EPÍLOGO

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EPÍLOGO

Blaine y Kurt estaban en la cocina preparando la cena. El más alto sacaba el asado del horno y lo cubría para conservar el calor mientras el otro preparaba la ensalada cuando notaron que la luz comenzaba a parpadear.

– Blaine, hacía mucho que no perdías el control. ¿Por qué ahora? Sólo es una cena con Elliot, Sebastian, Rachel, Finn, Cooper y Rose. – Se extrañó el castaño.

– Juraría que yo no soy... – Murmuró el moreno. En ese momento se escuchó un grito agudo. La pareja se miró a los ojos un segundo antes de subir corriendo las escaleras. Entraron en una habitación donde había dos niños. El mayor, Darren, de nueve años era una copia exacta de Blaine, salvo por el color de ojos, que era verde. La niña, Christina, de cinco años, era rubia de ojos azules. Se parecía mucho a Kurt, pero había sacado algún rasgo de su madre biológica.

– ¿Qué ha pasado? – Preguntó el ojiazul cogiendo en brazos a su hija menor.

– Estábamos jugando con Simba y al tocarlo se murió. – Dijo el chico mientras sostenía a su cobaya muerta. Hummel miró a su marido. Estaban preocupados... Los padres tuvieron “la charla” con los pequeños que tanto habían temido. Cuando decidieron ser padres sabían que los hijos heredaban los poderes. Como todos los bebés nacidos hasta ese momento eran hijos de una persona con poderes y otra que no, los niños heredaban el mismo poder que su progenitor. Cuando se enteraron, Blaine no quería ser el padre biológico de ninguno de sus hijos. Prefería que fuera Kurt. Tener pequeños que podían desaparecer no era algo tan malo como tener niños que pudieran electrocutar. Sin embargo, Hummel no aceptó eso. Una noche, diez meses antes del nacimiento de su primer hijo, Brittany y Quinn pasaron un fin de semana en Nueva York con ellos...

Flashback

Chicos... ¿Habéis pensado en tener pequeños unicornios? – Preguntó Pierce.

Britt... ¿Sabes que Kurt y yo no...? – El moreno comenzó a decir, pero no sabía como terminar la pregunta.

Claro que lo sé... Pero podéis buscar otras alternativas... La adopción, una madre sustituta...

Blaine no quiere. – Dijo molesto el castaño.

Yo sí quiero pero te opones a la adopción y a ser tú el donante de semen... – Protestó el ojimiel.

¿Qué tiene de malo que tengamos un mini Blaine? – Quiso saber el mayor.

Kurt... Tú mejor que nadie sabe lo mal que lo pasé en mi adolescencia... – Dijo el más bajo.

¿Qué pasa si los dos padres tienen poderes? – Cuestionó la ojiazul.

Britt... Aunque nosotros seamos los padres... – Comenzó Anderson, pero fue interrumpido.

Lo sé, Blaine... Crecí, aprendí, dejé de ser tan ingenua... – Se molestó la ex Cheerio.

No se ha dado el caso todavía. Lea todavía es muy pequeña. – Intervino dulcemente el joven más alto.

¿Os atrevéis a intentarlo? – Propuso Fabrey entrando en la conversación de sus amigos.

¿Nos estás proponiendo...?

Fin del Flashback

Un mes después la ex capitana de las Cheerios se sometió al tratamiento y quedó embarazada de un bebé de Blaine. Siempre esperaron que tuviera el poder de la rubia. Sin embargo, acababan de comprobar que no era así. La cara del ojimiel era el reflejo de sus sentimientos. Creía que había arruinado la vida de su pequeño y su marido lo notó. Kurt sacó unos guantes de un cajón y se los ofreció a su hijo.

– Sé que todo es muy confuso, pero piensa que tu padre pasó por lo mismo. Lo controlarás, todos te vamos a ayudar. Mientras tendrás que tomar unas precauciones. – Dijo el castaño. El ojimiel salió de la habitación. Su esposo le siguió. Lo encontró en el dormitorio principal.

– Sé lo que piensas, no es tu culpa. – Susurró el ojiazul.

– Sabes que sí... Si no hubiéramos aceptado la propuesta de Quinn...

– No tendríamos un hijo tan maravilloso... Blaine. – El castaño se acercó al menor y sujetaba su cara para que lo mirara directamente a los ojos. Sus miradas se cruzaron produciendo que todos los sentimientos salieran. El más bajo rompió a llorar. – Escuchame. – Siguió el más alto. – Va a controlarlo pronto. Tú puedes ayudarlo. Hasta entonces, Elliot y su hija pueden tocarlo y ayudarlo... Todo saldrá bien. – Seguía acariciando a su pareja. Por mucho que hubiera pasado el tiempo, la necesidad de sentirse y tocarse seguía presente. El contacto de sus pieles era algo que siempre buscaban, aunque sólo fuese cogerse de las manos. Ellos sabían lo que era no poder amarse y decidieron no volver a hacerlo nunca. Por muchos problemas que tuvieron, nunca dejaron de tocarse.

En ese momento sonó el timbre. Kurt salió después de pedirle a su marido que se tranquilizara y se reuniera con él en el comedor. El castaño abrió la puerta y se encontró a los Hudson-Berry con su hija Lea, de once años, bueno, mejor dicho había dos niñas exactamente iguales ya que todavía no controlaba muy bien el poder que había heredado de su madre. Justo cuando iba a cerrar lo paró Cooper que entró con su esposa que estaba embarazada seguidos por Sebastian, Elliot y la pequeña Sophie, de seis años.

– ¿Dónde están mi hermano y mis sobrinos? – Preguntó el mayor.

– Enseguida bajan. Blaine está un poco afectado. Darren a electrocutado a su cobaya. – Informó el anfitrión.

– Parece que el pequeño finalmente heredó el poder del padre. – Comentó Smythe.

– Y el de la madre. – Exclamó Rachel.

– ¿Qué? – Todos preguntaron.

– Lea tiene super fuerza también... Lo hemos descubierto esta mañana cuando se le ha metido un juguete bajo el sofá y lo ha levantado sin esfuerzo para cogerlo. – Dijo Finn.

– Creo que a Blaine le va a dar algo cuando se entere... – Susurró Hummel y todos rieron.

– Un momento... – Exclamó Gilbert. – ¿Uno de vuestros hijos va a ser un niño eléctrico con super velocidad y la otra será una niña invisible capaz de modificar la visión de los demás?

– Eso parece... – Dijo Kurt con una sonrisa. Por muchos poderes que tuvieran, eran sus pequeños y no los cambiaría por nada.

Niños Con Poderes (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora