportunidad...

Frankie y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora