CAPÍTULO 26: RECUPERAR LO PERDIDO

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CAPÍTULO 26: RECUPERAR LO PERDIDO

Sue y Emma comenzaron a hacer la reanimación cardiorespiratoria a Sebastian, pero no respondía. Todos sus amigos lloraban. Elliot se arrodilló a su lado y sujetó firmemente su mano. Después de unos minutos intentando reanimarlo, decidieron dejar de intentarlo. El ojiazul comenzó a gritar y llorar. No había podido disfrutar de su amor por el castaño. La visión de Sam se había cumplido.

En ese momento, Blaine decidió arriesgar. Si no lo hacía, Sebastian moría, por lo que no tenía nada que perder.

– Apartaros de él. – Exigió el moreno. Todos obedecieron excepto Gilbert que no soltaba la mano de Smythe. – Elliot, sé que suena raro después de que yo no confié en ti, pero necesito que confíes en mí...

El ojiazul soltó a su novio sin saber cual era la intención del más bajo. El ojimiel abrió la camisa del joven sin preocuparse por desabrochar los botones, que saltaron en todas direcciones. Puso sus manos en el pecho de Smythe y soltó una descarga. Buscó el pulso en su amigo y no pasó nada. Volvió a intentarlo y en ese momento vieron como el pecho del joven cogía aire y lo soltaba. Todos estallaron en gritos y felicitaciones al menor de los Anderson mientras Elliot volvía a sujetar la mano de Sebastian. El chico recuperó la consciencia y vio al moreno con los ojos llenos de lágrimas.

– ¿Qué ha pasado? – Quiso saber el castaño. El moreno dejó escapar una risa nerviosa cubierta de lágrimas. A lo lejos se escucharon unas sirenas, indicando que alguien venía en ayuda de los chicos.

– ¿Por qué no hiciste lo mismo con San y Mr Schue? – Preguntó enfadada Quinn.

– Ellos tenían heridas graves. Habían perdido mucha sangre y no podía reanimarlos... Lo siento. – Dijo el ojimiel apenado. La rubia se abrazó a él para consolarlo. En el fondo entendía las razones, aunque eso no quita que le doliera lo sucedido. No debía olvidar que Santana y el menor de los Anderson habían sido amigos y que él estaría casi tan afectado por lo ocurrido como ella o Brittany.

Tres horas habían pasado desde que el ojiverde recuperara la consciencia. Los secuestradores habían sido detenidos por la policía. Todos los miembros de New Directions y el resto de niños presentes en el patio del McKinley habían declarado en la comisaría. Kurt y Blaine habían comprado un ramo de flores y recorrían los pasillos del hospital en busca de la habitación de su amigo. Lo encontraron en la cama, acompañado de Gilbert.

– ¿Se puede? – Preguntó el castaño mientras golpeaba la puerta con los nudillos de su mano.

– Claro, pasad... Me alegro de veros... Aunque creo que lo que debería hacer es darle las gracias a Blaine por salvarme la vida... – Dijo el enfermo recibiendo el regalo.

– ¿Qué te ha dicho el médico? – Quiso saber el más bajo.

– Que no saben nada. Nunca se habían encontrado con un chico sano al que le había dado un ataque al corazón porque una niña lo había tocado y que había sido reanimado por un joven que había emitido dos descargas en él... No lo entiendo, si eso es algo que pasa todos los días... ¿Cómo puede ser que no hayan tratado a nadie con esto? – Bromeó Sebastian.

– Veo que estás de buen humor... – Comentó Kurt.

– No es consciente de que ha estado a punto de morir. – Protestó Elliot.

– Esperemos que todo esté bien y tu salud no se vea afectada. – Añadió el ojimiel.

En ese momento entraron Holly y Sue. Ambas preguntaron por la salud del joven que hizo el mismo comentario que les había dicho a sus amigos.

– Creo que merecéis una explicación de lo que ha pasado con vosotros. La policía nos ha dejado investigar con ellos el refugio de “la organización”. Hemos descubierto que sois su experimento. Tenéis una conexión que a nadie se le había ocurrido. Vuestras madres acudieron al mismo ginecólogo. A través de las pruebas que les hacían a las mujeres, introducían una sustancia química que ahora todos tenéis en vuestra sangre y es la que produce vuestro poder. Os habéis adaptado a ella hasta tal punto que vuestro cuerpo la produce por sí mismo. Las pastillas que os daban cuando os secuestraban o la inyección que os ponían era otro producto artificial que reaccionaba con esa sustancia, y que producía que ya no tuvierais poder hasta que vuestro cuerpo volvía a producirlo. Lo siento, pero no es reversible, tenéis que aprender a vivir con ello. – Sylvester habló.

– ¿Y qué pasará más adelante? ¿Habrá más niños con poderes? – Quiso saber Blaine.

– Han estado inyectando esa sustancia hasta ahora, por lo que hay niños con poderes que no han nacido todavía. Hemos avisado a todas las mujeres que han estado con ese ginecólogo. Tienen que saber que sus hijos pueden tener poderes. Además de que queremos hacer una asociación para ayudar a esos niños y a sus familias. No queremos que se repita el caso de Blaine. – Explicó Holliday.

– ¿Qué queréis decir con eso? – Se extrañó el castaño ojiazul.

– Que no quieren que pasen dos años hasta que un niño pueda controlar su poder, con el riesgo que eso conlleva para él y para su familia. – Añadió Anderson.

– ¿Qué pasará cuando nosotros tengamos hijos? – Preguntó Sebastian.

– No lo sabemos. Pueden ser muchos casos. Que no lo hereden, que sólo hereden uno, que lo hagan de los dos... No se sabrá hasta que alguno de vosotros tenga hijos. Los mayores tienen dieciocho años, por lo que creo que tendremos que esperar un poco todavía... En ningún caso se nos ha pasado por la cabeza el investigar... No sois cobayas humanas... ¿Vosotros no dejaréis embarazada a ninguna niña, verdad? – Dijo la rubia de pelo largo. Todos rieron por la broma. Ahora ya no tenían ningún tipo de preocupación. No les iba a pasar nada. Los secuestradores estaban en la cárcel y con todos los cargos que tenían, lo más probable era que pasaran muchos años allí. Todos los niños habían vuelto con sus familias y se recuperarían. Blaine y Kurt podían vivir su amor sin miedos. Smythe ya podía confiar en Gilbert y ambos podían por fin tener una relación. El castaño además podía retomar sus sueños de estudiar derecho en Columbia para ser juez. Estaban preparados para lo que les vendría porque estaban seguros que lo peor ya había pasado. No tenían que ocultarse más, no había motivos para temer. Ni por ellos ni por sus seres queridos. Les hubiera gustado que Santana y Mr Schue hubieran podido pasar con ellos esos momentos, pero lo mejor que podían hacer por ellos era seguir con sus vidas y demostrarles que su sacrificio no fue en vano. Siempre estarían en sus corazones, pero ellos se esforzarían para que se sintieran orgullosos.

Niños Con Poderes (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora