Lunes por la tarde en clases-Buscaba unos libros en su casillero rápidamente, pues se le había hecho tarde. De pronto siento unas manos desplazarse por mi cintura y unos labios hambrientos besar mi cuello… Sé que es él, pues reconocería su tacto así diez hombres me estén tocando y acariciando, yo sabría cuál caricia fuese la suya. Echo mi cabeza para atrás en respuesta, tengo mis ojos cerrados y disfruto de sus manos que viajan a debajo de mi falta hasta mi intimidad. Me estremezco ante el contacto de sus dedos en mi sexo húmedo, gimo en respuesta, pero tengo que recobrar cordura, y pensar malhumoradamente que estamos en los pasillos del colegio.– Liam… aquí no… alguien podría vernos. –Mi voz es pesada, lo quiero en mí, ahora.–Vamos a otro lugar… me debes la de ésta mañana, y no me voy a quedar con esa. –Su voz era ronca, sexy, y ronca. – Ven vamos…Saca su mano de mi sexo, toma mi mano y me encamina a los mismos salones que ya tienen nuestros nombres. El último pasillo, en el último salón, ahí era. Abrió la puerta y la cerró con seguro, aún de su mano me sentó en ese mismo escritorio del cual nunca me olvidaré. Iniciamos con esos besos desgarra vida que sólo él y yo sabíamos darnos, y con sus manos, ¡oh Dios sus manos! Comenzó a sacarme la camiseta del uniforme, y tal y cómo él me lo pidió, yo andaba sin ropa interior. Miró mi pecho, detallándolos, a él siempre le encantaba hacer eso.– Perfectos… tal cual los dejé.Dijo y entonces su boca ya los estaba besando y mordiendo con pasión, con desenfreno, con lujuria, con toda esa atención que sólo él sabría darles. Rozaba sus dientes con mis pezones, haciéndome gemir su nombre con susurros. Sus manos disfrutaban de ellos, como si nunca lo hubiesen hecho, como si fuese la primera vez, como si no hubiese otra vez. Yo estaba por correrme ahí mismo, con sólo jugar con mis senos, mi intimidad húmeda palpitaba por tener lo que tan feliz nos hace. Sentía cómo mis fluidos resbalan con la madera del escritorio, yo de verdad estaba por llegar. Gemía, halaba su cabellera castaña, lo hundía más a mi pecho, él sabe lo que me hace, él sabe que estoy al borde, y para torturarme aún más, mete una mano debajo de mi falda directo a mi sexo sin cubrir e introduce dos dedos con rapidez.–Diablos… –Me quejo ante su audacia.Los saca y los vuelve a introducir con jodida lentitud, sólo para que yo no llegue a mi desenlace feliz. Gimo pidiendo por más, pero él no me quiere complacer, sólo quiere hacerme sufrir. Las saca despacio, los introduce igual, apasiona mis senos, los lame sin igual. ¿Será que esto es una venganza por pelearme con Katherine? Pues si es así, ¡Me arrepiento!–Liam, por favor… –Yo casi quiero llorar, el placer doloroso de mi cuerpo por estar a la orilla del cielo, es insoportable, no siento mis piernas. – ¿Esto es una especie de castigo? –Lloriqueo.– ¿Qué tú crees? –Responde en pecho sin dejar de lamerlos.– Por favor… –Jadeo– por favor…– Tú sabes lo que tienes que hacer… –Deja mi pecho sólo para mirarme, pero sus malditos dedos no dejan de salir y entrar de mí lentamente.– No… no por favor.– Pídemelo, o sino no habrá final feliz para ti. –Maldita mierda. Echo mis brazos para atrás y me apoyo del escritorio, abro aún más mis piernas.– Liam… –Suplico.– Pídemelo. –Su voz sigue siendo ronca, pero su firmeza sigue ahí.– Fóllame Liam, fóllame sólo cómo tú sabes hacerlo, fóllame cómo nunca nadie podrá. –Mi voz es casi audible, pero él sonríe satisfecho. Cómo ama que yo le pida eso.– Siempre para servirte princesa.Saca sus dedos con rapidez e inmediatamente son sustituidos por un miembro largo y perfecto a mi cavidad. Tumbé mi espalda sobre el escritorio, por fin obtendré lo que anhelo. Él entró con fuerza, lo cual hizo mi grito escucharse en todo el salón, me da muy igual, éstas paredes son térmicas, ningún ruido entra, ningún ruido sale. Golpea contra mí fuertemente, Dios… Comienza con su ataque de penetraciones y coloca los dos dedos que tenía dentro de mí, en mi boca, saboreo mis propios fluidos, no sé si es la costumbre de que haga eso, o es que de verdad no les veo ningún puto sabor, pero claro, para Liam es el mejor sabor del mundo. Penetra fuerte contra mí de nuevo, en reacción chupo sus dedos. Vuelve a hundirse en mí, y ésta vez los muerdo, lo hace una vez más, y entonces yo junto con él, encontramos nuestro preciado viaje al clímax. Se queda hundido en mí descargando hasta su última gota de delicioso semen, y yo siento cómo un gran peso se desvanece de mí, y una placentera fuerza lujuriosa inunda mi ser. Él se sale de mí, y siento un vacío en mí ser…–Nunca me voy a cansar de ti…