Capitulo 25

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Horas antes. Bosque de Montreux, Cementerio abandonado.

Verónica le intentaba explicar a Valery Khüllo, que es lo que había pasado. Mientras que Lauren y Normani hablaban sobre el ritual que tendría lugar esa noche.

-Ya te he explicado cinco veces, no vas a matar a todo el mundo si respetas las dosis de sangre por día, hasta que te acostumbres.- hablo Verónica ya harta de tener que lidiar con su primer convertida.

-¿No me muero si me clavan una estaca, me acercan ajo o salgo bajo la luz del sol?- Verónica rodo los ojos impaciente, mientras las demás se reían de la situación.

-Has leído demasiada ficción ¿verdad?- suspiro la pelinegra, dándole una calada al cigarrillo que prendió.

-Son similares al ser humano, las diferencias más notables son sus habilidades, sus sentidos desarrollados y que son inmortales.- explico Normani, Verónica le agradeció con un gesto por salvarla.

-Ahh, comprendo.- dijo Valery acomodándose en el sillón.

-¿Tienes que guardar el secreto sabes?- agrego Lauren acercándose, la joven de pelo cort, la miro con admiración. La belleza de la ojiverde no pasaba desapercibida para nadie, con su actitud podía ponerte nerviosa fácilmente.

-D-de acuerdo.- respondió sonriendo nerviosa.

-Aww, la has puesto nerviosa.- se burló Verónica.

-Es el efecto Jauregui.- respondió Lauren con suficiencia.- Algo que a ti te hace falta un poco. No espantas ni a una mosca.- provoco.

La pelinegra menor se levantó como un resorte del sillón, lanzando la colilla de cigarro al cenicero, quedando cara a cara a su provocadora, sus ojos se volvieron rojizos y dejo salir sus perfectos y afilados colmillos.

-¿Crees que eso me asusta? Es como si me mirara al espejo, aunque…- dijo pensativa.- yo me veo más linda.- le escupió con burla.

-¿Ah sí?- dijo Verónica, atacando con cosquillas a Lauren, tomándola por sorpresa se retorció al contacto.

-Son unas niñas.- bufo Normani desde el otro lado de la habitación, dándole vuelta a la página de su libro de conjuros.

-¡Basta Iglesias!- suplico Lauren entre risas.

-No hasta que admitas que también doy miedo.-reprocho.

-¡Jamás!- la menor intensifico las cosquillas haciendo gritar más a la mayor que estaba a punto de caer al suelo.

-De acuerdo, de acuerdo, me rindo.- Verónica la miro victoriosa.- Puedes espantar un par de moscas.- concluyo.

-Bueno, es mejor que no espantar a ninguna.- respondió la menor riendo.

Del otro lado, sentada en un sillón, un par de ojos marrones observaban la escena curiosa. Hace unas horas, su mundo había cambiado radicalmente, dejo de ser humana. Había muerto y convertido en un chupasangre, o algo así le habían explicado, un vampiro.

Había leído y visto muchísimas cosas sobre estos seres, pero la escena frente a ella era totalmente distinta a lo que podría haber imaginado alguna vez. No era el fin del mundo, sino el comienzo de otro.

Los vampiros no eran seres desalmados y despiadados como creyó, por lo menos fuera de su estado salvaje, eran seres con sentimientos y vínculos al igual que los humanos.

La vida de Valery Khüllo nunca había sido la gran cosa, según ella. Estudio el profesorado de Lenguaje Visual, pisándole los talones a su hermana mayor Elizabeth, la preferida de la familia. Desde pequeñas existía esa rivalidad, aunque sus padres intentaron pararlas, fue en vano.

Black Rose [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora