25.

227 8 6
                                    

Sus manos se deslizaban ansiosas por las curvas que ya conocía de sus sueños, desprendiéndole de la ropa que les estorbaba cada vez más, la fina manta que las tapaba arrugada a los pies desde hacía un buen rato.

Cuando sus uñas rozaron su piel soltó un jadeo, esta vez no iba a ser suave.

Su único pensamiento era acariciarla hasta que no pudiera más, su pelo en la cara, tapándole los ojos, salvaje e indómito, su corazón latiendo a mil por hora, la piel con un ligero sabor salado debido al sudor que corría ya por su frente y sus labios en todas partes.
En cada rincón.

La sentía en todas sus terminaciones nerviosas, una mano en su cadera, la otra apartándole el pelo, su mirada en la suya y bajando sensualmente por todo su cuerpo recorriendo sin tocar sus clavículas, su pecho que subía. En cada respiración, su torneado abdomen, las piernas que le temblaban mientras se deleitaba mordiéndose el labio.
Toda pausa era necesaria para volver al ataque y ella volvió a inclinarse para morderle la barbilla y seguir con su cuello.

La apartó suavemente empujando sus hombros, manteniéndola a distancia, desafiándola a hacer un movimiento y probar sus fuerzas, la morena peleó con ella hasta que alcanzó su boca y la besó con pasión.
Le tocaba a ella.
Cogió sus muñecas y la empujó sobre la cama subiendo sus manos por encima de su cabeza.
La rubia gimió permitiéndole hacer lo que quisiera hasta que la apartó de un empujón suave haciendo que se levantara de nuevo. Se sentó firmemente en la cama y acarició su espalda hasta alcanzar su culo para montarla a horcajadas encima de ella.
Elettra quedó asentada encima de sus piernas, sus sexos pegados desprendiendo un calor infinito.

Sus pezones pidiendo a gritos que lo tocaran, rompiendo desafiantes la noche, enhiestos y sus gemidos llenando sus oídos.

Mordió con fuerza su boca haciéndole pagar todo lo que había pasado hasta que la sangre manchó sus labios dándole una nueva dimensión a la situación.

Levantó sus caderas para sentirla con más intensidad y ella dejó un reguero de besos delineando su tatuaje hasta alcanzar la altura de su cintura y jugar con sus labios antes de beber de ellos.

Y después penetrarla notando como se arqueaba y buscaba sus ojos en la oscuridad.

Se rompió en grandes bocanadas mientras se retorcía sintiendo los últimos estoques de su orgasmo intentando alejar y consentir la lengua de la persona que no se cansaba de perseguirla y hacerla morir con cada roce.

Consiguió ponerse detrás de ella, Elettra de rodillas apoyándose en su pecho mientras le apartaba el pelo para alcanzar el punto débil de su cuello y mordía suavemente su hombro acariciándole el pecho con ambas manos.

Apretando sus pezones entre su pulgar y su índice en un pellizco que hacía que a la morena le latiera la urgencia.

Besó su nuca despacio siguiendo con sus dientes la columna vertebral mientras sus manos también bajaban a su ritmo recreándose en las curvas de la morena y dibujando en su piel figuras geométricas.

Dejó un mordisco juguetón en su perfecto culo con manchas de leopardo y volvío a ascender lentamente mientras sus dedos se recreaban en la humedad de la otra que había cerrado los ojos hace rato y se acariciaba los pechos con una mano mientras con la otra perseguía a las que le hacían sufrir tanto.

Elettra despertó febril y con la respiración agitada.

La echaba de menos.
Y se había ido.
Sin ella.
Suspiró pesadamente dejando de apretar la manta entre sus manos, no se había dado cuenta de que lo estaba haciendo hasta que le empezaron a doler de la fuerza que estaba empleando.

Poco después se encontraría con sus amigas que le preguntaría qué había soñado y ella solo se iría porque con quién iba a hablar de aquello?

Blumettra ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora