Capitulo 1

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Era el primer día de clases, ósea, el último día que tenía antes de empezar a vivir dentro de la Universidad Montreux. La luz mortecina del amanecer empezaba a entrar por la ventana.

Acostada en la cama observaba el techo donde había colgado un póster del libro: "The Nigth Eternal" de Guillermo del Toro. No era su favorito, es más, ni siquiera lo había leído. Pero su mejor amiga Dinah se lo había regalado. Había aprendido, con el tiempo, que no debía rechazarlos. Porque amaba vengarse y molestarla hasta que por cansancio tomara la decisión de aceptarlo.

No había dormido mucho, cuando despertó todavía la oscuridad inundaba la habitación. Recogió su cabello en un moño e intento ponerse unos jerséis grises y una campera. A estas alturas del año en la cual estaban y a esas horas de la mañana, hacia frio.

Bajo lentamente las escaleras. Su familia, no eran personas precisamente madrugadoras. Sus trabajos tenían horarios muy complejos, y aprovechaban siempre la oportunidad de descansar. Hasta que el despertador no sonara, podía caer un meteorito y no se enterarían. Aún quedaban un par de horas para que eso suceda. Lo que significaba que podría aprovechar la tranquilidad de su hogar para apaciguar ese molesto vacío con el que se despertó.

Camila llego en sigilo a la cocina. Tenía por costumbre, para esos momentos, aplacar su ansiedad con chocolate. El invierno en San Francisco es muy frió, y más a esa hora de madrugada. Hoy sería uno de esos días donde el chocolate caliente seria su héroe. Tenían por delante un largo viaje de tres horas y media hasta Montreux.

Abrió la heladera con la esperanza de que haya leche para su chocolate. El frió comenzaba a invadir su cuerpo. Por fortuna, encontró lo que buscaba, el día no estaba yendo tan mal como creía. Se dio vuelta para agarrar su taza, cuando una figura detrás de ella hizo que se asustara.

- ¡Sofí, por dios! - dio un grito ahogado llevándose una mano al pecho.

- Perdón Kaki, no fue mi intensión asustarte - contesto su hermana menor.

- ¡Casi destruyo mi taza favorita! - dijo en susurro, aun con el corazón acelerado. - Explícame, ¿qué haces despierta a esta hora? - acuso la mayor

- Lo mismo puedo preguntarte a ti. - se defendió Sofí.

- Me desperté mucho antes que el despertador, y no pude volver a dormir. Estaba por hacer un chocolate, ¿quieres? - Le ofreció Camila para desviar el tema. Ella no tenía nada que ver en su crisis existencial. Sofí asintió y se sentaron en la mesa.

Pasaron el rato, con una charla sobre sus nervios por comenzar nuevamente la Universidad. Sofí, estaba por empezar primer año, mientras que Camila ya estaba cursando su tercer año. No falto la charla motivacional, consejos y otros trucos que podía enseñarle antes de empezar. Sus tazas estaban vacías, cuando dos sombras se aparecieron por la puerta de la cocina, interrumpiendo.

- Niñas, ¿qué hacen despiertas a esta hora? - Dijo Alejandro mientras bostezaba. -Pensaba llevarles el desayuno a la cama para que comiencen bien la mañana, pero se han adelantado. - dijo risueño.

- Buenos días papá, nos desvelamos por ansiedad- Contesto Camila, detrás de él, apareció su madre.

- Es un milagro que las hermanas Cabello estén despiertas a estas horas ¿A que debemos el honor? - Dijo Sinu burlándose mientras les hacia una reverencia.

- Nervios de...- Trato de decir Camila

- ¿Nervios? - Interrumpió Sofí, no quería que sus padres la sobreprotegieran. - Kaki me despertó con el olor a chocolate, saben que no puedo resistirme a el-.

- ¡Sofí! - Grito Camila, su hermana le lanzo una mirada cómplice, que capto al instante. Sabía lo sobreprotectora que era su madre.

Sinu las observó, veía sospechoso su comportamiento. Los nervios de la primera vez en ir a la Universidad, ella también lo había vivido. Su pequeña se estaba convirtiendo en mujer, aunque jamás dejaría de ser su pequeña. Camila lo sabía perfectamente, con casi 25 años, solía tratarla como a una niña.

