Capítulo dos.

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Decir que estaba cansada era poco, estaba muriendo y es que todo el fin de semana estuve ayudando a mis padres, regresar a la casa vieja que teniamos en Canadá solo significaba que teníamos muchísimas cosas que hacer, traer todas nuestras cosas de vuelta, instalarnos, acomodar papeles y mil cosas más.

Hoy es Lunes y enserio no me quiero levantar, siento que en cualquier momento los brazos se me caeran, pero incluso aunque mi cuerpo me dice que no me levante y que me quede tirada en la cama el resto del día no le hago caso, simplemente me levanto y rápidamente me voy al baño, tal vez así las ganas que tengo de seguir durmiendo se me quiten.

Cuando termino mi no muy relajante baño, me visto con un pantalón de mezclilla bastante sencillo, una playera con un estampado de winnie pooh y una sudadera negra encima, hato mi cabello en una cola de caballo alta tomo mi mochila ya lista y bajo las escaleras.

Mi madre me recibe con una enorme sonrisa en el rostro cuando me ve entrar en la cocina.

-Hola cariño, ya estaba pensando que tendría que ser yo quién te fuera a sacar de la cama- Me dice mi madre mientras trata de voltear un hot-cake que esta en el sartén-

-Ma, porque tengo que regresar a esa escuela- Le digo mientras juego con una manzana que tomó de la mesa- No pudieron buscarme otra escuela, a fin de cuentas no sería diferente o sí, en cualquier escuela me van a enseñar-

-Exactamente Thea, no sería diferente, hija no te estoy pidiendo que te cases con todos los alumnos de la escuela, simplemente que asistas y prestes atención-

-Pero enserio no quiero ir- hago un puchero tratando de convencer a mi madre por milésima vez-

-Thea cariño, siempre tenemos la misma discusión, no quieres entrar a la escuela, nos das mil excusas del porque, pero al final las dos sabemos que terminaras entrando- Dice mi madre mientras me señala con su pequeña espatula-

-Ahh esta bien- contesto mientras me termino mi manzana y me dirijo a la puerta- ¡Pero si te llaman para que recojas mi cadaver sera culpa tuya!- grito, y lo último que alcanzo a escuchar son las risas de mamá mientras me alejo para salir de casa-

En el momento en el que pongo un pie fuera de la casa los nervios comienzan a recorrer mi cuerpo, el miedo que hace muchos años no sentía regresa, y la ansiedad que tenía desde que regrese al país aumenta, y es que no es fácil olvidar todos los malos ratos que viví en estas calles.

El camino a la escuela lo hago bastante rápido, aunque han pasado tres largos años, aún recuerdo como llegar, en cuanto veo la escuela de lejos es como si alguien me diera un fuerte golpe en el estómago, me digo a mi misma que todo estará bien y no se de donde saco el valor para poder entrar.

Los recuerdos que tengo de esta escuela son bastante diferentes a lo que estoy viendo, se nota que la han pintado, han cambiado los vidrios, las purtas y los carteles que solían estar pegados en las paredes, mi ansiedad disminuye cuando noto que nadie me presta atención, uno de los miedos que tenía era el hehco de que la gente recordara quien soy, que recordaran las humillaciones que ellos mismos me habían hecho, pero enserio siento un alivio en el corazón al saber que no es así.

Me dirijo a mi salón lo más rápido que puedo, y una vez que llego decido sentarme en la primera butaca justo enfrente del maestro, tal vez de esta forma si alguien quiere molestrame se contendra porque estoy muy cerca del maestro, cuando los que seran mis compañeros empiezan a llegar al salón noto como comienzan a mirarme raro, tal vez sea el hecho de que ellos ya han estado aquí poco menos de medio curso y yo acabo dellegar.

Cuando el maestro entra y comienza con su clase se salta las presentaciones, y no tiene una idea de como se lo agradezco, el resto de la clase pongo atención y hago anotaciones de lo que debo hacer para ponerme al corriente.

I don't know yet ~ SMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora