Harry y Ginny

Ajedrez

Por fin había terminado la semana, fuera llovía bastante pero todos respiraban tranquilos sabiendo que podían posponer sus deberes hasta el domingo, todos menos una persona. Hermione Granger estaba en la biblioteca haciendo todos los deberes en su mesa de siempre mientras esperaba a Draco para ayudarle con el examen de pociones del martes.

Draco se acercó a su mesa completamente deprimido y cansado, dejó sus libros en la mesa y se sentó enfrente de Hermione.

-Granger ¿En serio tenemos que hacer esto un viernes por la tarde? Todo el mundo está por ahí divirtiéndose y nosotros aquí.

-¿No te parezco divertida Malfoy? -Hermione hizo falsos pucheros.

-Me parece que tienes una obsesión con los libros. -Contestó Draco arrogante.

-Bueno, tú me dijiste que querías discreción y ¿Que mejor que ahora que no hay nadie más? Además siempre es mejor no dejar nada para...

-Blablabla ¿Podemos empezar Granger? -Interrumpió Draco.

Hermione rodó los ojos y comenzó a explicarle el temario, estuvieron una hora repasando mientras el rostro de Malfoy se iba destruyendo por el cansancio y al cabo de quince minutos más ya estaba harto.

-Oye Granger, paremos ya con esto por Merlín.

-Malfoy, es un examen muy importante deberías estar más preocupado. -Replicó la castaña exaltada.

-Relájate, mañana es la primera salida a Hogsmeade, deja de estudiar y ves a ver qué te pondrás para salir con la comadreja como hacen todas las chicas de Hogwarts.

-No soy como las demás chicas de Hogwarts, deberías saberlo y además no sé si iré con Ron a Hogsmeade. -Hermione bajó la mirada y se concentró en sus libros.

-¿En serio? -Draco sonrió de lado.

-Sí Malfoy, Ron y yo no somos pareja, solo somos amigos. -Contestó Hermione algo agresiva.

-Ya, igual a los paletos de Gryffindor como la comadreja les puedes colar eso pero he visto cómo le miras y a mi no me engañas Granger.

-¿Podemos seguir con la lección? -Preguntó Hermione irritada.

-Es más divertido hablar de eso que de los trescientos tipos de antídotos. -Bromeó Draco.

-Mira Draco, mejor seguimos otro día. -Hermione se levantó y se marchó enfadada dejando a un Draco que sonreía arrogante.

La castaña se dirigía a su habitación pensando en lo que le había dicho Draco. ¿Por qué tenía miedo de hablar con Ron? No podía vivir eternamente sin pedirle una cita y morir a los noventa años arrepintiéndose de su vida.

Entró a la sala común y le vio jugando con Seamus Finnigan al ajedrez mágico en unos sillones.

-Torre a B6. -Dijo Seamus.

-Siempre cometes el mismo error Finnigan. -Soltó Ron con una sonrisa de soberbia.

-Caballo a C2 y... -Ron vio llegar a Hermione.

-¿Hermione que se dice cuando el rival no puede hacer ningún movimiento para salvar al rey? -Preguntó Ron sarcástico.

-¡Ah sí! Jaque mate. -Finalizó el pelirrojo provocando el cabreo de Seamus.

-Si, tú ríete Weasley pero algún día te ganaré y seré yo el que vacile.

-Ron, ¿Podemos hablar un momento? -Preguntó Hermione tras un suspiro de preparación.

-Si claro.

Seamus se levantó y se marchó a su habitación dejando el sillón vacío para que lo ocupara la castaña.