— ¿Cómo lo supiste? — la miró con asombro.
— Ya te lo dije, yo también lo hice. Solo hay que tener buen ojo y saber escuchar para entender algo.
Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Emily por un buen rato, había echo en un minuto lo que ella no hizo en 7 sesiones, descubrir algo poco visible.
— Vamos Emma, no puede ser tan fácil para ti.
— Lo es, créeme. Para ti igual, haz lo que te dije, abre los ojos.— suspiró frustrada volviendo a mirar hacia su derecha.
La mujer no contestó, no sabia que decirle, ¿Cómo contestaba a eso? Gran pregunta.
— Creo, — hizo una pausa.— que deberías darte el lujo de ver más allá de mi cara.
Seguía sin entenderla, sin captar lo que quería decirle. La niña se limitó a dar una sonrisa arrogante y subir sus hombros restándole importancia al asunto.
— ¿Qué quieres que vea? — le habló.— No lo entiendo.— susurró apenas audible.
— Sé que no lo entiendes, pero no puedo decirlo, lo siento.
— ¿Por qué pides perdón?
— Lo veo necesario.— hizo una pequeña pero notable mueca.
La joven solo resopló y se dejo caer recostada en su asiento. Emma lo estaba haciendo muy difícil, demasiado a decir verdad. Se estaba convirtiendo en algo un tanto abrumador, pero para Emily, la niña, había dejado de ser un simple caso.
— Mírame.— pidió.
— ¿Mhm? — volvió su mirada a la mujer con intriga de lo que diría.
— Hagamos un trato.
— ¿Cómo? — rió lo más sarcásticamente posible para ella y se acerco al escritorio.— No creo que estés en condiciones de hacer tratos con tus pacientes, después de todo, no paso de eso, ¿Verdad? — la miró con ojos penetrantes, a la expectativa de la respuesta.
— Dejaste de ser un simple caso, Emma.
— Lo que digas.— volvió a recostarse.
— ¿Quieres o no?
— Me da intriga, pero no perderé mi valioso tiempo.— la mujer resopló.— ¿Qué? ¿Esperabas qué cayera en tu juego? Llevo 9 años en esto, no lo olvides.
— Solo quiero entenderte.
— Pues dame una hoja y un lápiz, quizás si analizas lo que dibujo me entiendes.— sonrió burlona.
Extendió su mano hacia la mujer y la miro, conectaron miradas, lo estaba pensando, quizás no sería mala idea intentar con algo que no sean las palabras.
¡Beep!
La alarma sonó dándole libertad a Emma.
— Que lastima, y yo que quería dibujar.
Se levanto dejándole a la mujer con un impresionante misterio encima de sus hombros.
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Sesiones.
Short Story¿Tener problemas a los 15 años? ¿Qué problemas pueden ser? Grandes preguntas, pero más grandes respuestas.