Camila hizo el desayuno para sus padres y luego fue a cambiarse, pronto tenían que partir para Legget, a casi doscientos kilómetros. Donde la universidad de Montreux las esperaba. Vivirían ahí, todo el periodo de clases y volverían a ver a su familia en el baile de bienvenida que se hacia todos los años para los recién llegados. Era la tradición para demostrar porque eran llamados la mejor universidad de las artes.

Sus padres, eran personas que viajaban mucho por trabajo. La modalidad internada, que ofrecía el establecimiento, fue la única manera de que sus hijas estudiaran cómodamente, sin que tuvieran que preocuparse por su seguridad y por qué tuviesen que trabajar. No eran niñas malcriadas, pero ellos tuvieron una vida difícil, y quería que su futuro sea más fácil de alcanzar que el que fue para ellos. Siempre infundiendo los valores y responsabilidades. Alejandro solía ser más blanco con ellas, siendo cómplice de muchas de sus travesuras, mientras que Sinuhe era quien ponía las cosas en orden.

Una ducha caliente hizo que los nervios de Camila, se dispersaran. Abrió su cajón, mirando el saco con la insignia de Montreux. Solo lo debía usar para fechas especiales, como el primer día, o aniversarios. Agarro su bolso, y salió a encontrarse con su padre y Sofí. Ya estaba el auto listo para partir.

Alejandro mantenía una charla relajada con la menor, mientras que Camila escuchaba música con sus auriculares. Observaba el paisaje, aun seguía sintiéndose extraña. Pero no quería opacar la alegría que tenía su hermana, por comenzar esta nueva etapa. A mitad de camino decidió unirse a la conversación, para no levantar sospechas de su estado anímico.

Doblando por un camino en el medio de la ruta. Llegando a la gran puerta que dividía el bosque deshabitado, de la ciudad universitaria.

- ¿Están listas chicas? - Dijo Alejandro acariciando la mejilla de Sofí

-Lo estoy- respondió Sofia- sin embargo. - Miro a Camila. - tengo a la abuela Kaki, con sus sabios consejos académicos por si tengo alguna duda - Su padre rió, mientras que su hermana le saco la lengua.

-Así que... abuela Camila ¿eh? - dijo pensativa. - Ya veremos como la beba se enfrenta sola al monstruo académico-. se burló tocándole el pelo.

- ¡No me despeines! - grito sacando un peine del bolso. - Estuve mucho tiempo intentado acomodar mi cabello.

- ¿Para quién vas a ponerte linda? si son todas mujeres, a menos que...-

-No, sin ofender, pero sigo prefiriendo a los muchachos. - contesto segura.

-Mejor, más para mí. - respondió Camila, mientras que su padre volvía con el permiso para ingresar.

-Bueno niñas, ya podemos entrar. -

Llegaron al estacionamiento cercano a la oficina principal, donde se encontraba el registro donde reunirían a las estudiantes con el curso correspondiente. El complejo, estaba dividido en torres. En cada una estaban las aulas y habitaciones correspondientes al año en el que estabas. Imagínense lo inmenso que podía ser aquel lugar, rodeado de un tupido bosque.

-Bueno hija. -dijo Alejandro sosteniendo los hombros de la más pequeña. - Estoy muy orgulloso de ti, de ambas. Disfruten esta hermosa oportunidad de estudiar lo que aman, encuentren su camino, forjen su futuro y conquisten cada uno de sus sueños. - las lágrimas se le escapaban. - Hagan a sus padres felices, siendo felices ustedes. Las amo y voy a extrañarlas mucho.

Se despidieron con un fuerte abrazo, entrando por la puerta. Para Camila era como volver a su segundo hogar, mientras que, para Sofí, significaba el comienzo de una nueva vida.

-Bienvenida oficialmente a la vida universitaria. - dijo Camila.

-Todavía no puedo creerlo. - contesto emocionada.

-Créelo hermanita, aquí vas a aprender muchísimas cosas, pero lo más importante, como dijo papá, es disfrutarlo. -Sofí asintió más calmada.

-Además no es el fin del mundo, es el comienzo de otro. -

Camila no se equivocó con lo último.

Black Rose [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora