Ya que no quieres hablar, no me dejas más opciones.
Lo siguiente que ahora estoy escuchando es una cremallera bajarse… oh mierda… yo lo sabía, él hará lo que odio que haga… me follará sólo para su placer. Siento como si quitara sus pantalones con ira, o no sé, creo que son ideas. Siento sus manos apoyarse de mis rodillas y apretarlas.
– ¿Sabes Stef? Así no fue la última vez como dejé tu pecho. –Su voz es entre dientes y sé a lo que se refiere.
– Lo siento. –Digo en una voz de niña regañada. Él aprieta aún más mis rodillas.
– Tú me lo prometiste… –Su voz, oh Dios su voz, rompen mi alma y ya no me importa lo que haga conmigo.
Él está herido, y yo soy la culpable. Sin necesidad de si quiera empezar con el castigo, ya me eh ido al infierno, pero no de su mano, si no por cuenta propia. Siento una gota caer a mi pecho y unos suspiros que no querían ser audibles. Y él está llorando… Liam, mi Liam llorando. Quiero romper en llanto junto a su lado, pero no sé si eso lo haga enfurecer más. Sus manos se apartan de mis rodillas y no siento su calor en frente de mí… ¿a dónde se ha ido?
– ¿Liam? –Pregunto y no tengo respuesta– ¡¿Liam?!
Me quito la venda de los ojos y él no está. Me levanto del sofá con incomodidad puesto a que tengo mis manos atadas a mi espalda y corro a la cocina. Nada. Subo las escaleras y llego a la puerta de su cuarto y me detengo. Está entre abierta. Asomo mi cabeza y todo está oscuro. Pero él de igual forma no está aquí. Lo busco en todos lados, ¿a dónde mierda se fue? Bajo de nuevo al living, todo está como estaba. Entonces voy al patio, aún sigo desnuda y atada pero me vale huevos. Él está acostado mirando el cielo. La puerta está abierta y doy gracias al cielo, pues no sé cómo la abriría.
– Liam… –Le hablo mientras me acerco pero él no responde.
Diablos, está desnudo a la luz de la luna lo hace un Dios o qué sé yo. Él no voltea, sólo mira el cielo. Yo me siento a su lado lentamente y veo en sus ojos que estaba llorando. Siento cómo la culpa me carcome. Miro al cielo igual y sin quererlo una lágrima escapa igual de mis ojos.
– Perdóname. –Digo con la voz quebrada y él voltea hacia mí, su rostro preocupado pero intentando parecer indiferente– sé que lo que hice está mal, pero la venganza ganó en mi contra…
– ¿Venganza? –Él me arquea una ceja. Yo tomo aire.
– Sí… ¿o crees que tú y tus zorritas culeras no me han atormentado por mucho tiempo? –Mi voz se vuelve fuerte ante el recuerdo.
– Yo nun…
– Cállate, –Lo interrumpo antes de que diga algo que me duela– sé que nunca me prometiste nada… pero tu ego y machismo nunca te dejarán ver lo que me haces, nunca te dejarán ver lo que haces… –trago saliva en medio de lágrimas– nunca verás lo imbécil en lo que te has convertido.
Él me mira atento, simplemente no dice nada.
– Una sola vez en todo éste año que eh hecho tal cosa… y tú lo ves como si fuese un pecado que merezca muerte…
– ¡Para mí sí lo es! –él me interrumpe– a mí sí me quema en el alma que ese pendejo te haya hecho sentir placer en el baño… placer que solo puedo hacerte sentir yo…
– ¡¿pero qué te duele más?! –lo encaro enojada– ¿qué te duele más? –mi voz quebrada pero firme– ¿Qué haya sido con él? O ¿Qué haya sido yo?
Liam solo me queda mirando… creo que no sabe qué decir, pero esto tenía que hablarse desde hace ya mucho tiempo.
– No lo sé. –Saborea las palabras, como si no supiera qué decisión tomar.
– Pues es hora de que vayas afrontando la realidad Smith… ya es hora.
Me levanto del césped y camino hacia adentro… mierda, aún sigo atada.
Camino hacia el living y siento las manos de Liam detenerme y darme vuelta.
– ¿qué es realidad para ti? –Sus ojos siguen llorosos. Pero no seré idiota como lo eh sido tantos años. NO.
Antes de si quiera contestar, un auto se estaciona en frente de la casa y las luces traspasan la ventana.
– Nuestros padres…