Sesión 14.

13 1 0
                                    

— ¿Tanto van a...— abrió la puerta de golpe y admiró la sala.

— ¿Señora? — Emily se levantó de su escritorio y se dirigió hacía la mujer.

— ¿Y Emma? — la miró.— ¿Está aquí aún?

— No, ella — hizo una breve pausa mientras observaba a la mujer.— se fue, hace horas.

— ¿Se fue? No está en casa, la estoy esperando hace ya tiempo.

— Su primo se la llevó, ella estaba sufriendo un ataque de ira y él dijo que debía tomar sus pastillas y la cargo...— la interrumpió.

— ¿Pastillas? Mi hija solo toma pastillas para dormir, porque sufre de pesadillas, jamas tuvo ataques de ira.— la confusión en la cara de la mujer era notoria.

— Y de las marcas en su abdomen, ¿Qué piensa? — la joven sabía que era el momento para descubrir que pasaba con la niña.

— ¿Marcas?

— Tome asiento.— la invitó a pasar.

La mujer se sentó y siguió a Emily con la mirada hasta que también lo hizo.

— ¿Dónde está mi hija? — la miró casi suplicando la repuesta.

— Verá señora...

— Vanessa. Me llamo Vanessa.

— Está bien, Vanessa. Su hija vino aquí como de costumbre y luego su primo, hablamos y ella se puso mal, histérica, en eso él se la llevó a tomar sus pastillas y no supe más de ambos.

— ¿Primo?

— Mike, me dijo que se llamaba así.

— ¿Quién le dio autorización de dejar entrar a ese chico aquí?

— Su esposo, dijo que quería que hicieran una sesión conjunta.— hizo un ademan con sus manos.

— ¿Me daría un segundo? Quiero hablar con mi esposo.— la joven asintió.

La mujer marco un número en la pantalla de su teléfono móvil y se lo llevó hasta su oído.

— ¿Dónde está Emma y qué es eso de una sesión conjunta que yo nunca me entere? — espero.— No me importa Gabriel, quiero a mi hija, ahora.— la respiración de Vanessa demostraba lo furiosa que estaba en ese momento.— Dile que la quiero en casa, ya.— su cara demostraba asco y miedo.— ¡He dicho que la quiero en casa! YA.— cortó la llamada y miró a la joven.

— Puedo preguntar, ¿Qué está pasando con Emma?

— Es ese chico.— negó furiosa.— Maldito.— susurró audible.

— Me gustaría saber que está pasando, quiero ayudarla.

— No puede.

— ¿Por qué? ¿No la trajeron aquí para eso? ¿Para qué la ayude?

— Sí, pero ni yo, que soy su propia madre, puedo hacer algo.— se lamentó y llevó sus manos a su rostro tapándolo.

— Puedo ayudarlas con esto, solo quiero que Emma sea feliz.

— Yo también.— se levantó de la silla y caminó hacía la puerta.— Si me lo permites....

Entablo las mismas palabras que el tal Mike, ¿Qué está pasando?

Sesiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora