Sesiones.

Sesión 11.

— Aquí estás.— le habló la mujer una vez que la niña se sentó.

— Aquí estoy.— abrió sus brazos demostrando que se encontraba en la sala.

— Siempre tuve una duda respecto a ti.

— Aja.— le pidió que siguiera hablando.

— ¿Nunca sonríes? — la adolescente la miró, seriamente.

— Solía hacerlo.

— ¿Y por qué ya no? — se apoyó en el escritorio.

— No me dejan.— la joven frunció el ceño.

— ¿Cómo que no te dejan?

— Tenías razón.

— Me estoy perdiendo.

— ¿Quieres un GPS o qué? — rodó los ojos.— Quizás si tengo un problema.

— ¿De verdad?

— Dije "quizás", aunque no entiendo como no lo ves.

— Puedes abrirme los ojos, Emma.— tomó su cuaderno y un bolígrafo y se los extendió.

La menor tomo el material que le brindaba la joven en sus manos y lo examinó. Quizás sería una solución.

— Deberías poder hacerlo sola, es una maldita función biológica después de todo.— comenzó a escribir en el papel, con miedo, mucho miedo.

— Lo sé, tal vez tengo que volver a las pastillas. Tenías razón, no tomarlas me ha estado haciendo mal.— estaba atenta a como la niña escribía, como paraba y pensaba bien lo que quería expresar.

— Te lo dije.— le entregó el cuaderno.

"Nos están escuchando. Tengo miedo, por ti."

Emily ladeo la cabeza con una mueca en su rostro al leer aquella nota, "Nos están escuchando" ¿Quiénes? Volvió su mirada hacía la niña y se focalizó en su rostro, se veía apenada, cansada, demacrada, vacía, sí eso es, vacía.

— Te veo diferente, Emma. No eres la misma niña que entró siendo obligada por su madre el primer día.

— Quiero que lo sepas.— susurró audible.

— ¿Has dicho algo? — fingió no haberla escuchado.

— No, solo pensé en voz alta.

La alarma sonó y ambas voltearon a verla con miedo.

Emma se iría, ¿A dónde? ¿Con quiénes?

— Nos vemos mañana, Emily.— se paró de su silla y se encaminó a la puerta.

— Hasta mañana, Em.— la había apodado. La menor giró y asintió, dando a entender que había captado el mensaje.