Niños Con Poderes (Klaine boyxboy)

CAPÍTULO 1: BLAINE ANDERSON

CAPÍTULO 1: BLAINE ANDERSON

La mañana del primer día de clases del curso, Blaine se encontraba en el baño de su habitación dándose una ducha que pretendía ser relajante. La luz del baño parpadeaba, pero parecía que eso no extrañaba al moreno. Salió de la ducha y mientras se peinaba se apagó la bombilla. Sin decir palabra volvió a su habitación, sacó una bombilla de la mesilla y procedió a remplazar la fundida. Minutos después bajaba a la cocina a desayunar. Llevaba unos pantalones vaqueros no muy ajustados, una camisa de cuadros blancos y azules, un chaleco de punto rojo, una pajarita azul oscura y unos guantes del mismo color. Su pelo estaba totalmente cubierto por gomina para dominar sus rizos.

Su padre estaba leyendo el periódico mientras su madre preparaba tortitas. Aun no se había sentado cuando su hermano entró. Cooper era dos años mayor que el ojimiel y ese sería su último curso antes de ir a la universidad.

– Papá, hay que comprar más bombillas, se fundió otra vez la del baño. – Dijo el moreno.

– Blaine, ¿Cuándo aprenderás a controlar tu poder? – Preguntó el señor Anderson y siguió hablando sin esperar respuesta. – No hago más que trabajar para poder pagar las facturas del médico y todo lo que rompes en esta casa...

En ese momento, la luz de la cocina comenzó a fallar, mientras se escuchaba como el horno se encendía y la radio que estaba en la cocina dejaba de sonar.

– Genial, papá. Ya has puesto nervioso al enano. Con suerte podré arrancar el coche para ir al McKinley... Quizá sea mejor que no lo lleve... – Protestó Cooper.

– Deberías aprender de tu hermano. Él enseguida dominó su poder y puede utilizarlo cuando quiera y no se descontrola. – La mujer dijo a su hijo menor suavemente mientras el mayor acercaba a la mesa la jarra de zumo recién exprimido. La peculiaridad es que el ojiazul lo hacía con la mente en vez de con la mano. Parecía querer confirmar la teoría de su madre con ese gesto.

– Se me ha quitado el hambre. – Dijo el más bajo mientras se levantaba, cogía su mochila y salía de casa dispuesto a caminar hacia el instituto.

Durante el camino no paró de pensar en lo asquerosa que era su vida. Hace dos años descubrió que era uno de esos niños que habían desarrollado poderes en Lima. Nadie sabía de dónde habían salido los poderes pero podían ser una bendición o una condena, dependiendo del poder y cómo lo sobrellevara el niño. Aun recordaba cómo habían descubierto el poder de su hermano.

Flashback

Cooper y Blaine estaban jugando con las réplicas en miniatura de unos superhéroes. Tenían 4 y 6 años respectivamente. El mayor no hacía otra cosa que meterse con su hermano, hasta que éste se cansó y le lanzó uno de los muñecos. El ojiazul consiguió pararlo al vuelo sin necesidad de tocarlo. La figura de acción se quedó flotando en el aire.

Fin del Flashback

Blaine pensaba que ese poder molaba y que su hermano era capaz de controlarlo sin problemas. Sin embargo, su historia era completamente distinta a la suya. Por eso habían abandonado la seguridad de Dalton y se transfirieron al McKinley, porque sus padres habían gastado mucho dinero para una cura para él y por los gastos médicos de Coop.

Flashback

Los dos hermanos estaban discutiendo como siempre. Realmente el tema de la discusión no era importante. En un momento, el menor tocó a su hermano provocándole una descarga que hizo que fuera llevado al hospital. Estuvo en coma, muy grave. Afortunadamente todo quedó en un susto y Cooper pudo recuperarse.

Fin del Flashback

Ese era el peor recuerdo que tenía de su vida. No se quería ni imaginar lo que hubiera pasado si su hermano hubiera muerto por culpa de esa descarga. Desde ese día lleva guantes, evita las mangas cortas todo lo posible y aprovecha el invierno para llevar gorros de lana que cubran su pelo. No ha vuelto a tocar a nadie, lo que hace que se sienta aun más distanciado de las personas. Entre que no puede tocar a nadie, su homosexualidad, su forma de vestir y su timidez era el blanco de todas las burlas allá donde iba y se quedaba aislado de todo y todos. Nada le hacía pensar que el McKinley sería diferente...