Triángulo amoroso [Terminada]

Capítulo 12

Luego de dos horas de viaje en el auto de Kisame Itachi se bajó, abriéndole la puerta para que ella hiciera lo mismo. Ambos se despidieron de él mientras las empleadas de la mansión entraban el par de maletas. 

Sakura miraba la entrada de la mansión Uchiha, estaba realmente nerviosa por lo rápido que sucedían las cosas, pues hace unas semanas estaba terminando semestre, y ahora estaba por ser presentada como novia oficial de Itachi Uchiha, uno de los hombres más cotizados en toda la universidad.

Suspiró tomando valor y apretó la mano masculina mientras caminaban por el jardín, llegando al marco de la puerta principal, permitiendo visualizar a una mujer que por lo joven que era no parecía ser la madre del chico. 

El rostro de Itachi se tensó, dirigiendo sus orbes al jardín para ver si Kizame aún seguía en la camioneta, pero para su mala suerte su amigo apenas los dejó se marchó a pasar sus propias vacaciones. 

Sakura notó como la mandíbula del Uchiha se tensó.

—¿Qué sucede Itachi? 

—¿Me voy de viaje unos días y ya me remplazas por una zorra cualquiera? 

Sakura levantó una ceja frente a la mujer que acababa de insultarla. Era una completa desconocida. 

—¿Y ella es? 

La mencionada posó sus manos en las caderas, riendo con ironía.

—Niñita, llevo saliendo con Itachi 6 meses. 

La Haruno se sintió atacada y soltó el agarre de la mano masculina, cuestionándolo en silencio, sin dar un paso atrás de la situación. 

—Anko, guarda silencio.

La mujer de cabello morado frunció el ceño, caminando hasta él e ignorando por completo la presencia de la jovencita que lo acompañaba.

—Me buscas y me llevas a los moteles más caros pero no me permites pisar tu hogar. ¿Por qué a ésta sí? 

Sakura decidió que fue suficiente escuchar sus ofensas y se dio vuelta, pues sabía diferenciar a una mujer vulgar y la que estaba ahí definitivamente era una de esas. Caminó hasta que su paso fue detenido por un agarre en su muñeca.

—No te vas a ningún lado Sakura, y tú Anko luego me explicaras quién permitió que pisaras el mismo piso que estoy pisando yo.

La Haruno trató de soltarse pero fue arrastrada adentro, presenciando como Itachi ordenaba a sus empleadas que expulsaran a la mujer de una manera poco delicada.

—¿Es cierto lo que dijo ella?

Itachi relajó los hombros moviendo la cabeza de lado a lado, sentándose en el sofá para sacar su celular y hacer una llamada.