Durante la noche me ha visitado un ángel. Me ha dicho muchas cosas sabias.
Me contó que no todas las personas son malas, mas un alma corroída, sin compasión corroe a los demás.
Me dijo que el cielo a un suspiro de distancia se encuentra, pero seguimos dándole vueltas, como si inalcanzable fuera.
Me ha dicho que un corazón entumecido, puede confundirse con uno endurecido, pero con un poco de miel y vino, vuelve a retomar un tamborileo constante y emocionante.
Me contó con dulces palabras, que el amor es nuestro mayor tesoro, pero como si de una pasarela se tratara la vida, desfilan las personas sin canela ni pimentón por nuestro corazón, sin quedarse, pero dejando marcas.
Marcas eternas que ayudan a aprender, pero innecesarias, pues me ha dicho que cada ser nace con su otra mitad.Me dijo, entre las penumbras, que el alma llega a la tierra y se parte en dos. Me contó que cada mitad se eleva y flota en direcciones diferentes, llevadas por el viento, pero siempre vuelven a juntarse para formar un haz de luz que alumbre el camino hacia las puertas del cielo.
Se ha ido luego, dejándome sola en mi habitación de pensamientos.
Si el ángel que tanto han idealizado en realidad es simplemente una calavera sin ojos, y alas de fuego. ¿Qué más en esta vida puede ser una simple ilusión, a la espera de una resolución inesperada y sin acabar?