Capítulo 35

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El viaje fue extenso, pero dividimos los tramos e hicimos dos paradas. Llegamos a Sacramento bajo los últimos rayos de sol del atardecer. Como decía el panfleto que nos dieron en la entrada "Una ciudad mágica, al estilo único del viejo oeste"

Otra vez estaba al volante, Normani a mi derecha daba las indicaciones de donde ir con un aparato que hablaba con acento extraño.

Pasamos por el capitolio estatal de California y a pocas cuadras de allí estaba el hotel Hyatt Regency. El lugar donde se estaría hospedado el contacto de Normani. Había mantenido su anonimato todo el camino, a pesar de que nos empecinamos con Verónica en sacarle información, guardo el secreto como una caja fuerte.

Detuve la camioneta frente al imponente edificio, un hombre de traje se nos acercó y con un marcado acento alemán nos preguntó si estábamos citados. Normani respondió que sí. Hizo un gesto para que lo sigamos, mientras un muchacho del parking tomaba las llaves y se disponía a llevar el coche al estacionamiento del hotel.

Hicimos un leve recorrido por el lugar, nada mal para ser un hotel cuatro estrellas. Subimos por uno de los ascensores hasta el piso de arriba, la suite. El hombre robusto nos dejó en la puerta, y dijo que esperáramos; avisaría nuestra llegada.

¿Quién diablos sería el contacto de Normani?

-Eres muy curiosa Lauren. - rió Lucy. - Y tú también amor, ambas parecen unas crías impacientes. - dijo refiriéndose a Verónica. Al escuchar el apodo no pudo controlar el rubor en su rostro.

Se abrió la puerta, y el mismo hombre de antes nos permitió la entrada.

La persona alojada en esta parte del hotel sí que tenía buen gusto, o buen bolsillo, era un gran departamento. Pasamos por un gran comedor, luego, por un pasillo hasta un salón donde solo había un sillón, una planta y un cuadro del renacimiento de Venus. A la izquierda de este, había una puerta, de oscura madera, que daba a otro cuarto.

-Esperan por ustedes en la oficina. – abrió la puerta.

Había una persona atrás del escritorio, no podíamos verle gracias al respaldo del sillón.

Su aura era fuerte y muy familiar, sentí que se me erizara la piel.

-Es grato volver a veros. –

Esa voz ...

-¿Abuelo?- hablo primero Verónica, mientras no salía del asombro al verlo.

-Os esperaba. – sonrió, se levantó del sillón y camino unos pasos hacia nosotras. Hizo algo que jamás creí ver, una reverencia hacia mí.

-Lauren. Verónica, espero hayáis comprendido mi comportamiento hacia vosotras todos estos años. -volvió a erguirse. - Os pido disculpas por mi mal trato en el pasado. Debía de actuar como un canalla para que se mantuvieseis a salvo. – confeso, lo mire confundida.

-¿De qué se trata todo esto?- pregunte sin poder evitar mi tono de voz hostil.

-Mi vida se la debo a Lilith, y este fue su plan antes de que la guerra diese por terminada... -

-¿Qué plan?- pregunte.

Ver al viejo sin su porte arrogante y despiadado me tenía desencajada, parecía sacado de una realidad alterna.

-Lilith sabía que su tiempo como reina debía tener una pausa, ella sabía que reencarnaría en la familia Jauregui, miembros del clan Blackrouse.- respondió Vero.

-¿Cómo es que sabes...?- pregunte sorprendida por su respuesta.- ¿Acaso todos sabían menos yo?

-Se muchas cosas. – admitió, bajo la atenta mirada del viejo.

Black Rose [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora